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«Algo de historia de Villena» artículo publicado "El Activo nº 16", 10-9-1899

  Algo sobre la historia de Villena

         Con motivo de las fiestas me propuse publicar algunos apuntes sobre la historia de Villena; por más que busqué solo he logrado escaso número de notas, lo que hizo vacilar mi propósito  del que desistí completamente al ver en El Jueves el hermoso artículo de don Salvador Avellán que ha conseguido reunir muchos datos, comentándolos con suma erudición. Si escribo este artículo es, primero, para hacer una ligera observación al señor Avellán con objeto de que prosiga sus estudios y esclarezca un punto que no creo suficientemente probado; y segundo, teniendo en cuenta que la historia proporciona útiles enseñanzas, deducir  la que de algunos hechos pasados referentes a Villena, pueden sacarse para en lo sucesivo.

Entrando en el primer punto, desde luego distintas referencias afirman que Villena es la antigua Túrbula; lo que no resulta tan claro, es que fuese el poblado que Aníbal tomó como pretexto para sitiar a Sagunto; pues Titolivio dice que tales pueblos fueron los Turdetanos, los cuales, afirma Estrabón, los constituían doscientas ciudades y villas; Plinio sólo les asigna ciento cincuenta y Ptolomeo los divide en Turdetanos, Túrdulos, Vastellos, Melesios y otros, asignando a los Turdetanos cuarenta ciudades mediterráneas.

Una dificultad existía para que los pueblos que se quejaban de Sagunto fuesen los Turdetanos, y era que estaban a gran distancia de aquel pueblo, y en sus quejas a Aníbal, decían ser molestados por sus confinantes los saguntinos. El Padre Mariana la salva suponiendo que los Turdetanos a instancias de los cartaginenses habían edificado en la frontera de Sagunto, una ciudad que llamaron Tardeta o Tarta, tal suposición en algunos escritos de Larisio; de ser cierta, tal ciudad sería la moderna Teruel, según Juliano Pomerio.

Quien afirmó que los pueblos que se quejaron a Aníbal fueron los Turboetanos, fue Apiano Alejandrino, y aunque algunos suponen que quiso escribir Lobetanos, Escolano, fundándose en datos de Ptolomeo, cree exacta la palabra y coloca a Túrbula al lado de Murviedro, y con solo un monte de por medio, creyendo que estaba situado el pueblo en la serranía de Teruel.

Lafuente, también opina que fueron los Turboletanos, pero llama así a os habitantes de Turba, no de Túrbula.

De tan diversas opiniones nacen mis dudas y confió en que el señor Avellán continuará con sus eruditos estudios con objeto de esclarecer punto tan importante.

Y concluido mi primer objeto entro en el segundo, o sea en la deducción de consecuencias.

Confieso que extrañé el nombre de Túrbula “pequeño alboroto o turbulencias” y quise encontrar su etimología; al cabo de revolver millares de pergaminos hállela en unas Crónicas de Quinto Sempronio, que la explica diciendo que al venir los Romanos (no los de las fiestas) y apoderarse de varias ciudades, lo hicieron del actual Villena, y entre los que destinaron a vivir en ella existía un mago, gran adivino, llamado Fabalor Pellax, que fue quien impuso el nombre de Túrbula, extrañándose sus compañeros, dijo con acento profético: “cierto es que hoy no existen turbulencia alguna, pero por mis lares os juro que pasados cientos de años ocurrirán grandes turbulencias en este pueblo, a causa de que vendrá un Che que contra voluntad de todos, querrá proclamarse Cónsul, o Emperador”.

¿Habrá quien después de leer esto dude del poder la magia?

Pasando al estudio de las notas que he tomado, veo que “originadas cuestiones sobre los límites de Castilla, Aragón y Valencia, se decidió la resolviesen, don Dionisio, rey de Portugal y el infante don Juan, los cuales en escritura de ocho de agosto de 1304, decidieron que Villena y otras ciudades pasasen al rey de Aragón, para siempre así como cosa suya propia con pleno derecho el señorío, en cuanto leí lo anterior exclamé: -Eureka, ya me explico en qué quiere fundar el Che su pretendido caciquismo-.Sin duda se considera descendiente de los reyes de Aragón, y así toma a Villena como cosas propia considerándose con pleno derecho el señorío para hacer su santa voluntad; gran servicio le hago publicando este fundamento porque hasta ahora, nadie le conocía ninguno.

A pesar de lo anteriormente copiado, Villena estaba más por Castilla, pues posteriormente en la guerra entre castellanos y valencianos, veo en otra nota que los castellanos pusieron sitio a la villa de Caudete por el mes de septiembre de 1429, antes de que pudiesen ponerla en estado de defensa por los valencianos, estos trataron de enviar algunos cañones a aquella plaza, pero fueron cogidos por los castellanos.

Tome el Che buena nota de lo anterior y piense –que se Villena era entonces contraria a los valencianos, más contraria es hoy a él, con lo que le da su verdadero parecido.

Por último, veo en otra nota que en la guerra de la Independencia, “el general Arispe se dirige a Villena, donde llega sin ser visto ni oído a favor de la oscuridad de la noche; sorprendidas las tropas españolas que allí habían al amanecer del 11 de abril de 1813, son batidos por aquel general que las obliga a emprender la retirada, no sin dejar en su poder 500 hombres y una bandera”.

Quien ha de tomar nota de lo anterior es el pueblo de Villena, pues por descuidarse ha dejado que el Che vaya tomándose importancia solapadamente, como si dijéramos desde la oscuridad, y si demostramos temerle y huimos, la derrota es segura, mientras que resistiéndole, pronto nos convenceremos de que no va ninguna parte; pues el último villenense vale más que este forastero que, endiosado con su fortuna, me recuerda la conocida fábula en que el protagonista toma como para sí, las reverencias que se dirigen a su sobrepuesta.

El Dr. X.X.

El Activo nº 16, 10-9-1899

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