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ALGUNOS VIDEOS SOBRE TEMAS DE VILLENA
Orígenes del Instituto de Bachillerato “Hermanos Amorós” de Villena y recuerdos de su primer curso 1967-1968
Orígenes del Instituto de Bachillerato “Hermanos Amorós” de Villena
y recuerdos de su primer curso 1967-1968
El 14 de abril de 1931 se proclamó en el Estado Español la II República. Dos días antes se habían celebrado en España Elecciones Municipales y en Villena, el primer ayuntamiento republicano se formó el día 16 de abril. Estuvo compuesto por 22 concejales; 8 socialistas, 6 republicanos, 6 agrarios y 2 independientes.
Se eligió como alcalde al socialista José Cañizares Domene, persona, que entre otras cualidades destacaba por el interés en la enseñanza, de ahí que en el mes de septiembre de ese mismo año, convocara en la Casa Consistorial una reunión destinada a analizar la posible construcción de un instituto de enseñanza media en Villena.
El nuevo alcalde republicano, por medio de un besamanos, convocó a las seis de la tarde del día 19 de abril de 1931 a todas las fuerzas vivas de la población, para dar cuenta de las facilidades que el Director General de Enseñanza concedía a los pueblos que aspirasen a disponer de un establecimiento docente como el indicado.
El salón para acoger la convocatoria para tratar sobre una cuestión educativa tan importante para la ciudad, fijada para el 19 de septiembre del citado año, se llenó prontamente, demostrando el interés que Villena siente por la cultura. Después de la intervención de bastantes asistentes se acordó, a propuesta el director del colegio de segunda enseñanza de la ciudad del alcalde formar una comisión integrada por, don José Rocher, don Ángel Llácer, don Juan Iniesta y el director del colegio de segunda enseñanza de la ciudad, con la representación del Ayuntamiento para que acordasen el asunto de los locales y si convenía más solicitar el Instituto, una escuela de Artes y Oficios o un Instituto Escuela, dando cuenta las veces que crean necesaria a las fuerzas vivas, que demostraron su aceptación a tan plausible idea.2
Treinta y seis años tuvieron que pasar para que esta idea se convirtiera, primero en proyecto y luego en realidad con la inauguración del Instituto Nacional de Enseñanza Media “Hermanos Amorós”, la tarde del sábado 7 de octubre de 1967.
Los días previos al acto de inauguración se realizaron las matrículas, y los que ya habíamos comenzando los estudios de Bachillerato en cursos anteriores, tuvimos que solicitar el correspondiente traslado de expediente, del Instituto de Enseñanza Media de Alcoy “Padre Eduardo Vitoria”, al nuevo Instituto de Villena.
Las fotografías, de aquella emotiva tarde, nos dan una idea de cómo iba la construcción, únicamente estaba acabado en su totalidad el primer bloque, de ahí que durante todo el curso ocupamos dicha “ala”, con una salvedad, los aseos públicos de chicos estaban en la segunda “ala”, que era la que daba a la vía del ferrocarril y que no entraría en funcionamiento hasta el curso 1968-69.
Comencé en el segundo curso, que, al no dar para dos clases, nos concentraron a chicos y chicas en una sola, situada en el centro de la primera planta. Las clases las teníamos por la mañana, a partir de las 9 y por la tarde, a partir de las 4. El horario de clases era de lunes a sábado y librábamos dos tardes: la del miércoles y la del sábado.
Como profesores del 2º curso: en Lengua, don Francisco García; en Geografía, doña Isabel López; en Matemáticas, don Rafael Bonastre, en Dibujo, don Manuel Puig; en Idioma Moderno, que en nuestro caso era el francés, dado que fuimos el último curso del plan de Educación de 1957, don José Ginés; en Formación del Espíritu Nacional y Educación Física, don Manuel del Rey y en Religión don Jaime Brotons, párroco de la Paz. Las alumnas, en Hogar y Educación Física, tuvieron a doña Elisa Valero.
