Sebastián García Martínez (1942, Villena - 1986, Valencia) fue un historiador español. Su padre era Máximo García Luján, hombre que llegó a ser alcalde de Villena.
Llegó a ser profesor titular de Historia Moderna en la Universidad de Valencia, vicerrector de la Universidad Literaria y director del Colegio Mayor Universitario Lluís Vives.
La cuestión de aguas 1908 -1913
Uno de los temas más apasionantes de
la evolución del regadío en Villena lo constituye, sin duda, el paso de la
utilización ancestral de aguas caballeras al aprovechamiento masivo y racionalizado
de aguas extraídas por medio de pozos. El proceso, iniciado en las últimas
décadas del Siglo XIX, tendrá su fase crítica en los primeros años de la
presente centuria, constituyendo el cambio decisivo --verdadera evolución-- de
los riegos locales, cuyas consecuencias han llegado hasta nosotros.
Intentaremos aquí analizar someramente el problema, que involucra no pocos
aspectos vidriosos e intrincados, pero cuya importancia es evidente para la
historia agraria de nuestra Ciudad.
EL TÓPICO DE
LA ABUNDANCIA DE AGUAS
Durante el siglo pasado la creencia
en la abundancia de aguas caballeras en el término de Villena era muy general y
así la expresa, entre otros, el geógrafo Sebastián Miñano (1). La realidad, en
efecto, parecía fundamentar esta convicción casi unánime. Como es sabido,
existían dos núcleos básicos de riego: la Huerta, que utilizaba las fuentes
públicas de la Ciudad, distribuidas por los cinco hilos, y que se regía por las
Ordenanzas de 1726, y la Laguna, que regaba fundamentalmente con la Fuente del
Chopo, y que se convertiría en Comunidad de Regantes en 1880. Los riegos de
carácter particular se reducían al aprovechamiento de pequeños manantiales
naturales y algunos pozos ordinarios. Es obvio que tenían poca trascendencia,
dadas las ventajas 'de la utilización conjunta de las fuentes públicas en el
ámbito de la Huerta. En cuanto a la Laguna, la obra de colonización penosamente
realizada a lo largo del siglo, sirvió como centro atractivo del regadío.
El sistema descansaba, pues, en las
aguas caballeras. Si tenemos en cuenta, además, la antiquísima utilización,
nunca interrumpida --que se remonta, como mínimo, a 1270-- de las aguas
sobrantes de Villena por lugares de la cuenca media del Vinalopó (Sax, Elda,
Novelda) y de la cuenca baja (Elche), no extrañará que la fama de su
inagotabilidad llegara a ser legendaria. Pero, ¿era esto exacto? Oigamos a
Madoz en 1850: "Hay algunos terrenos en que escasean sin embargo las
aguas, mayormente en años poco lluviosos, por lo que se han generalizado en
aquéllos las norias, y se cuenta ya haciendas importantes regadas por
ellas" (2). En estas épocas de escasez el agua de los manantiales decrecía
considerablemente y obligaba a ciertos regantes a pensar en otras soluciones
concretadas, de momento, en las norias. En este sentido no cabe duda que la
gran sequía de 1857 (3) impulsaría este método.
LOS PRIMEROS
POZOS ARTESIANOS
Mayor interés tuvo la sequía de
1880-82 en el curso de la cual se secó la Fuente de la Losilla, según el
testimonio de don Francisco Hernández Hurtado, alcalde de Villena entre 1877 y
1880. La sequía mermó incluso la Fuente más abundosa, la de los Chorros:
"Don Ángel Esquembre, alcalde de aguas que fue en aquellos años, recuerda
que los hilos en que se dividen desde inmemorial las aguas del abrevadero,
tardaban en aquella época 25 días en dar la tanda" (4). La Fuente del Bordoño, de un caudal
análogo al de la Losilla, debió
resentirse enormemente y quizá se agotara también, aunque manaba de nuevo en
1884.
