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«Jacobo Florentín, Francisco Florentín y Jerónimo Quijano» artistas destacados del siglo XVI y que desempeñaron una gran actuación en Villena


Detalle de tres grandes personajes, que influyeron notablemente en Villena durante el siglo XVI.


Jacobo Florentín

         Jacopo Lazzaro Toni, llamado en España Jacobo Florentino o Florentín, el “Indaco”, nació en Florencia en 1476 y falleció en Villena en 1526. Lleva el remoquete de “Indaco Vecchio”, para distinguirlo de su hermano menor Francisco -que no tiene nada que ver con el Francisco Florentín que llegó a España y comenzó la torre de la catedral de Murcia, que seguiría Jacobo-.

Jacobo casó en España con Juana de Velasco, hija del entallador de Jaén, Juan López de Velasco; autor, con el alemán Gutierre Gierero, de la sillería de la catedral de Jaén.

Fue pintor y escultor renacentista italiano, así como discípulo del gran artista Miguel Ángel.

Jacobo y Pedro Machuca -pintor renacentista español que nació en Toledo en 1490, pero que se formó en Italia con Miguel Ángel, donde conoció a Jacobo-,  vinieron a España, atraídos por el esplendor de la corte de Carlos V.  Jacobo vino como pintor y enseguida se destacó como un valiente estatuario.

 En 1520 contrataron en Granada la realización de un retablo para la Capilla Real. Ambos tenían prestigio de fresquistas, que se lo habían ganado en Italia en el taller de Miguel Ángel.

Aunque el proyecto de la Capilla Real se redujo notablemente por las penurias económicas del momento, ambos trabajaron allí y Jacobo realizó dos bellas pinturas que representan la venida del Espíritu Santo y la Santa Cena, así como el retablo.

Tras estos trabajos se le abrieron algunas puertas importantes, todo ello unido a que era un hombre muy abierto al nuevo orden renacentista, adaptándose perfectamente a las nuevas corrientes artísticas del Renacimiento. Se convirtió en arquitecto, sin serlo; y acabó creando escuela e influyendo notablemente en la arquitectura renaciente andaluza.

Jacobo se colocó en dos puntos estratégicos: Murcia y Granada. Desde uno de ellos su radio alcanza a todo el Levante meridional y desde el otro, gracias al formidable empuje de Diego de Siloe, a Andalucía.

Hay constancia de que en el año 1522, tras el fallecimiento de Francisco Florentín, Jacobo pasó a ser maestro de la torre  y hasta 1526, se registran pagos por tal concepto. En la Catedral de Murcia, Jacobo elevó el primer cuerpo de la torre y en 1525 inició las obras del segundo cuerpo. Este trabajo lo simultaneó con la  realización de  las dos  portadas de la Sacristía, en las que destacan los adornos de los capiteles: carátulas y cabezas de mujer, así como tres hornacinas con figuras de la fe, esperanza y caridad.

 

En la década de 1520 comenzó la construcción de la sacristía de Santiago, situada a los pies de la torre. Tradicionalmente se ha atribuido esta obra a Jacobo Florentino. Se sabe que fue él quien realizó la bellísima pila bautismal. Se le atribuye también la elegante portada de la sacristía, así como la decoración de dos ventanas del Palacio Municipal, que dan a la placeta de Santiago. Al fallecer en 1526, le sucedió en la obra de Santiago su discípulo, Jerónimo Quijano”.


                (Manuel de Assas, “Iglesia Arciprestal de Santiago en                                                                         Villena” – Monumentos Arquitectónicos de España, Madrid 1878)

             Francisco Florentín

         Arquitecto italiano, llegó a España a principios del siglo XVI. Su labor está documentada en la catedral de Murcia. Era cantero y escultor de mármol.

Su obra, derivada del arte florentino de fines del siglo XV, supuso la introducción de formas renacentistas en España.

Aunque realizó importantes trabajos en la Capilla Real de Granada, donde emprendió obras de más trascendencia. Fue en Murcia, ciudad que, debido a su magisterio y sobre todo al de su sucesor Jacobo Florentín, el Indaco, se convirtió en un gran centro de difusión del arte moderno.

Francisco se incorporó a la catedral de Murcia, como maestro mayor en 1519, comenzando la construcción de la torre el 7 de julio de 1519. Cobró salario como maestro de la torre hasta 1522, fecha en que falleció. En tan corto periodo de tiempo, Francisco no haría más que sacarla de los cimientos y preparar el camino a su sucesor, Jacobo Florentino.

Posiblemente intervino en la portada de la catedral llamada de las Cadenas, que se labró entre 1512 y 1515.

    Jerónimo Quijano

         Nació, probablemente, en la última década del siglo XV y falleció en 1563. Coetáneo de los grandes arquitectos españoles: Siloe, Machuca y Berruguete. Compartió con todos ellos la innovación y creatividad. Probablemente era de Santander, de  ahí su apodo de “El Montañés”.  Fue arquitecto y escultor, se formó en Burgos y comenzó su trabajo en el coro de la Catedral de Jaén (entre  1524 y 1526), donde colaboró con Juan López de Velasco -suegro de Jacobo Florentín- y Gutiérrez Gierero.

Fue el primer artista local que encarnó el nuevo estilo arquitectónico y continuó las enseñanzas de Jacobo el “Indaco”, a quien conoció en Granada, puesto que allí se congregaron gran cantidad de artistas de la época. Ambos viajaron a Murcia, en donde Jacobo Florentino tuvo la ocasión de hacer partícipe a Quijano de sus distintos trabajos.

 

“Es el buen maestre Jerónimo, escultor excelente y arquitecto que fue maestro de la obra de la torre de Murcia y del Obispado de Murcia y Cartagena, persona entendida en buenas letras”. Son estas las últimas palabras del licenciado Lázaro de Velasco en el prólogo de su traducción del Vitrubio.

 

El maestre Jerónimo Quijano, además de un excelente escultor (más que entallador) fue una persona ilustrada, entendida en buenas letras. De hecho su firma se conserva en Toledo, en la tasación que hizo el 7 de abril de 1548 del grupo de la Transfiguración, de Berruguete, en el trascoro de aquella catedral.

Como escultor se le atribuyen varias obras, entre ellas las realizadas en la iglesia de Santiago Apóstol de Villena, como son: el retablo de la Virgen de la Esperanza, la puerta de la sacristía y  las ventanas de la sacristía (que dan a la calle Ramón y Cajal). Hay que tener en cuenta que Quijano continuó en Santiago la labor iniciada por Jacobo Florentino, por lo que no es posible cuantificar hasta donde hizo Jacobo y hasta donde Jerónimo.

Mientras no aparezcan documentos que acrediten con rigor lo que hizo cada uno, lo mejor es que formen parte del equipo que participó en las distintas actuaciones realizadas en el templo de Santiago de Villena.

Continuó los trabajos de la construcción de la torre de la catedral de Murcia en 1526, en calidad de maestro mayor y en la propia catedral se le atribuyen varias obras, entre ellas la capilla de la Encarnación y la de la Transfiguración del Señor. Su evolución se producirá desde un dominio en escultura hasta un excelente control de la arquitectura renacentista romana, que en España la materializará con una gran belleza en los acabados.

 

No existen fronteras artísticas entre el reino de Murcia y la vecina provincia de Alicante y la vecina provincia de Alicante, por lo que agrupamos esta región del Levante-Sur en una misma entidad artística.

Historia Universal del Arte Hispánico, por Fernando Chueca Goitia. Volumen Undécimo.

 

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