Han transcurrido cincuenta años de aquella bonita experiencia y en mi mente guardo un grato recuerdo de mis años de estancia en aquel centro, que interrumpí cuando estaba realizando el COU, en el Curso 1972-73, por haber aprobado las oposiciones de la Caja de Ahorros del Sureste de España.
Gracias a varios artículos que se publicaron en la prensa local acerca del nuevo Instituto, el primero en la revista anual Villena de 1968 y otros en la publicación cultural e informativa de la comarca editada por el M.I. Ayuntamiento de la ciudad durante los doce meses del año citado, podemos rememorar hoy diversos aspectos de aquel inolvidable curso. Entre todos quiero recordar el publicado en la revista de octubre, dedicado a su primer director, don Francisco García Martínez, cuya portada, con el título “El Instituto de Enseñanza Media y su director”, figura espléndidamente ilustrada con una caricatura que le pintó el alumno Paco Martínez Catalán y una foto del centro con una parte de la arboleda del antiguo jardín que poseía la casa del Grec, en cuyos terrenos se edificó nuestro querido Instituto.
Para ir al Instituto los alumnos de Villena teníamos varias opciones. La primera era comprar un vale con 25 viajes de autobús de línea, el cual nos dejaba en lo que ahora es la puerta del cuartel de la Guardia Civil, y el resto de trayecto era a pie. En aquel entonces, al autobús de línea se subía por la puerta trasera y enseguida te encontrabas con el cobrador, sentado en un pequeño mostrador, atravesábamos el pasillo y era costumbre saludar al chófer y a los dos compañeros procedentes del Poblado de Absorción, conocido también como el Barrio de San Francisco. Sus nombres eran José María y Carlos. La segunda, probablemente era la más sana y consistía en ir andando; para tal iniciativa, tres eran los trayectos que más se utilizaban.
El primero discurría por la calle Ancha, continuando por la Constancia y bajada por el espeso y abundante cañar que había junto a la desembocadura de la rambla el Conejo (final de la calle Pinoso). A continuación un tramo de unos cien metros, rodeado por grandes bancales de panizo, nos llevaba al final de nuestro destino.
El segundo, comenzaba en el Paseo de Chapí y de allí a tomar la calle Cristóbal Amorós, conocida también como Zarralamala, en sus dos tramos. Una vez habíamos cruzado la calle de la Virgen, tras pasar por la bodega de Candileja y cruzar la calle de San Isidro, nos encontrábamos con un impresionante descampao, que en la actualidad es la calle del Gran Capitán. A la izquierda un yesar de grandes dimensiones y a la derecha un solar despejado y espacioso donde se instalaban los circos que venían a Villena. Por consiguiente, tanto a la izquierda como a la derecha, no existía edificio alguno, salvo cochineras y corrales. Al fondo y en dirección Norte, la fábrica de calzado de Juan Rubio y a la derecha los dos edificios cuya calle central está dedicada al pintor local Luis García Ferriz. Rodeábamos la citada fábrica y enseguida nos encontrábamos con “el Tenis”, -finca propiedad de la familia Amorós-, de la que sólo quedaban los muros de color blanco. A continuación, el gran descampao que nos llevaba directamente a la puerta del Instituto. Coloquialmente lo llamábamos “el caminico del Instituto”. A la derecha del camino todavía quedaban árboles frutales, especialmente albaricoqueros, a los cuales solíamos acercarnos cuando era época de recogida, lógicamente con las precauciones correspondientes, puesto que eran propiedades privadas.
Y, por último, el tercero, que desde el paso a nivel de la carretera de Yecla nos conducía al Instituto, junto a los raíles del tren. Éste era totalmente en línea recta, camino que usábamos con bastante frecuencia, dado que aprovechábamos para recoger a un compañero que vivía en la casilla de la RENFE. Tras finalizar nuestro recorrido y dejar atrás el camino de la vía, una antigua verja con su puerta de hierro nos introducía al recinto educativo, dejando a mano derecha la casa del conserje, que también estaba en obras.
Conseguimos aprender algunos de los nombres de los trenes que circulaban a las horas que andábamos por allí, tanto en la ida como en la vuelta: el “Cartagenero”, el “Ter” y el “Pájaro Azul” -que eran los de más velocidad- y el “Ferrobús”, que era el de cercanías.
