Artículo interesantísimo que publicó en el semanario local villenense El Bordoño el farmacéutico de la calle Mayor, don Tomás Giner Galbis (colaborador habitual del citado semanario) y esposo de la compositora local doña Lola Vitoria.
Don Tomás, durante algunos años, fue un gran aficionado a la astronomía y realizó importantes fotografías al planeta Júpiter y al cometa Halley. En la Luna figura un cráter que lleva su apellido, se le denomina "Crater Giner".
El día 14 del
corriente mes, de diez y media de la mañana a las dos de la tarde, pasará el
planeta Mercurio por delante del Sol, y la entrada del astro se verificará á
unos 20° de latitud Norte por la parte del Este, y saldrá a unos 11° latitud
Norte por la parte de Oeste.
Este fenómeno
celeste, raramente observable, sucede muy de tarde en tarde, pues esta es la
primera vez que acaece en el siglo XX; de aquí
la importancia que tal acontecimiento tendrá para los astrónomos. Los
aficionados que dispongan de un anteojo astronómico o de buenos gemelos de
teatro, podrán observar el paso de Mercurio mirando a través de un cristal
ahumado, pues la visión directa
perjudicaría la vista. Se distinguirá como un puntito negro, redondo, que se
desplaza por el disco solar.
El planeta
Mercurio es muy difícil de observar en su marcha alrededor del Sol, que la
efectúa en 87 días, 23 horas y 15 minutos, pues siempre va envuelto entre las
radiaciones solares, y sólo puede distinguirse con un anteojo algo potente,
durante los das que se separa más del Sol, y esto si el horizonte no se halla
vallado por las nubecillas que, cual gasas tenues, se extienden con frecuencia
en las puestas solares.
Dista del Sol 14.000.000 de leguas; su diámetro es de 4.800
kilómetros; así, pues, está más cerca del Sol que nosotros y es mucho más pequeño
que nuestro mundo Tierra. Su día dura 24 horas, 5 minutos, casi lo mismo que
nuestros días.
Mercurio es un planeta muy excéntrico, es decir, que su
marcha~ alrededor del Sol es una elipse algo prolongada; por esto unas épocas
recibe dos veces más luz y calor que otras, resultando de esto que las
estaciones en este astro son más caracterizadas que en el nuestro y los cambios
de temperatura más violentos, más bruscos. Debido a su pequeñez, cerca de tres
veces más pequeño que la Tierra, á la distancia que nos separa de él,
23.450.000 leguas, y a girar siempre entre las radiaciones del Sol, su
observación se hace difícil, su estudio delicadísimo; de aquí que conozcamos
tan poco todo lo referente a sus climas, accidentes superficiales, atmósfera.
Sólo sabemos que sus estaciones duran 22 días, que su peso especifico es 16,
16, que recibe seis veces más luz que nosotros, por lo que si posible nos fuese
trasladarnos a su superficie, veríamos el Sol como un disco brillantísimo, más
grande que lo vemos desde aquí.
Mercurio seria un excelente observatorio para los astrónomos
encargados del estudio del Sol, Sechy, Herschel y Flammarión, Poicaré, -qué de
conocimientos más perfectos, más precisos, no hubieran hecho del astro de la
vida, de haber instalado allí sus aparatos-.
El día 14 de Noviembre, de diez a dos de la tarde, el cielo
llama a todos los aficionados de la ciencia astronómica a pasar un rato feliz
contemplando un acontecimiento raro, que sucede pocas veces en la vida del
hombre: el paso del planeta Mercurio por delante del disco brillante del Sol.
A preparar, pues, los anteojos o gemelos de teatro, provistos de su correspondiente cristal
ahumado, y a mirar y ver.
(Tomás Giner,
farmacéutico de la calle Mayor)
El Bordoño nº 73,
10-11-1907
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