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Los itinerarios musicales de Ruperto Chapí a partir del siglo XX

El festival de Actores

Organizado por la Asociación de Artistas Dramáticos y Líricos españoles, se celebrará en Apolo un gran festival el día 10 del presente  mes, que dará comienzo a las tres y media de la tarde.

El programa, en el que se hace la salvedad de que las primeras actrices y loa primeros actores de verso, y los de igual clase en el género lírico, se han prestado á desempeñar todos los papeles de las obras elegidas, sin reparar en la categoría de los mismos, es el siguiente:

1.- La aplaudida zarzuela de magia disparatada, en un acto y diez cuadros, en prosa y verso, original de. Sinesio Delgado, con música de D. Ruperto Chapí, titulada Quo Vadis, desempeñada por la compañía del teatro Apolo.

2.- Estreno del apropósito en verso, escrito para solemnizar la fiesta de los actores por D. Sinesio Delgado, con música del maestro Chapí, y cuyo título es Actores españoles puesto en escena por D. Miguel Soler, y tomando parte en su desempeño las actrices siguientes:

 De zarzuela.—Arana (Lucrecia), Brú (Isabel), De Diego (Leonor), Fernández (Carmen), Flaquera (Juana), Franco (Matilde), Labal (María Luisa), Lázaro (Felisa), López (Isabel), López Martínez (María), Mesa (Julia), Milán (Gloria), Moren (Elisa), Pino (Joaquina), Plá (Dolores), Prado (Loreto), Petrel (Matilde), Sanfort (Carlota), Sobejano (Carmen), Taberner (Amparo) y  Torres (Felisa).

De verso.- Cobeña (Carmen), Pino (Rosario), Suárez (Nieves), Valverde (Balbina).

Acompañadas por todos los actores que toman parte en esta función. Dirigida por el maestro Chapí.

 3.- El sainete en un acto y en prosa, original de D. Ricardo de la Vega, Pepa la Frescachona ó el colegial desenvuelto.

4.- y última. El sainete lírico en un acto y en prosa, original de don Ricardo de la Vega, música de don Tomás Bretón, La verbena de la paloma ó el boticario y las chulapas y celos mal reprimidos.

Esta obra será puesta en escena por D. Miguel Soler y dirigida por D. Tomás Bretón.

Las Provincias de Levante, 08-01-1902


La  ópera española. Ensayo de CIRCE

En telegrama que hemos recibido tarde para la edición de esta mañana, nos participa nuestro corresponsal que anoche se verificó en el Teatro Lírico de Madrid el ensayo general de la ópera  Circe, letra del ilustre autor dramático don Miguel Ramos Carrión y música del eminente maestro don Ruperto Chapí.

La nueva ópera gustó extraordinariamente, siendo aclamados los autores.
El segundo acto lo califica el telegrama de sublime.
La representación de Circe ha sido un gran acontecimiento musical.
La interpretación ha sido excelente.
Las decoraciones, magníficas.

Celebramos el brillante éxito que ha obtenido Circe, deseando que con él se consolide la implantación de la ópera española, por la que con tanto entusiasmo trabajan los amantes de la música nacional.

 A continuación publicamos dos escenas de la nueva ópera, las primeras del

ACTO SEGUNDO
ATRIO EN EL PALACIO DE CIRCE ESCENA
ESCENA I

CIRCE, sentada y meditabunda. Varias ninfas recorren la escena lentamente, esparciendo por el suelo las flores que esclavas negras llevan en un gran cesto de mimbres dorados.
NINFAS
Tapicen el suelo
la juncia y la grama,
la roja artemisa,
la rústica salvia,
y blancos jazmines
y rosas lozanas
esparzan al viento
su aroma que embriaga.

{Acercándose á Circe)
Las flores más bellas,
así deshojadas,
á tu huésped le brinden alfombra
donde quiera que fije su planta.
Con ramas floridas
y juncos y hierbas
y verde espadaña
cubramos la tierra.
El blanco narciso,
la casta azucena,
el lirio orgulloso,
la rosa altanera,
humildes aguardan
al huésped que llega
y homenaje le ofrecen rendidas
y perfuman al pié que las huella

(Van esparciendo siempre hojas y flores)

ESCENA II
CIRCE, sola.

Sembrad, sembrad de flores su camino;
yo les daré rocío con mis lágrimas.
¡Ay de mi, triste!
¡Ay, desdichada!
¿Por qué mi pecho
perdió la calma?
¿Por qué suspiro
desconsolada?
¿Por qué me agitan
mortales ansias,
y en la hoguera espantosa de los celos
pensando en él mi corazón se abrasa?
Yo observo a veces
en su mirada
vivos fulgores de ardiente llama.
Brota en sus labios
una palabra,
y aguardo ansiosa
para escucharla,
y en vano espero;
me mira y calla,
ó responde á mi voz y á mis caricias
con fría indiferencia que me mata.
Aprisionado
mi amor le guarda;
pero aunque él nunca
de mí se aparta,
su pensamiento
no me acompaña;
busca otras tierras;
busca otras playas;
¿de qué me sirve encarcelar su cuerpo
Si no consigo aprisionar su alma?
¡Ay de mí, triste!
¡Ay, desdichada!
¡Que no me deje!
¡Que no se vaya!
(Llora)

Las Provincias de Levante, 07-05-1902



TEATRO LIBRE ESPAÑOL

Se ha constituido en Madrid una sociedad anónima con el título de  «Teatro Libre Español».