En cuanto al jardín destacar que, en los recreos, estaba destinado únicamente a las chicas. Nosotros usábamos principalmente un espacio de la parte trasera, que era donde mayormente jugábamos al fútbol. Don Manuel del Rey, profesor de Educación Física solía acudir con frecuencia y algunas veces se incorporaba a los improvisados equipos de fútbol que se organizaban. En aquel entonces, el citado profesor ostentaba el cargo de Jefe local de la O.J.E., rama juvenil de Falange Española, cuya sede social estaba en la Casa de la Cadena, situada en el número 1 de la entonces calle del Generalísimo, hoy Corredera. Don Manuel, que siempre estuvo muy en contacto con sus alumnos, puso de moda un juego, parecido al béisbol, que contaba con el aliciente de que podía haber muchos jugadores. Dicho juego contó con una gran aceptación y aunque tenía un nombre concreto, no consigo recordarlo. También quiero recordar los inicios en el juego del voleibol, de igual modo, contaba con gran número de participantes y no puedo olvidar dos de los aparatos del gimnasio, el potro y el plinto, con los que nunca me llevé bien; no obstante, el profesor valoraba más la participación y el esfuerzo, de ahí que siempre aprobara la asignatura de Educación Física con un cinco pelao.
No quiero dejarme en el tintero la asignatura de Formación del Espíritu Nacional, que con los años pasó a denominarse Formación Político Social. Me resulta muy curioso recordar ahora sus libros de texto: Vela y Ancla, de Eugenio de Bustos y Cartas a mi hijo de Gaspar Gómez de la Serna. De su lectura algo sí se me quedó: el recuerdo del disparo de una flecha por Guillermo Tell a la manzana que estaba situada en la cabeza de su hijo.
Y no quiero finalizar sin expresar un recuerdo muy emocionado para la parroquia de La Paz y especialmente a su párroco don Jaime Brotons Sevila, que era nuestro profesor de religión, aunque más bien a dicha asignatura se llamaba Historia Sagrada. La citada parroquia se encontraba, provisionalmente, en un almacén de la calle Virgen del Carmen, junto a la estación de servicio “La Morenica”, y allí, detrás de los surtidores, se colocaron unos postes y sobre ellos una campana, que avisaba de los servicios litúrgicos. El toque de la misma lo realizaban los empleados de la citada gasolinera, que contaban con su correspondiente chuleta de horarios de repique.
Las obras de la futura parroquia definitiva, situada entre las calles Quintín Esquembre y Tambor de Granaderos, ya habían comenzado y con cierta frecuencia, cuando teníamos horas de clase libres, nos íbamos con don Jaime a descargar ladrillos o a colaborar en los trabajos que nos indicara. Afortunadamente, jamás hubo accidente alguno. Justo donde se estaba construyendo la parroquia, aparecía la gran boca del túnel de la rambla el Conejo, hoy situada debajo de la calle Quintín Esquembre, y que muchas veces la recorríamos por su interior, hasta salir detrás de la calle Cañada, a las faldas de los montes de las Cruces.
Cada vez que visito dicha iglesia siento la profunda sensación de que allí hay algo que compartí con mis compañeros de curso en algunos casos, y en otros con compañeros del Instituto, puesto que también colaboraron alumnos de otras clases.
Joaquín Sánchez Huesca
ALGUNOS RECUERDOS DEL PASADO LOCAL, Capítulo VI
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Algunas noticias de Villena del año 1892. Publicadas en el semanario local "El Independiente".
El Independiente fue un semanario político-literario que se editó en Villena. La redacción estuvo en la calle Mayor nº 20 y sus ejemplares se imprimieron en la imprenta de Hijos de José Muñoz.
Fueron 26 los números editados y en este artículo ofrecemos algunos de los más significativos que se publicaron en el año 1892.
Su primer número apareció el 6 de marzo del año citado.
