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PRESENTADO EL CALENDARIO APADIS 2025
Orígenes del Instituto de Bachillerato “Hermanos Amorós” de Villena y recuerdos de su primer curso 1967-1968
Orígenes del Instituto de Bachillerato “Hermanos Amorós” de Villena
y recuerdos de su primer curso 1967-1968
El 14 de abril de 1931 se proclamó en el Estado Español la II República. Dos días antes se habían celebrado en España Elecciones Municipales y en Villena, el primer ayuntamiento republicano se formó el día 16 de abril. Estuvo compuesto por 22 concejales; 8 socialistas, 6 republicanos, 6 agrarios y 2 independientes.
Se eligió como alcalde al socialista José Cañizares Domene, persona, que entre otras cualidades destacaba por el interés en la enseñanza, de ahí que en el mes de septiembre de ese mismo año, convocara en la Casa Consistorial una reunión destinada a analizar la posible construcción de un instituto de enseñanza media en Villena.
El nuevo alcalde republicano, por medio de un besamanos, convocó a las seis de la tarde del día 19 de abril de 1931 a todas las fuerzas vivas de la población, para dar cuenta de las facilidades que el Director General de Enseñanza concedía a los pueblos que aspirasen a disponer de un establecimiento docente como el indicado.
El salón para acoger la convocatoria para tratar sobre una cuestión educativa tan importante para la ciudad, fijada para el 19 de septiembre del citado año, se llenó prontamente, demostrando el interés que Villena siente por la cultura. Después de la intervención de bastantes asistentes se acordó, a propuesta el director del colegio de segunda enseñanza de la ciudad del alcalde formar una comisión integrada por, don José Rocher, don Ángel Llácer, don Juan Iniesta y el director del colegio de segunda enseñanza de la ciudad, con la representación del Ayuntamiento para que acordasen el asunto de los locales y si convenía más solicitar el Instituto, una escuela de Artes y Oficios o un Instituto Escuela, dando cuenta las veces que crean necesaria a las fuerzas vivas, que demostraron su aceptación a tan plausible idea.2
Treinta y seis años tuvieron que pasar para que esta idea se convirtiera, primero en proyecto y luego en realidad con la inauguración del Instituto Nacional de Enseñanza Media “Hermanos Amorós”, la tarde del sábado 7 de octubre de 1967.
Los días previos al acto de inauguración se realizaron las matrículas, y los que ya habíamos comenzando los estudios de Bachillerato en cursos anteriores, tuvimos que solicitar el correspondiente traslado de expediente, del Instituto de Enseñanza Media de Alcoy “Padre Eduardo Vitoria”, al nuevo Instituto de Villena.
Las fotografías, de aquella emotiva tarde, nos dan una idea de cómo iba la construcción, únicamente estaba acabado en su totalidad el primer bloque, de ahí que durante todo el curso ocupamos dicha “ala”, con una salvedad, los aseos públicos de chicos estaban en la segunda “ala”, que era la que daba a la vía del ferrocarril y que no entraría en funcionamiento hasta el curso 1968-69.
Comencé en el segundo curso, que, al no dar para dos clases, nos concentraron a chicos y chicas en una sola, situada en el centro de la primera planta. Las clases las teníamos por la mañana, a partir de las 9 y por la tarde, a partir de las 4. El horario de clases era de lunes a sábado y librábamos dos tardes: la del miércoles y la del sábado.
Como profesores del 2º curso: en Lengua, don Francisco García; en Geografía, doña Isabel López; en Matemáticas, don Rafael Bonastre, en Dibujo, don Manuel Puig; en Idioma Moderno, que en nuestro caso era el francés, dado que fuimos el último curso del plan de Educación de 1957, don José Ginés; en Formación del Espíritu Nacional y Educación Física, don Manuel del Rey y en Religión don Jaime Brotons, párroco de la Paz. Las alumnas, en Hogar y Educación Física, tuvieron a doña Elisa Valero.
Han transcurrido cincuenta años de aquella bonita experiencia y en mi mente guardo un grato recuerdo de mis años de estancia en aquel centro, que interrumpí cuando estaba realizando el COU, en el Curso 1972-73, por haber aprobado las oposiciones de la Caja de Ahorros del Sureste de España.
Gracias a varios artículos que se publicaron en la prensa local acerca del nuevo Instituto, el primero en la revista anual Villena de 1968 y otros en la publicación cultural e informativa de la comarca editada por el M.I. Ayuntamiento de la ciudad durante los doce meses del año citado, podemos rememorar hoy diversos aspectos de aquel inolvidable curso. Entre todos quiero recordar el publicado en la revista de octubre, dedicado a su primer director, don Francisco García Martínez, cuya portada, con el título “El Instituto de Enseñanza Media y su director”, figura espléndidamente ilustrada con una caricatura que le pintó el alumno Paco Martínez Catalán y una foto del centro con una parte de la arboleda del antiguo jardín que poseía la casa del Grec, en cuyos terrenos se edificó nuestro querido Instituto.
