PREGÓN
DE FIESTAS DE VILLENA 2024
LA TORMENTA PERFECTA
Regidora
Mayor, Regidora Infantil.
Ilustrísimo Sr. Alcalde.
Presidentes
de la Junta Central de Fiestas y de la Junta de la Virgen.
Miembros
de la Corporación Municipal,
Autoridades.
Villeneras y Villeneros, queridos amigos.
Es
para mí un gran honor pregonar que empiezan las Fiestas de Villena, en honor de
nuestra Patrona, la Virgen de las Virtudes, La Morenica.
Más
aún, porque, hace cincuenta años, se celebró aquí, en Villena, el Primer
Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos, que constituyó un gran hito
en la investigación festera, superando los localismos, y supuso el
reconocimiento de la importancia económica y cultural de la Fiesta a nivel
nacional.
Llevamos
una semana preocupados, comparando sin parar las aplicaciones meteorológicas y
mirando al cielo a cada rato, en busca de un pronóstico que llene de sol
nuestra Semana Grande. Pero nuestras Fiestas son famosas en el mundo entero y
parece que ni las nubes han querido perdérselas. Así es que vamos a recibirlas
como se merecen...
Vengo
a anunciaros que llega la tormenta festera perfecta. ¡La única que queremos y
la única que vamos a tener!
De
esta jubilosa tormenta, ya veíamos señales en el cielo cuando éramos niños.
Mi
infancia son recuerdos de un balcón de Villena, que diría Machado; de un balcón
en la Puerta Almansa. Desde allí, un día veía los arcos puestos y al poco, oía
montar las tribunas y luego: “brum, brum, brum”, no eran truenos, eran los
chiquillos que corrían por sus tablones de madera. Más tarde, sonaba el “clac,
clac” de las sillas de tijera al abrirse y colocarse sobre el suelo, como los
primeros goterones de un chaparrón de verano.
La
emoción se nos metía en el cuerpo y los nervios culebreaban en la barriga.
Así
empezaba a chispear la fiesta, en forma de gotas de magia y agitación, con los
preparativos en la casa y, sobre todo, en las calles.
Las calles de todos los días, las del colegio, las de los recados a la Droguería Moderna, al Horno El Paso o Casa Angélica, se vestían de gala, para convertirse en las calles de la ciudad soñada por cualquier niño. Ya no pasaban coches por la calle Ancha, sino fastuosas carrozas y briosos caballos y todo se llenaba de guerreros moros y guerreros cristianos. Pero estos guerreros no peleaban. Ellos se abrazaban, reían, saludaban a la vida y al reencuentro, alegres e imponentes, derrochando color y camaradería.
Villena
entera se hacía luz y aventura en septiembre, con el olor de la pólvora que
celebra y agradece, no con la que mata, y con el olor de la alábega que
refresca, y Villena se llenaba de música por todas partes y a todas horas.
Y así,
cada septiembre, nos fue sorprendiendo aquí la vida y nos fuimos haciendo cada
año un poco más mayores, y Villena, cada año, mucho más hermosa.
Como
nuestras fiestas son algo vivo, que cambia y evoluciona, como las tormentas,
quiero contaros que, hace más de treinta años, me partieron el alma cuando me
echaron de malos modos de un local de fiestas, por ir vestida de festero.
Hoy,
sin embargo, abrirá la entrada un bloque femenino de la Comparsa de Moros
Viejos, con Isabel Navarro como Cabo, después de 200 años de Historia Festera,
¡que se dice pronto! y de 30 años de participación de la mujer, con pleno
derecho, en nuestras Fiestas.
Por
eso, este pregón me sabe a gloria, me emociona todavía más, por ser mujer, por
sentir la fiesta y por ser de Villena.
¡Esta
Entrada va a hacer Historia! Como las villeneras que han batallado tanto para
llegar hasta aquí.
Cuando
yo nací, la ley prohibía que una mujer fuera juez, y hoy, os hago el pregón,
porque mi ciudad valora mi labor como jueza.
Hasta
hace 30 años, los Estatutos de la Fiesta exigían ser varón para ser festero, y
hoy más de la mitad de los quince mil festeros, son festeras. Por eso, nuestra
ciudad y nuestras fiestas son y deben seguir siendo modelo integrador de
modernidad y tradición y modelo de igualdad, y las mujeres de Villena siempre
serán referentes de lucha y esfuerzo, porque juntas y juntos, nadie nos puede
parar.
