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CONCIERTO DE LA ORQUESTA SINFÓNICA DE LONDRES EN EL TEATRO CHAPÍ DIRIGIDA POR JESÚS LÓPEZ COBOS

 

1976 SEMANA MEDITERRÁNEA DE MÚSICA (ABC)

SEMANA MEDITERRÁNEA DE MÚSICA


Con independencia de la crónica que figura a continuación, voy a relatar la mía, ya que tuve la suerte de asistir a dicho concierto y destaco los siguientes aspectos del mismo :

    Grandiosa intervención de Victoria de los Ángeles, quién recibió la felicitación de la ciudad de Viullena a través del entonces concejal de Cultura y banda de música, Pedro Palao Llebrés.

    La dirección de Jesús López Cobos fue brillantísima.

    La interpretación de la Séptima Sinfonía fue impresionante.

    Como propina se interpretó, por dos veces, el preludio de la zarzuela La Revoltosa, del maestro Ruperto Chapí.

    Una gran noche para grabar con letras de oro en la historia de los conciertos que, a lo largo de su historia, ha ofrecido el Teatro Chapí de Villena.

Joaquín Sánchez


TRIUNFO DE LA SINFÓNICA DE LONDRES EN VILLENA, CON LÓPEZ COBOS Y VICTORIA DE LOS ÁNGELES, PARA LA SEMANA MEDITERRÁNEA

 

Alicante, 12. (Crónica, por teléfono, de nuestro crítico musical.) Nuestro permanente ideal expansivo de la música, ese deseo de que no sólo se disfrute de ella en las grandes ciudades, tiene siempre bella plasmación en las Semanas Mediterráneas desde que hace cuatro años abrieron su vida en Alicante, al unir a los programas de la capital uno que es motivo de fiesta y júbilo para un punto de la provincia: Villena esta vez. Con el honor de la visita oficial del ministro de Educación y Ciencia, señor Robles Piquer, en compañía de las autoridades todas alicantinas y locales.

 Marco, el teatro Chapí, en el que los villenenses rinden culto a su gran figura musical. Atmósfera de expectación alegre, abarrotado el recinto hasta el rincón último. Como pórtico, en la mañana un concierto de la Banda Municipal de Villena, ochenta elementos que roban al descanso de sus profesiones básicas horas para el cultivo de la música y ponen disciplina y entusiasmo ejemplares en el trabajo, que aglutina con celo el maestro Carrascosa, con cuarenta años de labor al frente. La mitad del programa, nada fácil, fue rendido a Chapí, a sus zarzuelas más representativas, multiplicado el calor del premio para ellas.


 

Después, el gran regalo de Reyes Magos, todavía en el novenario la celebración; lo no soñado jamás ni por los mayores optimismos: la Sinfónica de Londres, una de las primerísimas orquestas de Europa; Victoria de los Ángeles, siempre un lujo artístico de España; Jesús López Cobos, una juvenil batuta nuestra, ya con prestigio internacional en el doble campo de la ópera y el concierto.

 

Primera parte nada fácil, ni aun para públicos filarmónicos, pero escuchada con respeto, no más toses —la verdad es que no menos— que en cualquier viernes de nuestro Real, y premiada ya no con aplausos: con ovaciones llenas y prolongadas. Las hubo para una excelente versión, ancha y bien planteada en dosificación, línea y ejecución, de la «Obertura trágica», de Brahms, y para las portentosas «Canciones de los niños muertos», de Mahler, dichas, tentidas por Victoria de los Ángeles con honda emoción de gran artista, con esa peculiar, infalible musicalidad característica y con todavía detalles totales bellísimos, porque si el instrumento —las facultades y sostenida pureza del timbre— no pueden ser los de antaño, la verdad es que hay muchos motivos de especial deleite: el centra, los graves cálidos, nobles, en cabeza.

 

La «Séptima Sinfonía», de Beethoven, después, para la explosión jubilosa, unánime, del auditorio. Versión sin mácula, brillante y clara, dentro de un concepto firme y sin aspavientos, que planteó la eficacia de la batuta, con gran respuesta de unos profesores que no podían sentirse ajenos a la vibración gozosa de un pueblo.

 Y los regalos para broche. Porque a continuación de la fulgurante marcha húngara de «La condenación de Fausto», de Berlioz, la centuria inglesa, con justa dedicación verbal de López Cobos, tuvo el gesto de interpretar el preludio de «La Revoltosa», Gesto con forzado prólogo laboral. Porque como nunca habían tocado el admirable fragmento, hubieron de trabajar antes del concierto más de una hora para prepararlo. Valió la pena. Porque la reacción bordeó el colectivo y justificado delirio y la efeméride se recordará siempre en Villena.

 Antonio FERNÁNDEZ-CID. ABC

Martes 13 de enero de 1976 pag. 40

Gracias a la gentileza de Juan María Milán Orgilés, quién nos ha permitido recordar este inolvidable concierto.

 

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