Para ir al Instituto los alumnos de Villena teníamos varias opciones. La primera era comprar un vale con 25 viajes de autobús de línea, el cual nos dejaba en lo que ahora es la puerta del cuartel de la Guardia Civil, y el resto de trayecto era a pie. En aquel entonces, al autobús de línea se subía por la puerta trasera y enseguida te encontrabas con el cobrador, sentado en un pequeño mostrador, atravesábamos el pasillo y era costumbre saludar al chófer y a los dos compañeros procedentes del Poblado de Absorción, conocido también como el Barrio de San Francisco. Sus nombres eran José María y Carlos. La segunda, probablemente era la más sana y consistía en ir andando; para tal iniciativa, tres eran los trayectos que más se utilizaban.
El primero discurría por la calle Ancha, continuando por la Constancia y bajada por el espeso y abundante cañar que había junto a la desembocadura de la rambla el Conejo (final de la calle Pinoso). A continuación un tramo de unos cien metros, rodeado por grandes bancales de panizo, nos llevaba al final de nuestro destino.
El segundo, comenzaba en el Paseo de Chapí y de allí a tomar la calle Cristóbal Amorós, conocida también como Zarralamala, en sus dos tramos. Una vez habíamos cruzado la calle de la Virgen, tras pasar por la bodega de Candileja y cruzar la calle de San Isidro, nos encontrábamos con un impresionante descampao, que en la actualidad es la calle del Gran Capitán. A la izquierda un yesar de grandes dimensiones y a la derecha un solar despejado y espacioso donde se instalaban los circos que venían a Villena. Por consiguiente, tanto a la izquierda como a la derecha, no existía edificio alguno, salvo cochineras y corrales. Al fondo y en dirección Norte, la fábrica de calzado de Juan Rubio y a la derecha los dos edificios cuya calle central está dedicada al pintor local Luis García Ferriz. Rodeábamos la citada fábrica y enseguida nos encontrábamos con “el Tenis”, -finca propiedad de la familia Amorós-, de la que sólo quedaban los muros de color blanco. A continuación, el gran descampao que nos llevaba directamente a la puerta del Instituto. Coloquialmente lo llamábamos “el caminico del Instituto”. A la derecha del camino todavía quedaban árboles frutales, especialmente albaricoqueros, a los cuales solíamos acercarnos cuando era época de recogida, lógicamente con las precauciones correspondientes, puesto que eran propiedades privadas.
Y, por último, el tercero, que desde el paso a nivel de la carretera de Yecla nos conducía al Instituto, junto a los raíles del tren. Éste era totalmente en línea recta, camino que usábamos con bastante frecuencia, dado que aprovechábamos para recoger a un compañero que vivía en la casilla de la RENFE. Tras finalizar nuestro recorrido y dejar atrás el camino de la vía, una antigua verja con su puerta de hierro nos introducía al recinto educativo, dejando a mano derecha la casa del conserje, que también estaba en obras.
Conseguimos aprender algunos de los nombres de los trenes que circulaban a las horas que andábamos por allí, tanto en la ida como en la vuelta: el “Cartagenero”, el “Ter” y el “Pájaro Azul” -que eran los de más velocidad- y el “Ferrobús”, que era el de cercanías.
En cuanto al jardín destacar que, en los recreos, estaba destinado únicamente a las chicas. Nosotros usábamos principalmente un espacio de la parte trasera, que era donde mayormente jugábamos al fútbol. Don Manuel del Rey, profesor de Educación Física solía acudir con frecuencia y algunas veces se incorporaba a los improvisados equipos de fútbol que se organizaban. En aquel entonces, el citado profesor ostentaba el cargo de Jefe local de la O.J.E., rama juvenil de Falange Española, cuya sede social estaba en la Casa de la Cadena, situada en el número 1 de la entonces calle del Generalísimo, hoy Corredera. Don Manuel, que siempre estuvo muy en contacto con sus alumnos, puso de moda un juego, parecido al béisbol, que contaba con el aliciente de que podía haber muchos jugadores. Dicho juego contó con una gran aceptación y aunque tenía un nombre concreto, no consigo recordarlo. También quiero recordar los inicios en el juego del voleibol, de igual modo, contaba con gran número de participantes y no puedo olvidar dos de los aparatos del gimnasio, el potro y el plinto, con los que nunca me llevé bien; no obstante, el profesor valoraba más la participación y el esfuerzo, de ahí que siempre aprobara la asignatura de Educación Física con un cinco pelao.
No quiero dejarme en el tintero la asignatura de Formación del Espíritu Nacional, que con los años pasó a denominarse Formación Político Social. Me resulta muy curioso recordar ahora sus libros de texto: Vela y Ancla, de Eugenio de Bustos y Cartas a mi hijo de Gaspar Gómez de la Serna. De su lectura algo sí se me quedó: el recuerdo del disparo de una flecha por Guillermo Tell a la manzana que estaba situada en la cabeza de su hijo.
Y no quiero finalizar sin expresar un recuerdo muy emocionado para la parroquia de La Paz y especialmente a su párroco don Jaime Brotons Sevila, que era nuestro profesor de religión, aunque más bien a dicha asignatura se llamaba Historia Sagrada. La citada parroquia se encontraba, provisionalmente, en un almacén de la calle Virgen del Carmen, junto a la estación de servicio “La Morenica”, y allí, detrás de los surtidores, se colocaron unos postes y sobre ellos una campana, que avisaba de los servicios litúrgicos. El toque de la misma lo realizaban los empleados de la citada gasolinera, que contaban con su correspondiente chuleta de horarios de repique.