Las consecuencias de la alarma
general que la sequía había producido no se dejaron esperar. En 1183 se
construyó en el Zaricejo el primer grupo de pozos artesianos: cuatro excavados
por la Sociedad Atienza, Esteve y Carió, con un caudal conjunto de 32 litros
segundo. Los siguientes aprovechamientos --dos pozos construidos por don Rafael
Herrero en 1896 y 1897, que daban y 9 litros respectivamente - fueron pronto
adquiridos por Atienza y sus socios, dedicados ya resueltamente a la
explotación del agua subterránea del Zaricejo. En 1901 el emprendedor grupo
excavó otros cuatro pozos que arrojaban 32 litros segundo (5). Estos quince
pozos artesianos del Zaricejo daban un caudal conjunto de 259 litros segundo.
Aunque constituían ya, en el ámbito del regadío particular, una parte más
importante que los riegos de norias, sin embargo sus posibilidades eran todavía
inferiores a las de la Huerta y Laguna, que seguían utilizando las aguas
caballeras. La trascendencia de estas prospecciones estriba en que constituyen
el antecedente inmediato de la "cuestión de aguas", que se planteará
violentamente en el curso de unos pocos años.
A principios de siglo empezó a
descender el caudal de los manantiales y fuentes naturales de Vi-llena "a
causa de la disminución constante y progresiva de los hidrometeoros, común a
toda la región levantina y aún más agudizada en esta zona, y de otras concausas
no bien determinadas". (6). La creencia de una relación de causa a efecto
entre el descenso de las fuentes y los aprovechamientos subterráneos arraigó
fuertemente en el ánimo de muchos. Entre 1903 y 1908 se realizaron seis obras
inmediatas o en el casco de la Ciudad --cuatro pozos artesianos y dos
galerías-- que rendían conjuntamente B8, 42 litros segundo. La más importante
fue la Mina Rosario, excavada en 1903 por don Rafael Herrero Marco, quien
"atacó directamente el cretáceo de la sierra de San Cristóbal, mediante
una galería que partiendo de la huerta penetraba perpendicularmente en el
macizo montañoso. A unos 700 m. de su origen, esta galería cortó una gran grieta
en la caliza que dio paso a unos 70 litros segundo" (7).
No menos inquietantes para el
porvenir de las aguas caballeras eran las maniobras llevadas a cabo en el
Zaricejo por la Sociedad Atienza, Esteve y Carrió. No se hicieron nuevas
perforaciones, pero el grupo construyó una galería de 300 m. que unía sus pozos
a una profundidad de 3'60 m., para aumentar el rendimiento de aquéllos. Previa
mente la Sociedad había denunciado una mina de lignito para disponer de una
zona protectora. Los manantiales y aprovechamientos cercanos se resintieron,
reclamando los más afectados. Los comuneros del distrito de Laguna Pequeña y
don Luis Penalva, cuyos cinco pozos se secaron totalmente. El mismo Atienza
reconoció el daño que su minado causó a los pozos de Penalva, y abrió a su
costa una galería de 400 m. sin lograr restablecer el caudal antiguo.
LA COMISIÓN
DEL MAPA GEOLÓGICO
El 1 de Enero de 1909 el
Ayuntamiento de Villena tomó cartas en el asunto, ordenando que cesaran las
prospecciones en el Zaricejo y se volviera al estado anterior. La intromisión
de la Alcaldía en la candente cuestión, donde se ventilaban intereses
particulares y de la Comunidad de la Laguna, era desde luego peligrosa y para
apoyarse en terreno firme el Ayuntamiento pidió al Gobierno que enviara una comisión
de ingenieros, para que investigara la minoración de las aguas. La comisión
técnica, encabezada por el Director del Mapa Geológico, don Luis Mariano Vidal,
Inspector General de Minas, analizó las fuentes y pozos de las dos zonas
hidrológicas claves: la oriental, aneja a la Ciudad, y la occidental o del
Zaricejo. Ultimado su trabajo en el mes de Julio, la comisión concluyó
remitiéndose a la Ley de Aguas de 1879 y al Reglamento de Minas de 1905, para
combatir las manipulaciones realizadas con pretexto de explotación minera. No
se consiguió un dictamen más explícito y, amparándose en la casuística legal,
pronto se reanudarían las prospecciones.
Cuando los ingenieros del Mapa
Geológico aforaron las fuentes y pozos, la situación era grave, pero no desesperada,
en la Huerta y catastrófica en la Laguna. El siguiente cuadro refleja la
alteración del caudal total de los manantiales y pozos entre 1901 y el momento
de ser estudiados por el grupo técnico (8).
