Cito seguidamente el texto que, sobre la despedida de la Virgen, escribí en el primer ejemplar especial de la revista Día 4 que fuera, publicado por vez primera en 1984 y del que en éste año de 2024 se lleva editado, sin interrupción, 41 años.
"Durante estos días, las casas de nuestrro entrañable arrabal se encalarán de blanco, las mujeres prepararán sus bandejas con rollicos, sequillos y madalenas, la campanica de la Virgen anunciará la celebración de la novena a nuestra patrona, el tráfico marchará mucho más lento debido a la colocación de arcos y tribunas, las hermanas Trinitarias esperarán impacientes la entrada de la Sagrada Imagen en su templo la noche del día 5 y nuestra ciudad acogerá con alegría y regocijo la llegada de sus hijos, que a lo largo de todo un año habrán soñado con la vuelta, por unos días, a "su hogar".
Todos los festeros habrán visto llegar tan ansiados días y vestidos con sus mejores galas, colaborarán en la gran tarea de engalanar nuestra ciudad en toda su plenitud.
Llegará una mañana de septiembre en la que la Virgen será despedida hasta el año próximo, pero nuestros corazones conservarán el recuerdo y la esperanza de aguardar un año más. Mientras tanto, las ventanas de la torre del Homenaje de nuestro castillo de la Atalaya y las torres de las iglesias de Santiago y Santa María serán testigos callados de nuestro pasado y presente, quedando simbólicamente representado todo este continuado transcurrir en lo más alto de sus almenas y campanarios: VILLENA".
Joaquín Sánchez Huesca, agosto de 1984