Las obras de la futura parroquia definitiva, situada entre las calles Quintín Esquembre y Tambor de Granaderos, ya habían comenzado y con cierta frecuencia, cuando teníamos horas de clase libres, nos íbamos con don Jaime a descargar ladrillos o a colaborar en los trabajos que nos indicara. Afortunadamente, jamás hubo accidente alguno. Justo donde se estaba construyendo la parroquia, aparecía la gran boca del túnel de la rambla el Conejo, hoy situada debajo de la calle Quintín Esquembre, y que muchas veces la recorríamos por su interior, hasta salir detrás de la calle Cañada, a las faldas de los montes de las Cruces.
Cada vez que visito dicha iglesia siento la profunda sensación de que allí hay algo que compartí con mis compañeros de curso en algunos casos, y en otros con compañeros del Instituto, puesto que también colaboraron alumnos de otras clases.
Joaquín Sánchez Huesca
Datos sobre Villena en la "Guía Levante", editada en 1923
Guía Levante, 1923
Dicha guía es la nº III titulada Levante (provincias valencianas y murcianas) de las Guías
Regionales Calpe, realizadas por Elías Tormo y Monzó y editada en Madrid en
1923.
En sus páginas encontramos varios
apartados relacionados con Villena, los cuales vamos a ir desarrollando
seguidamente. Iniciamos el relato con tres rutas de tren relacionadas con
Villena y su entorno.
Comenzamos con la ruta 34 que iba de
La Encina (y de Madrid, Alcázar y Chinchilla) a Alicante. En su descripción
señala el kilómetro 377 (a contar desde Madrid) en La Encina, que es donde se
encuentra el empalme de las vías de Valencia y Alicante.
En el Km. 384 y a dos kilómetros de
La Encina, figura Caudete.
De Caudete, la vía, casi recta,
entra de nuevo en el término de Villena, dejando a la izquierda las
estribaciones de la sierra del Morrón y pronto al lado de la carretera general
que seguirá al lado hasta Elda y Novelda.
En el Km. 397 Villena, con una
altitud de 504 metros sobre el nivel del mar. La estación del ferrocarril de
Villena es de empalme con las vías del “Chicharra”, que van a Yecla (ruta 47) y
Jumilla y llega a Cieza en dirección Oeste, y a Agres y Muro (ruta 35, empalmes
ambos) en dirección Este.
Tras esta introducción referida a
las comunicaciones a través del ferrocarril, continuamos con una serie de datos
sobre Villena, servicios, historia, monumentos y la importancia de sus aguas,
datos que hemos considerado de interés por la fecha en que se edita esta guía y
que coincide con el año de la Coronación de la patrona de Villena.
Servicios
Como hoteles, fondas:
Hostal Continental y Hotel El Alcoyano, ambos en el paseo, a pocos pasos de la
estación.
Respecto a Correos, telégrafos y teléfono: Correo
(giro postal y caja de ahorros) en la calle de Joaquín Mª López. Telégrafo
(servicio limitado) y Teléfono urbano (en combinación con pueblos limítrofes).
Cafés, Cervecerías, Horchaterías: Horchatería de la Feria, Horchatería de Perico el
Cafetero. Bar Villenense, Bar la Oliveta. Café de la Feria y los de Centros y
Sociedades.
Banqueros: José
Hernández y Andrés Menor.
Teatros: Salón
Artístico y Teatro Chapí (en construcción), de grandes dimensiones y fachada
monumental.
Ferias y Fiestas:
Fiestas de la patrona (del 5 al 9 de septiembre), con Moros y Cristianos.
Industria: Situada
Villena entre cerros y colinas áridas, la principal producción es el vino
(exportación principalmente a Francia), fábricas de calzado, de alpargatas, de
ebanistería.
En la huerta y vega, grande la aridez del
estío.
Alrededores excursiones:
La población está situada en el centro de una comarca llana, sobre el rio
Vinalopó, que reúne aguas procedentes de la rambla del mismo nombre (falda
meridional de la sierra Mariola) y las de los términos de Bocairente, Bañeres,
Benejama, Biar, así como las de Venta de La Encina, Caudete y Villena. Muchas
aguas alumbradas riegan la huerta de Villena.
Excursiones
próximas al santuario de Ntra. Sra. de las Virtudes y a la colonia de Santa
Eulalia (fábrica de harinas y alcoholes).
Villena es, desde antiguo, cabeza de
partido, rica y señorial, de 12.600 habitantes (15.700 con el término), en
terreno fértil, abundante en aguas subterráneas.
Al salir de la estación del
ferrocarril M.Z.A. se tiene a la derecha el bello Parque de Chapí (Ruperto Chapí 1851-1909, el músico que era hijo de
Villena), y al fin y por la avenida de
Chapí y el arco de la derecha se llega a la plaza de don Joaquín María López (el orador parlamentario, también
villenense); en lo alto, la amplia calle
de San Sebastián (a la izquierda) es la carretera de Madrid, y la estrecha calle de Ramón y Cajal, a la derecha
lleva a la plaza de Santiago, con la iglesia
arciprestal y la casa del Ayuntamiento.
El ayuntamiento fue casa conventual
del templo, reconstruida (1707) por el arquitecto Cosme Carreras, pero
conservándose partes decoradas (dos ventanas), obra renaciente de Jacobo
Florentín.
