Algo sobre la historia de Villena
Con motivo de las fiestas me propuse publicar algunos apuntes sobre la historia de Villena; por más que busqué solo he logrado escaso número de notas, lo que hizo vacilar mi propósito del que desistí completamente al ver en El Jueves el hermoso artículo de don Salvador Avellán que ha conseguido reunir muchos datos, comentándolos con suma erudición. Si escribo este artículo es, primero, para hacer una ligera observación al señor Avellán con objeto de que prosiga sus estudios y esclarezca un punto que no creo suficientemente probado; y segundo, teniendo en cuenta que la historia proporciona útiles enseñanzas, deducir la que de algunos hechos pasados referentes a Villena, pueden sacarse para en lo sucesivo.
Entrando en el primer punto, desde luego distintas referencias
afirman que Villena es la antigua Túrbula; lo que no resulta tan claro, es que
fuese el poblado que Aníbal tomó como pretexto para sitiar a Sagunto; pues
Titolivio dice que tales pueblos fueron los Turdetanos, los cuales, afirma
Estrabón, los constituían doscientas ciudades y villas; Plinio sólo les asigna
ciento cincuenta y Ptolomeo los divide en Turdetanos, Túrdulos, Vastellos,
Melesios y otros, asignando a los Turdetanos cuarenta ciudades mediterráneas.
Una dificultad existía para que los pueblos que se quejaban
de Sagunto fuesen los Turdetanos, y era que estaban a gran distancia de aquel
pueblo, y en sus quejas a Aníbal, decían ser molestados por sus confinantes los
saguntinos. El Padre Mariana la salva suponiendo que los Turdetanos a instancias
de los cartaginenses habían edificado en la frontera de Sagunto, una ciudad que
llamaron Tardeta o Tarta, tal suposición en algunos escritos de Larisio; de ser
cierta, tal ciudad sería la moderna Teruel, según Juliano Pomerio.
Quien afirmó que los pueblos que se quejaron a Aníbal fueron
los Turboetanos, fue Apiano Alejandrino, y aunque algunos suponen que quiso
escribir Lobetanos, Escolano, fundándose en datos de Ptolomeo, cree exacta la
palabra y coloca a Túrbula al lado de Murviedro, y con solo un monte de por
medio, creyendo que estaba situado el pueblo en la serranía de Teruel.
Lafuente, también opina que fueron los Turboletanos, pero
llama así a os habitantes de Turba, no de Túrbula.
De tan diversas opiniones nacen mis dudas y confió en que el
señor Avellán continuará con sus eruditos estudios con objeto de esclarecer
punto tan importante.
Y concluido mi primer objeto entro en el segundo, o sea en la
deducción de consecuencias.
Confieso que extrañé el nombre de Túrbula “pequeño alboroto o
turbulencias” y quise encontrar su etimología; al cabo de revolver millares de
pergaminos hállela en unas Crónicas de Quinto Sempronio, que la explica
diciendo que al venir los Romanos (no los de las fiestas) y apoderarse de
varias ciudades, lo hicieron del actual Villena, y entre los que destinaron a
vivir en ella existía un mago, gran adivino, llamado Fabalor Pellax, que fue
quien impuso el nombre de Túrbula, extrañándose sus compañeros, dijo con acento
profético: “cierto es que hoy no existen turbulencia alguna, pero por mis lares
os juro que pasados cientos de años ocurrirán grandes turbulencias en este
pueblo, a causa de que vendrá un Che
que contra voluntad de todos, querrá proclamarse Cónsul, o Emperador”.
¿Habrá quien después de leer esto dude del poder la magia?
Pasando al estudio de las notas que he tomado, veo que
“originadas cuestiones sobre los límites de Castilla, Aragón y Valencia, se
decidió la resolviesen, don Dionisio, rey de Portugal y el infante don Juan,
los cuales en escritura de ocho de agosto de 1304, decidieron que Villena y
otras ciudades pasasen al rey de Aragón, para
siempre así como cosa suya propia con pleno derecho el señorío, en cuanto
leí lo anterior exclamé: -Eureka, ya me explico en qué quiere fundar el Che su pretendido caciquismo-.Sin duda
se considera descendiente de los reyes de Aragón, y así toma a Villena como
cosas propia considerándose con pleno
derecho el señorío para hacer su santa voluntad; gran servicio le hago
publicando este fundamento porque hasta ahora, nadie le conocía ninguno.
A pesar de lo anteriormente copiado, Villena estaba más por
Castilla, pues posteriormente en la guerra entre castellanos y valencianos, veo
en otra nota que los castellanos pusieron sitio a la villa de Caudete por el
mes de septiembre de 1429, antes de que pudiesen ponerla en estado de defensa
por los valencianos, estos trataron de enviar algunos cañones a aquella plaza,
pero fueron cogidos por los castellanos.
Tome el Che buena
nota de lo anterior y piense –que se Villena era entonces contraria a los
valencianos, más contraria es hoy a él, con lo que le da su verdadero parecido.
Por último, veo en otra nota que en la guerra de la
Independencia, “el general Arispe se dirige a Villena, donde llega sin ser
visto ni oído a favor de la oscuridad de la noche; sorprendidas las tropas
españolas que allí habían al amanecer del 11 de abril de 1813, son batidos por
aquel general que las obliga a emprender la retirada, no sin dejar en su poder
500 hombres y una bandera”.
Quien ha de tomar nota de lo anterior es el pueblo de
Villena, pues por descuidarse ha dejado que el Che vaya tomándose importancia solapadamente, como si dijéramos
desde la oscuridad, y si demostramos temerle y huimos, la derrota es segura,
mientras que resistiéndole, pronto nos convenceremos de que no va ninguna
parte; pues el último villenense vale más que este forastero que, endiosado con
su fortuna, me recuerda la conocida fábula en que el protagonista toma como
para sí, las reverencias que se dirigen a su sobrepuesta.
El Dr. X.X.
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