Villena es visitada por los Reyes Católicos, quienes ante las autoridades municipales, nobleza y pueblo llano, juran los privilegios históricos de la entonces villa, otorgados en su día por reyes como Alfonso X o Jaime II, y príncipes como el ilustre escritor Don Juan Manuel.
Entre esos privilegios, está el de no pagar aduana en el mercado franco de los jueves, siempre que los productos con los que comerciar se destinen a consumo interno de los villenenses.
Pero a oídos de los monarcas ha llegado la noticia de que mercaderes aragoneses y castellanos comercian en Villena todas las semanas sin pagar esas aduanas, enviándose los productos a poblaciones de ambos reinos distintas a Villena.
Los monarcas han dejado almojarifes, recaudadores de impuestos, en la villa para que hagan cumplir a los comerciantes con su obligación de pagar aduanas,encendiendo los ánimos del pueblo villenense, principal beneficiario del trasiego de mercaderes por la villa.
Es jueves y hay mercado. Los almojarifes vigilan el cumplimiento de la ley. Al llegar a los numerosos puestos de verduras y hortalizas, obligan a los mercaderes al pago del impuesto, a lo que una de ellos, enfadada e impotente, se defiende con lo primero que tiene en mano: una gran lechuga fresca…
El domingo a las 11:45 en la Puerta del Castillo de la Atalaya.
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