Historia
Poblada en la antigüedad, fue
conquistada por don Jaime I el Conquistador que, por el Tratado de Alzmirra en
1244 la cedió a Castilla. En servicio de ésta la reconquistó de nuevo cuando el
reino moro de Murcia, del que formaba parte, se sublevó contra Alfonso X el
Sabio. Fue desde antes cabeza de un gran estado feudal dado al infante don
Manuel y que incorporó a la corona la nieta, reina de Castilla, doña Juan
Manuel. Su marido, Enrique II, la dio (1366) a los aragoneses, de la rama de Gandía,
que fueron marqueses de Villena, con el más antiguo título de marquesado (de
dicha fecha) que se diera en Castilla. El último vástago, don Enrique de
Villena o de Aragón, político inhábil, pero escritor famoso, se llamó, pero no
logró ser, marqués de Villena, habiéndose dado el Estado (que integraba media
provincia de Albacete y muchas más fortalezas y poblaciones) al favorito
Pacheco (en 1445), maestre de Santiago, en cuya descendencia, durante muchos
siglos se perpetuó el Señorío, perdiendo feudos principales. Aun los cinco
primeros directores de la Real Academia Española, en el siglo XVIII, fueron
Pachecos. Que (con ser duques de Escalona, etc.) se apellidaban, por ser más
antiguo título, siempre nombrándose “marqueses de Villena”; el primero de los cinco
había sido el fundador de la Academia. La v., no obstante, logró la autonomía
municipal realenga de los Reyes Católicos, y siguió secularmente en el reino de
Murcia, pues sólo con el régimen liberal, y en 1836 se la incorporó a la
provincia de Alicante. Sigue siendo de la diócesis de Cartagena y habló siempre
castellano, todo como Sax, que con ella integra la Murcia alicantina.
Monumentos:
templos de Santiago y Santa María y el castillo.
El templo de Santiago es una de las más interesantes construcciones
góticas de Levante, de robustísima edificación, con cablea estriados por tema
predominante. Se edificó por la gran protección del villenense don Sancho
García de Medina, bienquisto en la Roma del Renacimiento. Las portadas del
exterior tienen menos importancia que la torre y, sobre todo, que el interior
en el que dos retablos preciosos de talla, que se dirán, se han atribuido al
insigne Jacobo. Florentín, que solo
se sabe murió en Villena en 1526. Es sólo suya una pila bautismal con relieves.
La capilla mayor está cerrada por
magnífica verja de 1543, que se dice labrada en Roma (?). El titular, a
caballo, con tres moros a los pies, es obra de Tomás Llorens, en retablo barroco con otras esculturas estofadas
que serán del mismo. La capilla de Comunión, 4ª izq. Moderna, es obra del
pintor Carlos Giner, y suyo el
Sagrado Corazón de Jesús pintado en ella. 6ª capilla izqda.: Retablo muy bello
por 1540 (¿) o antes, de la Virgen de la Expectación, El Bautista y cuatro
Apóstoles y Anunciación de muy bella policromía, y atribuido sin razón a Jacobo. Florentín y habrá de Ser Jerónimo. Quijano. Sacristía: tallas del
siglo XVI y una copia del Nazareno de Piombo.
A derecha, tabla gótica de la Misa de San Gregorio y Juicio Final. En las
piezas de orfebrería hay cosas notables: cálices gótico y renaciente; portapaz
plateresco con heráldica esmaltada y punzón de Salamanca, y una bandeja y una
caldereta del S. XVI, y ambas con punzones de un Guevara de Murcia. Capilla central de la girola: retablo plateresco
de San Miguel, con escenas de su leyenda y estatuitas de bello abocetado y
policromía deficiente. 7ª capilla dcha., a la izquierda imagen del Beato Andrés Ibernón[1],
de arte de Roque López. 6ª capilla
dcha., a dcha.: retablo de talla no policromada de la segunda mitad del S. XVI
de escultor desconocido (nunca de Jacobo
Florentín ni de Quijano), de los
Santos Arcángeles. Al exterior al NE. del templo está la sala capitular, con
muy bella ventana del Renacimiento, obra típica de Jerónimo Quijano.
Siguiendo de la plaza de Santiago,
por la calle Mayor (continuación de la de Ramón y Cajal, a la parte opuesta) se
llega primero a la plaza de la Constitución (drcha.) y después a la de Santa
María.
La parroquia de Santa María es una edificación del siglo XVI, aunque con nervadura
todavía gótica; portada barroca y torre similar a la de Santiago. Retablo mayor
del S. XVII (primera mitad) con esculturas interesantes y pinturas, de las que
la Anunciación recuerda una juvenil de Rubens.
A los pies, derecha, admirable tabla de la Misa de San Gregorio y Juicio
Final, por 1450, empotrada en la grande que completa el tema de los Novísimos.
En la casa de la plaza de Canalejas,
habitada por las Hermanitas de los Pobres, detalles curiosos del comienzo del
Renacimiento.
En las Monjas Trinitarias, de Roque
López, otra Virgen.
Aunque moderno el mejor caserío, hay
todavía algunas casas nobiliarias de interés del S. XVIII. La que fue Almudín tiene dintel labrado, atribuido
al tiempo de la viudez de Fernando el
Católico (¿), más bien de 1520, del maestro anónimo de la portada de Biar (¿).