Los datos de esta presentación las hemos obtenido del libro: Periodismo y Sociedad Villena 1881-1999, escrito por César López, Mateo Marco y José Puche; y editado por el Instituto Juan Gil Albert, órgano de la Diputación Provincial de Alicante en el año 2007.
Guía "Levante", 1923 Noticias sobre Villena
Resulta interesante conocer datos de Villena referidos a cien años atrás, para conocer mejor como era la realidad social y económica hace un siglo.
A través de la guía que figura a continuación, tenemos una ocasión más de conocer nuestro pasado.
Guía Levante,
1923
Dicha guía es la nº III titulada Levante (provincias valencianas y murcianas) de las Guías
Regionales Calpe, realizadas por Elías Tormo y Monzó y editada en Madrid en
1923.
En sus páginas encontramos varios
apartados relacionados con Villena, los cuales vamos a ir desarrollando
seguidamente. Iniciamos el relato con tres rutas de tren relacionadas con
Villena y su entorno.
Comenzamos con la ruta 34 que iba de
La Encina (y de Madrid, Alcázar y Chinchilla) a Alicante. En su descripción
señala el kilómetro 377 (a contar desde Madrid) en La Encina, que es donde se
encuentra el empalme de las vías de Valencia y Alicante.
En el Km. 384 y a dos kilómetros de
La Encina, figura Caudete.
De Caudete, la vía, casi recta,
entra de nuevo en el término de Villena, dejando a la izquierda las
estribaciones de la sierra del Morrón y pronto al lado de la carretera general
que seguirá al lado hasta Elda y Novelda.
En el Km. 397 Villena, con una
altitud de 504 metros sobre el nivel del mar. La estación del ferrocarril de
Villena es de empalme con las vías del “Chicharra”, que van a Yecla (ruta 47) y
Jumilla y llega a Cieza en dirección Oeste, y a Agres y Muro (ruta 35, empalmes
ambos) en dirección Este.
Tras esta introducción referida a
las comunicaciones a través del ferrocarril, continuamos con una serie de datos
sobre Villena, servicios, historia, monumentos y la importancia de sus aguas,
datos que hemos considerado de interés por la fecha en que se edita esta guía y
que coincide con el año de la Coronación de la patrona de Villena.
Servicios
Como hoteles, fondas:
Hostal Continental y Hotel El Alcoyano, ambos en el paseo, a pocos pasos de la
estación.
Respecto a Correos, telégrafos y teléfono: Correo
(giro postal y caja de ahorros) en la calle de Joaquín Mª López. Telégrafo
(servicio limitado) y Teléfono urbano (en combinación con pueblos limítrofes).
Cafés, Cervecerías, Horchaterías: Horchatería de la Feria, Horchatería de Perico el
Cafetero. Bar Villenense, Bar la Oliveta. Café de la Feria y los de Centros y
Sociedades.
Banqueros: José
Hernández y Andrés Menor.
Teatros: Salón
Artístico y Teatro Chapí (en construcción), de grandes dimensiones y fachada
monumental.
Ferias y Fiestas:
Fiestas de la patrona (del 5 al 9 de septiembre), con Moros y Cristianos.
Industria: Situada
Villena entre cerros y colinas áridas, la principal producción es el vino
(exportación principalmente a Francia), fábricas de calzado, de alpargatas, de
ebanistería.
En la huerta y vega, grande la aridez del
estío.
Alrededores excursiones:
La población está situada en el centro de una comarca llana, sobre el rio
Vinalopó, que reúne aguas procedentes de la rambla del mismo nombre (falda
meridional de la sierra Mariola) y las de los términos de Bocairente, Bañeres,
Benejama, Biar, así como las de Venta de La Encina, Caudete y Villena. Muchas
aguas alumbradas riegan la huerta de Villena.
Excursiones
próximas al santuario de Ntra. Sra. de las Virtudes y a la colonia de Santa
Eulalia (fábrica de harinas y alcoholes).
Villena es, desde antiguo, cabeza de
partido, rica y señorial, de 12.600 habitantes (15.700 con el término), en
terreno fértil, abundante en aguas subterráneas.