Esta
fuerza de Villena es la que corre por nuestras venas y se multiplica cuando nos
reunimos. Esa grandeza de formar parte de un sentir colectivo alegre y
generoso, es lo que hace que nuestras fiestas sean únicas, y que los forasteros
que nos visitan se vayan, mejor que vinieron, porque uno es de donde llora,
pero siempre querrá ir a donde ríe.
Nosotros
no amamos a Villena porque sea grande, sino que Villena es grande porque la
amamos. Y ese cariño lo demuestran los festeros y músicos en los desfiles, los
que nos rompemos las manos aplaudiendo desde las tribunas y balcones y las
miles de personas que realizan una gran labor callada, para que la maravilla de
hoy sea posible.
Porque dicen que el agradecimiento es la memoria del corazón, quiero dar las gracias a todos los que han trabajado por embellecer nuestra ciudad y hacer grandes nuestras fiestas, preocupándose durante muchos meses para que hoy podamos disfrutarlas.
Hoy es
el día más feliz de año para nosotros. Tras este pregón, la Fiesta del
Pasodoble nos preparará para la emoción indescriptible que sentiremos, a las
cuatro de la tarde, cuando en la Calle Nueva suenen los dos golpes de bombo y
la Banda Municipal arranque los primeros compases de “La Entrada”, acompañada
del clamor de la gente que la canta como un himno, y la anima a echar a andar.
En ese momento, Villena entera se convierte en un tornado infinito de felicidad
y de hermandad.
Todas
las festeras y festeros, preparados, a punto de desfilar, con un torbellino de
sentimientos y sensaciones: alegría, calor, música, nervios, amigas y amigos a
tu lado; mientras por las cabezas pasan los peores y mejores momentos del año y
se echa de menos a los que no están, pero se llevan en el corazón.
Amigas,
amigos, comienza la tormenta perfecta, la nuestra, la festera y sólo vosotros
vais a arramblar calle tras calle, hasta que comience a despejar en la noche
del día nueve.
Yo,
que, por mi profesión, trabajo a diario con el fracaso del ser humano, quiero
que os caléis de alegría hasta los huesos y que viváis estas Fiestas como si
fueran las últimas, pero con el respeto y la nobleza villeneros.
Os
pido que gocéis de los grandes desfiles, dándolo todo, que os entreguéis en la
Entrada y la Cabalgata, pero también disfrutéis de los minoritarios y de los
actos que se improvisan y sorprenden en cualquier calle, a cualquier hora, y
que también reconfortan el alma.
Os
ruego que recibáis, como el gran regalo que es, procesionar por el interior de
nuestra hermosísima Iglesia de Santiago y por el Raval y que lo viváis como un
verdadero desfile interior.
Y, el
día nueve, despedid a nuestra Morenica como se merece, con explosión de
arcabuces, y acompañadla en Romería hasta su Santuario y haced que su mirada,
cuando todo termine, sea de orgullo y gratitud hacia nosotros, sus hijos.
Del
cuatro al nueve de septiembre nos recuperamos de todo el año, sentimos que
estamos vivos, que somos vida y que tenemos la suerte de vivir una de las
Fiestas más emocionantes del mundo.
Doy
gracias por poder vivirlo y poder pregonarlo.
A mí,
Villena me ha dado alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarme.
Gracias
Villena por darme alas fuertes y valientes para volar en busca de la vida.
Gracias a mi familia por regalarme trocitos
de su corazón para hacer este pregón, porque son mis raíces para volver.
Gracias
a mis amigas de Villena, por enseñarme a ser mejor, porque ellas son mis
motivos para quedarme.
Villeneras
y Villeneros, amigos, gracias por vuestra paciencia, sed muy felices y haced
que los demás también lo sean.
Festeras, Festeros, ¡nos vemos a las cuatro
en la Calle Nueva! ¡Viva Villena! ¡Viva la Virgen de las Virtudes!
Virtudes López Lorenzo.
Villena, cinco de septiembre de dos mil
veinticuatro.
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