Desde las calles que desde
Santiago a Santa María vienen a parar a las recorridas se puede comenzar la
subida interesante al Castillo que no
era el único, ni acaso el principal de Villena, pues más alto y más al Este en
los mismos cerros de San Cristóbal, estaba el castillo de Salvatierra. El
subsistente, con su torre del homenaje y su doble recinto, es en lo alto y
revestimientos del S. XV, cosa de los Pachecos, grandes constructores de
castillos. Pero la parte baja y media de la gran torre tiene dos bóvedas muy
curiosas, del tipo de las hispano-árabes y es árabe todavía como el recinto.
Desde arriba, bellas vistas.
La vuelta a la estación del
ferrocarril desde Santa María puede hacerse por la plaza de la Constitución,
con la inmediata del “Mercado” o de “Castelar”, que tiene la fuente de los
Burros o de las Borbollitas, y que perdió la famosa torre del “Orejón” (un jaquemart de reloj) y por la Corredera
arbolada, a la que está próxima la plaza de Canalejas, antes del Rollo.
La vía, al salir de Villena, va casi
recta, cruza el rio Vinalopó, canalizado,
se acerca (a la izq.) a la Sierra de Peñarrubia. A la derecha, Picachos de
Cabrera y Sierra de Carboneras y se dirige al Km. 403 donde se encuentra la
Colonia de Santa Eulalia y el Km. 407 la localidad de Sax.
En la llanura de Villena y Sax se
alumbran muchas aguas freáticas y artesianas, por medio de pozos abisinios y
artesianos y aprovechándolas, y otras, se han construido recientemente
conducciones paralelamente a la vía y carretera real, que llegan a Alicante y
su huerta. De Villena y de su partida de Zaricejo,
baja el gran canal de Zaricejo,
cubierto, sin terraplenes, contorneando colinas con acueductos metálicos y de
cemento armado (1908…) para aumentar algo la escasa dotación de la huerta de
Alicante (55 Km.).
[1]
El Beato franciscano Andrés Ibernón
(Murcia 1534-Gandía 1602) se pasó a la provincia de San Pedro de Alcántara y
estuvo en varios conventos hasta llegar a Gandía.
Apuntes sobre la historia de Villena, por el médico Francisco Cerdán - 1752
DISCURSOS
PHYSICO-MEDICOS
POLÍTICO
MORALES
QUE
TRATAN SER TODA CALENTURA
Hectica contagiosa, esencia del
universal contagio,
Y medios de precarverlo
AÑADESE
AL FIN
LA
VERDAD VINDICADA
Contra la aparente verdad constante, o
modo de
sacar en limpio el grano de la verdad,
que ha dado
a luz el Dr. Don Juan Caraballo, Medico
en la Ciudad de Murcia.
POR
EL DR. D. FRANCISCO CERDÁN
Médico de la Villa de Montealegre,
Examinador que ha
sido por particulares Comisiones del Real y
Supremo
Tribunal del Prothomedicato.
EN
VALENCIA, M.DCCLII-1752
En la Imprenta de Agustín Laborda,
vive en la Bolsería
A
costa de J.A.M. y M.C.C.
A
DON FERNANDO
GARCIA,
DIAZ DE ALMANSA
D.
EN SAGRADA THEOLOGIA,
Beneficiado,
y Cura propio de la
Parroquial
de Nuestra Señora de la
Asunción,
de la muy Noble, e
Ilustre
Villa de Tobarra
Señor mío: Claro está, que debiera abatir mis elevadas Alas antes, que permitir este desahogo a mi fineza, para no experimentar (como otro Hicaro) escarmientos de precipicio; teniendo la osadía de rendir en holocausto este pequeño parto de mi rudo entendimiento a un Héroe de tanta magnitud; que le sobran bastantes quilates parea paralelarlo con todo el Heroicismo. Ciertamente mi atrevido pensamiento principia por culpa; pero la benignidad de V.M. perdonara el exceso por finalizar en víctima de mi agradecido reconocimiento; pues es evidentísimo; que las singulares honras, que a V.M. debo, me hicieran pasar por el infame nombre de desagradecido, si por pánicos temores de osado omitiera en este corto obsequio sacrificarme rendido. No se maraville V.M. elija esta Navecilla su Patrocinio, pues le fuera difícil surcar el anchuroso piélago de la erudición, ni dar fondo en el Puerto de los Literatos, si el sabonio de la sabonio de la protección de V.M. le faltase; pues es evidentísimo, que escudeada por un Sabio, abatirán su altivez los Aristarcos, y Zoilos, legítimos símbolos de la ignorancia y cerviscosidad.
Es
tan antigua esta máxima de dedicar las Obras a los Sabios y Nobles, que las
merecen, que trahe su origen desde los Oraciones, Plinios, y Auxonios;
realzándose más el Héroe, si a los anteriores dotes se le añade la virtud;
aunque según Eurípides, nunca puede encontrase nobleza entre los malos: Vir optimus non utique effe pofsit
ignovilis. Con que hallándose en V.M. el complexo de todas estas
circunstancias, bien puedo embanecerme encontró esta Obra su proporcionado
Mercenas.