CAUDAL
Aprovechamientos……….. 1901…… 1909
Aguas caballeras Huerta... 500 1-seg. 318 1-seg.
Aguas caballeras Laguna... 400 1-seg. 21 1 ser.
Pozos artesianos término... 259 1-seg. 347 1-seg.
Las aguas de la Fuente del Chopo
descendían tan rápidamente, que el 19 de Febrero de 1910 se secó por completo.
En consecuencia se celebró una reunión de comuneros de los distritos más
afectados - Laguna Grande e Hincha Larga - y se acordó limpiar el álveo del
manantial. El proyecto surgió y fue realizado por la emprendedora Junta de
Defensa contra los Diezmos, que sin olvidar su fin primordial de
reivindicaciones sociales --redención de los diezmos que gravaban la propiedad
útil de la Demarcación-- recaudó los fondos para llevar a cabo la labor de
limpieza, cuyo coste ascendió a 4.080 pesetas. Otros obstáculos legales fueron
salvados por la Junta: se gestionó del Ayuntamiento el permiso oportuno -. Dado
el derecho tradicional a utilizar la Fuente del Chopo como abrevadero público
-- y la autorización de don Segismundo Moret y Quintana, que años atrás
acaparaba buena parte del dominio directo de la Laguna, y que aún retenía el
Molino de las Virtudes.
El 5 de Junio de 1910 se procedió a
la monda con tal éxito que el nivel aumentó rápidamente. La súbita afluencia
suscitó gran alegría. Al manantial concurrieron, como si se tratase de una
peregrinación, muchos laguneros y villenenses. Parecía que se habían aventado
para siempre los temores y amenazas anteriores. Y de pronto, ensombreciendo
este ambiente de euforia, se produjo la reclamación de la Sociedad Canal de la
Huerta de Alicante, exigiendo que se suspendieran "los trabajos de
alumbramiento de aguas que se estaban realizando en el Hoyo de la Virgen,
dirigidos por un tal José García a) Cañas, alegando en su apoyo el artículo 23
de la ley vigente de aguas y la merma que en las suyas había experimentado en
el canal" (9).
EL CANAL DE
LA MUERTE
La intervención de la Sociedad
alicantina será la que dé su configuración definitiva a la "cuestión de
aguas", planteada ya en estos momentos en sus términos más agrios. Se había
constituido dicha Sociedad el 25 de octubre de 1907 con el propósito de llevar
"a los campos de Mucha-miel, San Juan y Santa Faz las aguas de Zaricejo y
ha venido a remediar, en parte, la falta de riego de que adolece nuestra mal
llamada huerta, pues las que proporciona el pantano de Tibi son absolutamente
insuficientes para las 36.660 tahúllas que forman aquellos campos" (10).
El Canal de Alicante intentaba, en suma, remozar la antiquísima tradición de
utilizar el agua de Villena para el riego de los pueblos de abajo, con la
exportación de la extraída por medios mecánicos. A tal efecto, el Canal
adquirió en 1908, por el precio de 500.000 pesetas, el derecho a la propiedad
de 150 litros segundo de los pozos que en el Zaricejo controlaba el grupo de Atienza.
(11)
Desde que las primeras noticias de
la constitución de la Sociedad alicantina llegaron a Villena, encontró la más
compacta oposición, dirigida por los fuerzas vivas, alentada por los regantes
amenazados- seguida por la expectación popular y jaleada por la prensa local,
que recoge plásticamente el desarrollo de los acontecimientos, sobre todo desde
la conclusión del saneado negocio y la construcción del canal del Zaricejo. El
10 de enero de 1909 tronaba El Bordoño:
Canal de Vida para Alicante y su Huerta: Canal de Muerte para Villena y pueblos
perjudicados. Con sobrada razón, el vulgo ha bautizado al desdichado canal,
llamándolo ¡¡CANAL DE LA MUERTE!!". El 24 de Enero, en el mismo periódico,
lanzaba don Tomás Giner un verdadero manifiesto: "La defensa de nuestras
aguas, la lucha por la vida de Villena es justa, racional, obligatoria y santa.
Hay que decretar de un modo solemne, oficial, una contribución en metálico,
otra de inteligencia y otra de voluntad, para que logremos nos restituyan
nuestras aguas, impidamos puedan perjudicar las existentes y alumbremos otras
nuevas que vayan a regar los secanos de nuestro término, y con ello acrecentar
la riqueza y bienestar de Villena".