Al salir de la estación del
ferrocarril M.Z.A. se tiene a la derecha el bello Parque de Chapí (Ruperto Chapí 1851-1909, el músico que era hijo de
Villena), y al fin y por la avenida de
Chapí y el arco de la derecha se llega a la plaza de don Joaquín María López (el orador parlamentario, también
villenense); en lo alto, la amplia calle
de San Sebastián (a la izquierda) es la carretera de Madrid, y la estrecha calle de Ramón y Cajal, a la derecha
lleva a la plaza de Santiago, con la iglesia
arciprestal y la casa del Ayuntamiento.
El ayuntamiento fue casa conventual
del templo, reconstruida (1707) por el arquitecto Cosme Carreras, pero
conservándose partes decoradas (dos ventanas), obra renaciente de Jacobo
Florentín.
Historia
Poblada en la antigüedad, fue
conquistada por don Jaime I el Conquistador que, por el Tratado de Alzmirra en
1244 la cedió a Castilla. En servicio de ésta la reconquistó de nuevo cuando el
reino moro de Murcia, del que formaba parte, se sublevó contra Alfonso X el
Sabio. Fue desde antes cabeza de un gran estado feudal dado al infante don
Manuel y que incorporó a la corona la nieta, reina de Castilla, doña Juan
Manuel. Su marido, Enrique II, la dio (1366) a los aragoneses, de la rama de Gandía,
que fueron marqueses de Villena, con el más antiguo título de marquesado (de
dicha fecha) que se diera en Castilla. El último vástago, don Enrique de
Villena o de Aragón, político inhábil, pero escritor famoso, se llamó, pero no
logró ser, marqués de Villena, habiéndose dado el Estado (que integraba media
provincia de Albacete y muchas más fortalezas y poblaciones) al favorito
Pacheco (en 1445), maestre de Santiago, en cuya descendencia, durante muchos
siglos se perpetuó el Señorío, perdiendo feudos principales. Aun los cinco
primeros directores de la Real Academia Española, en el siglo XVIII, fueron
Pachecos. Que (con ser duques de Escalona, etc.) se apellidaban, por ser más
antiguo título, siempre nombrándose “marqueses de Villena”; el primero de los cinco
había sido el fundador de la Academia. La v., no obstante, logró la autonomía
municipal realenga de los Reyes Católicos, y siguió secularmente en el reino de
Murcia, pues sólo con el régimen liberal, y en 1836 se la incorporó a la
provincia de Alicante. Sigue siendo de la diócesis de Cartagena y habló siempre
castellano, todo como Sax, que con ella integra la Murcia alicantina.
Monumentos:
templos de Santiago y Santa María y el castillo.
El templo de Santiago es una de las más interesantes construcciones
góticas de Levante, de robustísima edificación, con cablea estriados por tema
predominante. Se edificó por la gran protección del villenense don Sancho
García de Medina, bienquisto en la Roma del Renacimiento. Las portadas del
exterior tienen menos importancia que la torre y, sobre todo, que el interior
en el que dos retablos preciosos de talla, que se dirán, se han atribuido al
insigne Jacobo. Florentín, que solo
se sabe murió en Villena en 1526. Es sólo suya una pila bautismal con relieves.
La capilla mayor está cerrada por
magnífica verja de 1543, que se dice labrada en Roma (?). El titular, a
caballo, con tres moros a los pies, es obra de Tomás Llorens, en retablo barroco con otras esculturas estofadas
que serán del mismo. La capilla de Comunión, 4ª izq. Moderna, es obra del
pintor Carlos Giner, y suyo el
Sagrado Corazón de Jesús pintado en ella. 6ª capilla izqda.: Retablo muy bello
por 1540 (¿) o antes, de la Virgen de la Expectación, El Bautista y cuatro
Apóstoles y Anunciación de muy bella policromía, y atribuido sin razón a Jacobo. Florentín y habrá de Ser Jerónimo. Quijano. Sacristía: tallas del
siglo XVI y una copia del Nazareno de Piombo.