Debe
V.M. y sus heroicos antecesores la pureza de sangre, que los ilustra, a la muy
Noble, a la siempre Leal y nunca bastantemente elogiada Ciudad de Villena,
nuestra amada Patria; cuya circunstancia era suficiente para que cesase en
anatomizar su Genealogía Ilustre: Parecerá hipérbole a los poco noticiosos;
pero para que logren el evidente desengaño, haré un breve diseño de su
antigüedad, Nobleza, Heroicidades, Privilegios, Doscientos años antes que
nuestro Redentor encarnase, ya estaba esta Nobilísima Ciudad fundada con el
nombre de Bigerra, teniendo la honra
después del Nacimiento de nuestro Redentor, y Pasión Santísima, de ser de las
primeras, que abrazaron su Santísima Ley Evangélica; pues a la celebración del
Concilio Iliveritano, anterior a los cuatro Generales, concurrió Sinagio,
Obispo Bigerrense, o de dicha Ciudad, indicio evidentísimo, que en dicha
población, la Evangélica Ley ya estaba propagada.
Y
aunque no han faltado Geógrafos, que a la antigua Bigerra la nombren hoy con el de Vexar, población de Castilla, se
convence la falsedad por Miguel Villanovano, Comentador de Ptholomeo, impreso
en León, año de 1541, el que al folio 33, pone a Bigerra cerca de Tobarra, y
Orihuela a 39 grados de latitud, en los cuales hoy mismo se halla fundada;
siendo así, que Ptholomeo escribió noventa y nueve años posterior a el
Nacimiento de nuestro Redentor. Convéncese mas por el Calepino, que añadió
Paferacio, el que al folio 155, dice: Bigerra…Hispaniae
Civitas est, Saetabis contermina; y nadie ha dudado, que Saetabis fue la
Xátiva, que hoy llaman San Felipe; la que, o fu Reyno esta contigua a esta
ciudad. Pero quien en un todo desenlaza las dudas, es Miguel Antonio Baudrand en su Legicon Geográfico, que imprimió en
París año 1670, cuando al folio 117 dize: Bigerra…est
ipsa Villena, Marchionatus in Reyno Castellae, ab Alonis, 8 lenc. In occ. A
Murcia 12, in Bor. Y al fol. 477 de su segunda parte hallará el curioso. Villena, Bigerra, urbs Castellae. De los
cuales se insiere claramente, que Villena es la antigua Bigerra.
En
el siglo III, en tiempo del Santo Rey Don Fernando, ganó esta Ciudad a los
Moros Frey Don Lope Martin, caballero de la Orden de Calatrava y Comendador de
Alcañiz, con otros de esta Orden, a los que desposeyó el Infante Don Alonso,
hijo del Santo Rey, alegando ser de la Conquista del Reyno de Murcia, que su
Santo Padre ejecutó, quexose la Orden al Papa Inocencio IV, el cual escribió al
Infante restituyese aquella Ciudad a dichos Caballeros, después la obtuvieron
los Infantes Manueles, apellidos Príncipes de Villena, y otros. Las nobles
familias, que la componen no han dexado espacio vacío de sus heroicidades; pues
de ellos; y sus antecesores, están llenas las páginas de las Historias,
sintiendo nobles inquietudes en su corazón al mirar en tantos escudos de Armas
las acciones heroicas, que sus antecesores executaron. Estudiaba entre las
Estatuas Romanas (mudas representaciones de los Héroes), Caton, la virtud: y
preguntado otro, que como no tenía allí la suya, respondió como él mismo: Más
quiero pregunten por qué no la tengo, que por qué la he de tener: dando a
entender en esto, que es necesario no nacer con Nobleza, que degenerando de
ella, ser su afrenta, cosa que jamás he experimentado entre los Nobles de dicha
Ciudad.
Esta
Nobilísima Ciudad fue la que el año de 1464 se incorporó al Patrimonio Real,
proclamando a sus Catholicos Reyes Don Fernando y Doña Isabel; habiendo
ejecutado antes aquella tan celebérrima, y heroica acción de expeler los
Judíos, y nuevamente convertidos, digna de burilarse en láminas de bronces, y
de que yo (en honra de mis amados Patricios) la reproduzca.
Dueños
de dicha Ciudad de Villena eran en el expresado tiempo los Excelentísimos Reyes
Marqueses de este nombre, cuando aun en España se permitían Judíos y Moros;
bastantes habitaban aquella Ciudad, los que Patrocinados del Gobernador
tiranizaban la República, abatiendo y maltratando las Ilustres Familias, que la
componían, las que estimuladas de su noble sangre, no hay duda exclamarían como
otro Mathathías, Lib. I, Machab, cap. 2 contra los que Antiocho patrocinaba:
Quae gens non hereditavit Regnum eius,
regnum eius, non obtinuit spolia-eius? Omnis compositio eius ablata est. Quae
erat libera, facta est ancilla, y se esforzarían, como aquellos Nobles
Sicilianos, que viéndose opresos por la Nación Francesa, con el auxilio del Rey
Don Pedro Tercero, y dirección de Juan Prochita, pasaron a cuchillo a todos los
franceses que habitaban aquella isla, así sucedió, pues sublevándose contra los
Tiranos, degollaron, destruyeron y desalojaron, cuantos Judíos y Conversos
pudieron encontrar. Corre el paralelo tan uniforme en ambas operaciones, que si
allá en Sicilia fue la seña para la invasión el toque de campanas a las
Vísperas de Pasqua de Resurrección, aquí también lo fue añadir dos toques de
campana a las tres, que comúnmente se tocan al tiempo de Alzar a su Divina
Majestad en la Misa Mayor, cuya práctica aun se observa en la Parroquial de
Santa María de dicha Ciudad.