Por primera vez en la dilatada historia de los riegos
locales, se unieron los pueblos de abajo, que utilizaban las sobrantes, con
Villena, para tratar de formar un frente común contra el poderoso enemigo. El
31 de Enero, A. Estevan Barceló publicaba un artículo en El Bordoño, destinado a lograr la incorporación de Sax a la empresa,
para conseguir la unión "de todos los que luchamos contra el maldito Canal
de la Muerte". Campañas de prensa, reuniones públicas, presiones
oficiales, manifestaciones, todo fracasó, como fracasó el recurso a la fuerza:
en los primeros días de Febrero "una mano misteriosa" volaba con
dinamita tres metros del canal de Zaricejo. La con secuencia inmediata fue la
presencia en Villena del gobernador interino, del jefe de la Guardia Civil
provincial y de cincuenta números. El
Bordoño, tras afirmar -un tanto ingenuamente - que el atentado no se debía
a los hijos de Villena, insinuaba una turbia maniobra del Canal para aprovechar
el confusionismo: "Toda clase de armas se esgrimen por los enemigos; la
hipocresía más refinada, la calumnia, la continua peregrinación de Ministerio
en Ministerio, gimiendo, susurrando al oído de los altos personajes el estado
anárquico que ellos quieren suponer existe en Villena, porque el pueblo se ha
apercibido a tiempo y no ha de consentir el despojo por ellos pretendido"
(12).
No es de extrañar, por tanto, el
efecto que en este ambiente de fuerte tensión emocional ocasionaría la,
protesta de la Sociedad alicantina a la limpieza de la Fuente del Chopo en
Junio de 191n. La agitación era muy grande en la Laguna, y resultaba irritante
a los laguneros el que presentaran a la vital operación de la monda
reclamaciones tajantes, precisamente aquéllos que se lucraba de las
prospecciones que habían ocasionado - en su opinión - el descenso general del
agua. Si a esto se une el aborrecimiento que desde el principio despertó la
actuación del Canal y la convicción unánime de que trataban, por medios
tortuosos, de "arrebatarles una riqueza inherente a sus propiedades"
(13), parece natural que cundiera la indignación.
Para coordinar la acción se formó
una junta integrada por don Joaquín Pérez Cervera, don Cristóbal Amorós Sarrió,
don Pascasio López Santonja y don Tornas Giner Galbis, que convocó una asamblea
el 17 de Julio de 1910 en la plaza de Canalejas para exponer a la gente los
sucesos, si bien evitando disturbios. Un vecino denunció una mina de lignito
para salvaguardar la Fuente del Chopo de posibles manejos de la Sociedad
alicantina, la cual se opuso decididamente y presionó al gobernador para que
cesaran las labores, aún antes de haber comenzado. Más éxito tuvo la compra del
Molino de las Virtudes. Una comisión se entrevistó en Madrid con don Segismundo
Moret y Quintana y logró que el octogenario estadista prometiera arrendar el
Molino por diez años y venderlo más adelante. La compra definitiva fue
realizada por don Cristóbal Amorós Sarrió, por la cantidad de 17.500 pesetas,
donándolo a continuación al Ayuntamiento, para que empleara su renta en
beneficio del Santuario, con la condición de que no fuera utilizado contra los
intereses de la Laguna, asegurando de este modo "la llave para aumentar o
disminuir el caudal de aguas que en manos de los del Canal de la Huerta sería
fatal para Villena" (14).
CONCLUSIÓN
La feroz campaña iniciada en 1909
fracasó en su objetivo esencial: el extrañamiento de la Sociedad de Alicante,
pero obligó a ésta a intentar un acercamiento a los regantes de Villena y
buscar una solución diplomática. En Noviembre de 1910, el Canal presentaba una
instancia en Alcaldía, pidiendo formalmente el arrendamiento de todas las aguas
sobrantes del término. El alcalde, don Luis García Catalán, comunicó la noticia
al Sindicato de la Comunidad de Regantes de la Laguna. Celebrada Junta General
Extraordinaria el 30 de Abril de 1911, no se llegó a un acuerdo, pero se
nombraron delegados para que en unión del Sindicato y de varios concejales
entendieran del asunto. La solicitud fue examinada durante mucho tiempo, cuyo
transcurso quitó hierro a la cuestión. El anterior aprovechamiento masivo de
pozos por individuos y comunidades, fue acostumbrando a la idea de que algunos
de los más importantes eran explotados por una Sociedad foránea, que exportaba
el agua en su propio beneficio, e hizo que se diluyera la idea, románticamente
sentida, de robo por parte del Canal de una riqueza que era inherente a
Villena.