A derecha, tabla gótica de la Misa de San Gregorio y Juicio Final. En las
piezas de orfebrería hay cosas notables: cálices gótico y renaciente; portapaz
plateresco con heráldica esmaltada y punzón de Salamanca, y una bandeja y una
caldereta del S. XVI, y ambas con punzones de un Guevara de Murcia. Capilla central de la girola: retablo plateresco
de San Miguel, con escenas de su leyenda y estatuitas de bello abocetado y
policromía deficiente. 7ª capilla dcha., a la izquierda imagen del Beato Andrés Ibernón[1],
de arte de Roque López. 6ª capilla
dcha., a dcha.: retablo de talla no policromada de la segunda mitad del S. XVI
de escultor desconocido (nunca de Jacobo
Florentín ni de Quijano), de los
Santos Arcángeles. Al exterior al NE. del templo está la sala capitular, con
muy bella ventana del Renacimiento, obra típica de Jerónimo Quijano.
Siguiendo de la plaza de Santiago,
por la calle Mayor (continuación de la de Ramón y Cajal, a la parte opuesta) se
llega primero a la plaza de la Constitución (drcha.) y después a la de Santa
María.
La parroquia de Santa María es una edificación del siglo XVI, aunque con nervadura
todavía gótica; portada barroca y torre similar a la de Santiago. Retablo mayor
del S. XVII (primera mitad) con esculturas interesantes y pinturas, de las que
la Anunciación recuerda una juvenil de Rubens.
A los pies, derecha, admirable tabla de la Misa de San Gregorio y Juicio
Final, por 1450, empotrada en la grande que completa el tema de los Novísimos.
En la casa de la plaza de Canalejas,
habitada por las Hermanitas de los Pobres, detalles curiosos del comienzo del
Renacimiento.
En las Monjas Trinitarias, de Roque
López, otra Virgen.
Aunque moderno el mejor caserío, hay
todavía algunas casas nobiliarias de interés del S. XVIII. La que fue Almudín tiene dintel labrado, atribuido
al tiempo de la viudez de Fernando el
Católico (¿), más bien de 1520, del maestro anónimo de la portada de Biar (¿).
Desde las calles que desde
Santiago a Santa María vienen a parar a las recorridas se puede comenzar la
subida interesante al Castillo que no
era el único, ni acaso el principal de Villena, pues más alto y más al Este en
los mismos cerros de San Cristóbal, estaba el castillo de Salvatierra. El
subsistente, con su torre del homenaje y su doble recinto, es en lo alto y
revestimientos del S. XV, cosa de los Pachecos, grandes constructores de
castillos. Pero la parte baja y media de la gran torre tiene dos bóvedas muy
curiosas, del tipo de las hispano-árabes y es árabe todavía como el recinto.
Desde arriba, bellas vistas.
La vuelta a la estación del
ferrocarril desde Santa María puede hacerse por la plaza de la Constitución,
con la inmediata del “Mercado” o de “Castelar”, que tiene la fuente de los
Burros o de las Borbollitas, y que perdió la famosa torre del “Orejón” (un jaquemart de reloj) y por la Corredera
arbolada, a la que está próxima la plaza de Canalejas, antes del Rollo.
La vía, al salir de Villena, va casi
recta, cruza el rio Vinalopó, canalizado,
se acerca (a la izq.) a la Sierra de Peñarrubia. A la derecha, Picachos de
Cabrera y Sierra de Carboneras y se dirige al Km. 403 donde se encuentra la
Colonia de Santa Eulalia y el Km. 407 la localidad de Sax.
En la llanura de Villena y Sax se
alumbran muchas aguas freáticas y artesianas, por medio de pozos abisinios y
artesianos y aprovechándolas, y otras, se han construido recientemente
conducciones paralelamente a la vía y carretera real, que llegan a Alicante y
su huerta. De Villena y de su partida de Zaricejo,
baja el gran canal de Zaricejo,
cubierto, sin terraplenes, contorneando colinas con acueductos metálicos y de
cemento armado (1908…) para aumentar algo la escasa dotación de la huerta de
Alicante (55 Km.).