Podrán
acreditarse de limpios, Nobles, Ilustres, heroicos y celosos de la Catholica
Religión los que desciendan de aquellas Magnánimas, Leales y antiguas Familias,
que concurrieron a dicha acción? Nadie puede dudarlo: Pues de los antecesores
de V.M. se enumeran: Juan García de Almania, Alonso García, Bernard García,
Lorenzo García, Ginés García de Medina y Pedro García de Medina, Padre de aquel
Héroe célebre Don Sancho García de Medina, que habiendo servido al Papa
Alejandro VI, bajó a Murcia con la Dignidad de Maestre de Escuelas de la
Iglesia de Carthagena, y fundó la Colegiata Arcedianal del Señor Santiago de
nuestra amada Patria.
También
Fernando Díaz y Francisco Díaz concurrieron a dicha expulsión, como consta de
la Real Cédula de perdón, concedida por los Reyes Catholicos Don Fernando, y
Doña Isabel en Segovia, a 22 días del mes de agosto de 1466. Y que las Familias
de estos apellidos, en especial de los Díaz, han obtenido los honoríficos
empleos de Alcaldes, Regidores, &cc. correspondientes a su antigüedad, se
evidencia por la información, que a pedimento de Bartolomé Díaz se hizo en
dicha Ciudad a 28 de Marzo de 1601 ante Juan Herrero, Alcalde Ordinario, y
Alonso de Medina, Escribano, declarándolo así el Capitán Don Pedro Rodríguez de
Navarra, Alcayde del Castillo y Alférez Mayor de dicha Ciudad, con otros
testigos.
También
por ella se deduce, que los Díaz se enlazaron con los Alvárez y Mellinas; estos
últimos fueron Patronos de la Capilla mayor de dicha Parroquial de Santiago, de
la cual, al trasladar los huesos a la de San Bartolomé se encontraron diversos
cuerpos armados a la manera que se enterraban, y entierran los Cavalleros.
Asimismo consta de el dicho instrumento, que Alonso Díaz Navarro, descendiente
de dicha Ciudad, y vecino de la Murcia, litigó y ganó Executoria de Hijodalgo
en la Real Chancillería de Granada el año 1592, lo que confirma Cascales en los
discursos históricos de Murcia y su Reyno, fol. 361 añadiendo, que dicho Alonso
Díaz fue Procurador en Cortes y juró a Don Felipe III por dicha Ciudad.
Finalmente consta que otra Cédula Real, dada en el Castillo de Garci-Muñoz por
el Infante Don Manuel a 6 de setiembre del año 1383 que fueron alistados para
probar sus Hidalguías Pedro García,
Gonzalo García y Alonso García.
No
han desmerecido por V.M. sus blasones; pues quanto más antiguos los ha mirado,
tanto más ha sido su cuidado el renovarlos, acreditado el enlace, que Don
Francisco García Díaz, Alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición,
Hermano de V.M. tuvo con muchas familias de este Reyno, casando primero con
Doña Catalina Muñoz, Familia muy Ilustre en la Villa de Yecla; y después con
Doña Ana Tomás Avellán y Urrea, de la de Jumilla, hija de Don Francisco Tomás,
Cavallero Hijodalgo, descendiente de los primeros pobladores de Murcia; y por
los Urreas, de la Ilustre Casa de los Urreas de Aragón; no faltando en este
siglo de los Avellanes muchos Ilustres Varones, como lo fueron Don Cosme, Don Juan, Don Pedro, y Don
Francisco Avellán, Cavalleros de la Orden de Montesa.
Ya
dije en el principio de otra Dedicatoria, que solo con ser naturales de Villena
se puede probar la mayor purificación y limpieza de sangre; y no es de admirar
cuando a sus habitadores en la misma Cédula de perdón les fue concedido
privilegio, para que ni en aquel, ni en otro tiempo fuesen admitidos por
vecinos de dicha Ciudad, Moros, Judíos, ni nuevamente convertidos a nuestra
Santa Fe, necesitando cualquier que ha de de sentar su vecindad en ella hacer
constar su limpieza, para cuyo efecto se nombra un Regidor por dicha Ciudad que
informe.
Han
brillado, y resplandecido en hazañas y heroicas virtudes, no solo los
ascendientes de V.M. si no los que en estos tiempos hemos conocido. Sitiado por
el Exercito Imperial se hallaba el Castillo de Villena el año de 1707, cuando
después de un intenso fuego, que duró siete días, el Capitán, que con quarenta
Militares lo defendía, quiso capitular para su entrega y con la mayor lealtad y
animosidad dixeron los Paisanos, que primero habían de perder la vida por
nuestro gran monarca el Señor Don Felipe V el Animoso, que entregarlo; en cuyo
Castillo, y a esta acción se halló el Padre de V.M. y después acompañó al
Eminentísimo Señor Cardenal Belluga a la toma de Onteniente. También Don
Fernando Díaz Osa, tío de V.M. Visitador que en tiempo de dicho Eminentísimo
Señor Cardenal fue de este Obispado, y Cura de esa Parroquial, acreditó su
ilustre ascendencia con lo heroico de sus virtudes, fue propuesto por el
Vicario General del Arzobispado de Valencia en tiempo del Señor Rocaborti, y
electo de Málaga, que renunció, con ese Curato, retirándose a la Congregación
del Señor San Felipe Neri (que es de las primeras fundaciones de España) de
nuestra amada Patria, en donde su virtud y exemplo acreditó su justificación.