El proceso de agotamiento de las
aguas caballeras era fatal e irreversible. La monda de la Fuente del Chopo sólo
significó un alivio momentáneo. Entre el verano de 1909 y el de 1913 se
construyeron 28 nuevos pozos, con un caudal conjunto de 356 litros segundo.
(15) En el mismo lapso de tiempo las Fuentes de Villena -- Losilla y Chorros--
disminuyeron sensiblemente: de los 318 litros aforados por la Comisión del Mapa
Geológico, sólo manaban 143 en 1913, según el estudio del ingeniero de minas
don Luis García Ros. En cuanto a la Fuente del Bordoño se hallaba
irremediablemente seca desde 1909.
La Huerta y Partidas --convertida en
Comunidad de Regantes en 1919-- hubo de adaptarse a las circunstancias buscando
nuevos aprovechamientos, el más importante de los cuales fue la
"Cisura", galería excavada perforando la Sierra de San Cristóbal en
dirección NE, de 800 m. de longitud, y que rendía 500 litros segundo en 1934.
La situación de la Laguna fue mucho más grave: el agotamiento de la Fuente del
Chopo inutilizó grandes extensiones de terreno, que los pozos practicados en la
zona sólo remediaron en 'parte y cuyas consecuencias son visibles todavía hoy:
de las 1.200 Hac. que la Demarcación regaba en 1911 (16), perdió 800 entre
secano y baldíos. El proceso se había consumado y se inauguraba una nueva etapa
en la evolución agraria de Villena.
NOTAS
S. MIÑANO, Diccionario Geográfico estadístico de
España y Portugal, Madrid, 1828, tomo X, pág. 12.
P. MADOZ, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico
de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, 1850, tomo XVI, pág. 313.
"Don Pedro López Chapí de 87 años de edad,
asegura, que la sequía de 1°57 fue, mayor que la de 1850-81 y que la que hoy
(1913) se alcanza. En aquella remota fecha recuerda que se perdieron las
patatas del hilo del Abad, y este año se han salvado, aunque con escaso
margen". (L. GARCIA ROS, Estudio de Hidrología sobre las relaciones de las
Fuentes de Villena y los nuevos aprovechamientos subterráneos, Villena, 1914,
pág. 11).
L. GARCIA ROS, op. cit., págs. 10-11.
L. MARIANO VIDAL-R. SANCHEZ LOZANO, Estudio de
Hidrología Subterránea en Villena, Villena, 1912, págs. 23-25 (separata del
"Boletín de la Comisión del Mapa Geológico", XXX, 1. °).
F. TARRUELLA, Topografía Médica de Villena, inédita,
1935. He utilizado la copia mecanografiada íntegramente por J. M. Soler García de
la parte "Hidrología del término de Villena", pág. 1.
F. TARRUELLA, op. cit., pág. 2.
Las cifras contenidas en la Memoria histórica
referente a las aguas y finca de la Demarcación de la Laguna de Villena,
Villena, 1912, pág. 36, en L. MARIANO VIDAL-R. SANCHEZ LOZANO, op. cit., págs.
18-21, y en L. GARCIA ROS, op. cit., págs. 11-12.
Memoria histórica, op. cit., pág. 23.
(10 y 11) F. FIGUERAS PACHECO, Provincia de Alicante,
Barcelona, s. a., pág. 1153 (tomo V de la "Geografía General del Reino de
Valencia", dirigida por F. CARRERAS Y CANDI).
El Bordoño, 7-11-1909,
año IV, núm. 107.
Memoria histórica, op. cit., pág. 34.
La Tribuna,
4-XII-1910, año I, núm. 5.
L. GARCIA ROS, op. cit., pág. 8.
Memoria histórica, op. cit., pág. 36.
Artículo publicado en la revista anual Villena de 1966.
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