Cosas de antaño” Gaspar Archent, canónigo, programa de Fiestas de Villena 1942
Partidas de la Huerta y del Campo
En
el año 1402 aparece consignado el nombre de Domingo Busaldón: ¿será este
apellido el que, desfigurado después, diera nombre a la casa y tierras hoy
llamadas de Usaldón? Es casi seguro.
En
el 1405 aparece ya el “Despeñador” o “Espeñador”, el camino de las Balsas y el
de Salinas¸ en 1463 la Albaina, las Salinas del Angostillo, que fueron cedidas
a Villena por los Reyes Católicos en 31 de marzo de 1466; y en 1500, el Real de
Mellinas, en el camino que va a San Juan.
En
1501, Bulilla y el Poloovad; en 1504, el Caracol; el 1516 la Macolla; en 1545
la Estacada y en 1575 el Huerto Real. En 1617 se cita la Raal con el nombre de
Arraalejo.
Aguas de Riego
En 1348 se nombra ya el Hilo del
Abad; en 1401 el Hilo de don Juan, llamado del Rey, en el camino de Sax; en
1455, el Hilo del Olmillo y en 1503 la Balsa de Machacón. En 1569 había varias
fuentes en el Caracol. En 1679 se habla de la Balsa de Pinchellos y en 1759 del
Pozo del Soldado.
Sumamente
interesante es conocer los precios que regían en aquellos tiempos.
El trigo
Comenzando
por el trigo, en 1537 se vendía a 5 reales la fanega. Este año fue sumamente estéril y su
producción casi nula, por lo que no es de extrañar que al año siguiente
alcanzase el trigo el precio de 16 reales la fanega. Posteriormente y con
diferentes alternativas llega a los 28 reales en 1711. En 1692 una arroba de
harina costaba 7 reales y el pan se vendía a dos cuartos la libra.
La cebada
Le
cebada se vende en dicho año estéril de 1537 a 3 reales la fanega; pero luego a
7 y 9 reales, hasta que en 1746 se vendía a 10.
El centeno
Se
vendió en 1538 a tres reales la fanega, alcanzando a mitad del siglo XVII el
precio de doce reales. El citado año de 1538, la avena se vendió a 42
maravedíes, ósea a 30 céntimos la fanega.
El vino
Se
vendió en 1538 a un precio equivalente a 45 céntimos de peseta la arroba, y
todavía bajo más los dos años siguientes, puesto que en 1616 se vendía a real y
medio la arroba.
El aceite
Se paga en 1547 a 10 reales la
arroba, y la libra costaba a menos de 10 céntimos. En los nueve años siguientes
baja a 7 y 8 reales, hasta subir a 12 en 1595 y ocho años más tarde a 20 reales
la arroba.
Aunque no existen datos completos
sobre el precio de otros productos, no dejan de ser curiosísimos los pocos que
se conocen. Así, en 1538 se vendía el queso a menos de 10 céntimos la libra; la
cera sucia se vendía a menos de 2 reales la libra; y limpia para elaborar, unos
céntimos más cara. La arroba de lana se pagaba a 10 reales; 500 púas costaban
poco más de 3 reales y una escoba, 8 céntimos. El caíz de yeso valía unos 58
céntimos y un ciento de ladrillos 55 céntimos.
Arrendamientos y salarios
Como todo en la vida está sujeto a la ley inexorable
de la proporción, que fatalmente se impone como regla general aunque se den
excepciones particulares, dada la baratura de los productos de la tierra y de
la industria en aquellas épocas, sumamente barato había de ser también el
arrendamiento de la tierra y el precio de los jornales.
En
efecto: en el año 1405 se pagaban por 4 tahúllas en el Despeñador 24 sueldos,
equivalentes a 3 reales y medio de arrendamiento anual por tahúlla. En 1528 se
pagaban 25 reales por dos tahúllas en el Hilo del Rey, y en 1531, 6 reales y
medio por media tahúlla en San Benito. En 1538, la parroquia de Santa María
poseía un “bancalero” lindante con el huerto de Luis Dañón Cabrera y con los
herederos de Martín Pardiñas, y el rento anual era de 6 reales por tahúlla. En
1540 4 tahúllas arrendadas en la Estacada pagaban a razón de cinco reales, poco
más, por tahúlla.
Respecto
al precio de los jornales no figuran datos concretos, pero en una nota
correspondiente al año 1549 se dice que “los jornales a cuatro sueldos” lo que
equivale a un poco menos de 3 reales el jornal, y en la misma nota se dice que
los carpinteros que trabajaban en el capitel de la torre de Santa María
cobraban de sueldo 72 maravedíes, o sea, 53 céntimos de peseta.
Misas
Como dato también curiosísimo aparece consignada la
limosna de las misas. En 1510 por una Misa se daban 18 maravedíes equivalentes
a 13 céntimos y por un aniversario un real. En 15401 un real y en 1645 real y
medio por cada misa rezada.
Y con esto termina esta
deficientísima información. De los datos en la misma expuestos no es posible
racionalmente dudar, ya que todos ellos fueron entresacados, con paciencia de
benedictino, por aquel inolvidable sacerdote que se llamó D. Salvador Avellán
García, que invirtió muchas horas de su vida investigando los archivos
parroquiales y el municipal; que fue el villenense que más sabía de su pueblo y
podemos decir también que el que más lo amaba, porque si como dice el adagio
latino “nihil volitum quin proecognitum”
–nada se ama si no se conoce- hemos de suponer que a mayor conocimiento sigue
un amor mayor y más perfecto.
Aquí ponemos punto final al presente
escrito por el que los lectores habrán podido conocer el precio de muchas cosas
en aquellas épocas remotas y distantes, cuando aún faltaban muchos siglos para
que se inventase la palabra “straperlo”.
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