Imítale V.M. en sus operaciones, principalmente en socorrer con tanta
repetición y liberalidad a los pobres; pues muchos de esa Villa hubieron
perecido a no ser por el ardiente celo de su caridad.
Mucho
más pudiera alargar la pluma, si no me contuviera la certeza de irritarle; pues
sé, que su modestia y humildad oye estos elogios con tedio; pero debe V.M.
estar asegurado, no le adulo, , pues no refiero cosa, que no pueda manifestar con
verídicos y autorizados instrumentos; no siendo capaz pincel tan grosero, para
delinearlos todos; porque..
Non ergo funt fatis ad tua praeconia laudis
Necmala doce
mea, poterunt tua, cuneta referri.
Y
así, cesando en tanto abismo, solo suplico a V.M. reciba esta pequeña obra por
índice de mi veneración: ella es pequeña, por el Autor de quien nace; pero
grande por la persona a quien se dirige, y si lograse grata acogida, yo seré el
primero que le embidie tanda dicha.
Dios
guarde a V.M. los dilatados años que deseo y he menester.
Montealegre,
y Diciembre 10 de 1751.
B.L.M. de V.M.
Su más apasionado
Don Francisco Cerdán
Villena - 50 aniversario de la fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores 1975-2024
El sábado 9 de noviembre, a las 7 de la tarde, partió desde el templo de Santiago una "solemne procesión", que llevó a cabo la citada cofradía con motivo de cumplirse los 50 años de la fundación de la misma.
A continuación ofrecemos unas fotos de recuerdo, realizadas por el amigo Ángel Granizo, a quién le agradecemos profundamente esta deferencia.
Algunos recuerdos de su fundación
En una de las conversaciones que tuvimos en el almuerzo del Ecuador Festero de 1975 con la comparsa de Moros Nuevos, varios compañeros moros nos informaron que, años atrás, hubo un intento por parte de la citada comparsa de crear una cofradía con la imagen de la Virgen de las Dolores, que se encontraba en el monasterio de las Hermanas Trinitarias y, más concretamente, en el despacho de la Madre Superiora. Esta idea no llegó a cuajar y en dicha conversación nos encontrábamos, entre otros, José Francisco Navarro Gabaldón (qepd) y yo.
Unos días después, concrentamente el 27 de marzo (Jueves Santo), nos encontrábamos un grupo de amigos viendo la procesión del Silencio en la calle Mayor. Hay que recordar que en aquellos años, en los días de Semana Santa se cerraban los establecimientos de ocio (incluidos los cines) y Radio Nacional de España sólo emitía música clásica, salvo el tiempo destinado a los partes de noticias.
Hicimos mención al comentario antes citado y propusimos ampliar información sobre la citada Virgen, ver la posibilidad de que participara en las procesiones de Semana Santa, previa creación de una cofradía que, lógicamente, debía tener por nombre "Nuestra Señora de los Dolores".
Tras realizar las correspondientes gestiones con las Hermanas Trinitarias, con don Arsenio Irigoyen (párroco de Santiago) y la Asociación de Hermandades de Semana Santa, tuvimos la suerte de contar con el beneplácito de todos ellos.
Nos pusimos manos a la obra y en el local que teníamos los amigos en la calle Sancho de Medina realizamos la junta fundacional, en la que resultó elegido como presidente José Francisco Navarro Gabaldón (Querrecle). Acto seguido a buscar futuros nazarenos, consiguiendo hacer una lista con 26.
La madre de Querrecle confeccionó el estandarte, los trajes se los encargamos a la sastrería La Japonesa de Alicante. La carroza nos la cedió la cofradía de María Auxiliadora. La imagen era propiedad de doña Ana María Gregorio Velasco (qepd), a quién le encantó la idea de crear la cofradía. Las andas del Corpus y los candelabros del Corazón de Jesús, que se encontraban en la ermita de San Antón, nos fueron cedidos por la parroquia de Santiago y el artesano local Ernesto Navarro García y el electricista José Abellán Sánchez se encargaron del montaje de la imagen en dicha carroza. En la procesión, bajo de la carroza fueron los amigos Antonio Solves y Paco Sanjuán.
La tarde del Jueves Santo 15 de abril de 1976, media hora antes de que se iniciara "la procesión del Silencio", todos los cofrades nos congregamos en la iglesia de la Congregación, donde la Virgen ya estaba colocada sobre la carroza, y don Arsenio procedió a su bendición. A continuación, acompañados por la Banda del Santo Sepulcro, salimos en procesión por Corredera, Maestro Caravaca y Teniente Hernández Menor, hasta llegar a la plaza de Santiago. Me atrevo a recordar que la entrada en la plaza fue majestuosa y allí se encontraban el resto de cofradías y una gran cantidad de público esperando nuestra llegada.
Como recuerdo de ése primer año, figuran a continuación dos fotografías en color realizadas por Luis Murillo Coloma-Francisco Domene Milán.
Siguen dos en blanco y negro, realizadas por Florentino González Martín, al día siguiente, en la procesión del Santo Entierro. Cinco fueron las "manolas" que nos acompañaron en ésa segunda tarde de procesión.
Finalizamos con un reportaje de la procesión del sábado 9 de noviembre de 2024