Dada así, escuetamente, la noticia, probable es que alguien interprete de modo torcido el significado de la palabra libre… Desechad todo mal pensamiento ¡oh espíritus maliciosos! Esa libertad no tiene nada que ver con la pornografía, ni significa que las obras presentadas y estrenadas en ese teatro (cuya apertura se anuncia para la próxima temporada de invierno) pueden ser, si a sus autores les place, ataques a la moral,  a la religión, a las instituciones, etc.


 Por el contrario, será declarada fuera de concurso toda obra que no se concrete á la manifestación lícita del arte en el terreno literario; y nada se dice del arte lírico, porque hasta ahora no se conoce la música pornográfica, ni hay oídos, por castos que sean, que se escandalicen de oír el más rabioso cancán á toda orquesta.

El teatro libre viene a ser para los autores lo que la entrada libre para el público en ciertos bazares, almonedas ó subastas; es decir, que la sociedad fundadora de este teatro se propone observar una conducta diametralmente opuesta á la que se sigue en los demás teatros de la Corte, donde a los autores noveles se les da con la puerta en las narices y se ven sometidos á sufrir un verdadero calvario antes de dar al público su obra, si es que al cabo da algunos años de gestión consiguen realizar tan arduo empeño.

Según se declara en los Estatutos, la Sociedad tiene por objeto presentar al público, por medio de la escena, cuantas producciones teatrales le entreguen sus accionistas, pudiendo ser las obras en uno ó más actos, estar divididas en varios cuadros, escritas en prosa ó verso, ó ambas cosas á la vez, y finalmente, pertenecer ó no al género lírico. Dícese que, por ahora, se limitarán los estrenos a obritas en un acto, a reserva de estrenar más adelante comedias o dramas en dos o más actos.

Se les abre, pues, de par en par las puertas del «Teatro Libre Español» a todos los autores, sin privilegios, distingos, ni prelaciones de ningún género. Hay el propósito de estrenar seis u ocho obras tolos los meses, a cuyo efecto la Sociedad contratará tres cuadros de artistas.

Para experimentar los horrores del estreno basta con que el aspirante a esa emoción sea accionista, la menor cantidad posible de accionista, poseer una acción, que vale cincuenta pesetas y se paga a plazos.

 Como a pesar del espantoso número de analfabetos que hay en España, es no menos espantoso el número de autores dramáticos o cómicos, y el de compositores, que anhelan ser coronados de laureles en los escenarios, es de presumir que esa legión se enterará con gusto de algunos detalles referentes á las condiciones de presentación, recepción y estreno de las obras, según se especifican en los Estatutos, ya publicados.

Las obras deberán ser presentadas a la Sociedad en la misma forma que se acostumbra en los certámenes literarios, es decir, en un paquete cerrado y con un tema, acompañando con igual tema otro sobre lacrado, conteniendo el nombre y domicilio del autor ó de los autores.

Se exige que las obras estén totalmente terminadas, tanto en la parte de letra como en la de música, si la tuvieren, debiendo hacerse la entrega de ambos originales a un tiempo.

            Según se presenten las obras se irán numerando: tanto para la lectura, como para la admisión y estreno se atenderá rigurosamente al turno que a cada una corresponda.

Habrá una Comisión lectora, compuesta de los mismos accionistas, que turnarán en este trabajo, sin que puedan formar parte de ella los autores de las obras que hayan de leerse.

Conviene decir que no se nombra esta Comisión lectora para que aprecie el mérito de la obra (eso lo dirá el público), sino para enterarse de que no está escrita en un castellano ininteligible, ni  tiene forma de comedia, ni es representable... Aun así, en caso de duda, no deberá rechazarla, sino que pedirá nueva lectura de ella por más señores. El Secretario, según la decisión de la Junta, signará cada ejemplar con una de estas notas; «Aprobada» ó «A más señores».

Los nuevos auditores serán todos los accionistas que quieran asistir á la Junta general, convocada al afecto, Leída otra vez la obra, se decidirá por votación secreta si ha de ser ó no estrenada. No puede darse nada más constitucional.

Omitiremos otras noticias, por no hacer pesadas estas explicaciones; en la Secretaría de la Sociedad, San Bartolomé, 4, Madrid y se facilitan ejemplares de los Estatutos.

¿Obtendrá la sanción y visto bueno del respetable público esta loable iniciativa para implantar en España el «Teatro Libre», pensamiento que se persigue hace muchos años? ¿Será realmente un arma eficaz contra el monopolio teatral? El tiempo, gran solucionador de problemas, se encargará de contestar a estas preguntas.

La idea es buena, y la patrocinan nombres prestigiosos en la esfera de la literatura y del arte musical, pues aparecen como consejeros técnicos de la nueva Suciedad los Sres. don Pedro de Novo y Colson, don  Ruperto Chapí, don Jacinto Octavio Picón, don  Sinesio Delgado y don José Mata.

            ¡Quién sabe! Tal vez el «Teatro Libre Español» sacará de la sombra, no solo a literatos y músicos do verdadero mérito, sino también á excelentes artistas, hoy ignorados.
 R. B.
Heraldo de Murcia, 30-05-1903

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