1899
Estrena La Cara de Dios de Carlos Arniches, la señá Frasquita y las buenas mozas.
Tournée artística comenzando en
Villena
El empresario del Circo de Parish en Madrid,
don Manuel Figueras, tiene el propósito, una vez terminada la temporada de
cuaresma, de emprender una “tournée”
artística con la notable compañía
de zarzuela “grande” que dirige el aplaudido bajo don Miguel Soler.
Dicha “tournée” comenzará probablemente por
Villena, patria del insigne maestro Chapí, donde se cantará su última
producción musical Curro Vargas y
alguna que otra obra. Del eminente compositor.
De Villena irá la compañía al teatro Principal de
Alicante, donde dará tres o cuatro representaciones, haciendo lo mismo en
Murcia, donde se verificará el estreno de la ópera María del Carmen con asistencia de su autor el ilustre, maestro
Granados.
Desde esta capital marchará á Valencia y de allí á
Barcelona, saliendo después con dirección a San Petersburgo en donde está
contratada para quince funciones y donde
será la primera vez que se oiga música española cantada por artistas también
españoles.
Es muy posible que la excursión artística que
prepara el empresario señor Figueras
abrace también Suecia e Inglaterra.
El Heraldo de
Murcia; 04-01-1899
Estreno de La Chavala
Con objeto de
dirigir los ensayos y presenciar el estreno de La Chavala en el teatro Princesa de Valencia, a dicha ciudad han
llegado José López Silva y Ruperto Chapí.
Heraldo de Murcia,
11-01-1899
Estreno de la Revoltosa
El libro, muy literario, muy culto, muy bien hecho
hace honor al nombre de sus autores, y
en él se admiran algunos de los incomparables
diálogos de López Silva, que tan merecida reputación le han creado. Es
seguramente uno de los más artísticos que se han escrito para este género de
teatro: rebosante de ingenio y sin las chocarrerías groseras y de brocha gorda
de tantas otras producciones.
La música es inspiradísima: gustaron todos sus
números, especialmente unas bonitas guajiras que se repitieron y un dúo
precioso, página musical bellísima que también se repitió entre aplausos
entusiastas: música hecha con cariño por uno de los más ilustres mantenedores
del arte lírico español.
La ejecución que la obra obtuvo fue notable,
debiendo mencionarse a las señoritas Franco, Asensio, Pueyo (María) y señora
Echevarría: y a los señores
Pérez-Soriano, Sola, Estellés, Salvador y Martín.
Sobresalieron
de entre todos la Franco y Pérez-Soriano, que fueron aplaudidísimos en el dúo
mencionado, que cantaron admirablemente.
Las guajiras fueron cantadas con mucha intención
por la Asensio y bailadas con no menos
gracia por María Pueyo.
Al terminar
la representación el público llamó á escena al maestro Cereceda, que dirigió
con su acostumbrado acierto la obra, y a los intérpretes de esta.
La Revoltosa
figurará bastantes noches en el cartel y será tan aplaudida como anoche.
El Heraldo de
Murcia, 31-01-1899
Continúa el éxito de la Revoltosa en el teatro Romea
Este coliseo
continúa viéndose favorecido por el público, a lo cual son muy acreedores los
artistas de la compañía Cereceda, por el esmerado desempaño que obtienen
cuantas obras son puestas en escena.
La revoltosa continúa
siendo muy del agrado del público, que todas las noches aplaude y hace repetir
las guajiras y el hermoso dúo, tributando unánimes manifestaciones de agrado a
las señoritas Franco, Asensio y María Pueyo y a los señores Pérez-Soriano, Sola
y Estellés principalmente.
Anoche, con una numerosa concurrencia á pesar de lo
avanzado de la hora, se puso en escena en último lugar la zarzuela Al agua patos, que dio ocasión a que las
tiples señoritas Asensio y Gómez lucieran sus esculturas formas, único
atractivo de una obra exenta de todo mérito como la mencionada.
Se anuncia para muy en breve el estreno de La chavala, celebradísima producción de
los mismos distinguidos autores de La
revoltosa, señores Fernández Shaw y López Silva y el eminente maestro
Chapí.
El Heraldo de
Murcia, 31-01-1899
Ruperto Chapí: Entrega y dedicación en sus trabajos. Un repaso a su
obra y un paseo por su casa familiar.
El autor eminente de La Bruja trabaja tanto, produce de tal
suerte que asombra a todos su fecundidad. Difícilmente habrá teatro en España
que no lleve en su repertorio las obras de Chapí, ni cartel donde no figuren; y
esto que demuestra palpablemente la actividad incansable del compositor no es
lo que constituye su labor entera, porque después de escribir una partitura
inspirada y genial para una obra en tres actos y estrenar en el curso de la
temporada ocho o diez piececitas, aún le queda tiempo suficiente para componer
un número de brillantez soberana y mérito indiscutible con destino a los
conciertos de Primavera y Otoño.
No tiene tranquilidad
ni reposo, y por eso asombra más aún la lista interminable de sus obras de
preparación.
Recorre todos los
días los teatros donde tiene ensayos, escribe, compone, lee cuidadosamente las
obras que le levan para someterlas a un buen juicio acreditado, aguanta
pacientemente las latas que le dan, y franco y sincero siempre, dice su opinión
con lealtad.
Esto es tan cierto,
como lo es también que aunque una obra sea muy hermosa, como él no sienta las
situaciones que se le ofrecen, no la hace. Es de los que creen que las cosas es
preciso hacerlas sin esfuerzo, único modo de que resulten bien; y como en su
larga carrera artística ha tenido claras pruebas y demostraciones evidentes de
su teoría, no se somete jamás a hacer ninguna obra que él no esté seguro de
interpretar bien.
Ha sido muy discutida
su celebridad, lo cual quiere decir que, efectivamente, es hombre de
inteligencia superior; y aunque adversarios y enemigos enconados, no les
concedió jamás beligerancia y siguió trabajando sin preocuparse… Cada quince
días, poco más o menos, Chapí estrena una obra,
Obras son amores…y el
insigne maestro piensa que el discurrir es perder el tiempo; por eso a los
ataques de sus adversarios contesta con nuevas partituras que el público se
encarga de aplaudir y popularizar.
Es interminable el
catálogo de sus obras. Sólo trabajando como Chapí trabaja se comprende que sea
quizá el compositor que más derechos cobra. El moderno repertorio compónese en su mayor
parte de obras del popular maestro y pasan de quince mil duros anuales lo que
los derechos de representación le producen.
Profano como soy e
ignorante de los secretos del divino arte, no me atreveré a hacer
comparaciones, odiosas siempre, entre este genial compositor y los que con él
comparten en la actualidad nuestra escena; pero lo que sí aseguro es que
ninguno como él sabe colocarse en la verdadera situación y adaptar los números
de música al carácter de los personajes que la interpretan.
Ejemplos, el magnífico redoble del Tambor de
granaderos, composición musical valiente y delicada que trae a nuestra
imaginación el recuerdo de los Reiselbider de Enrique Heine; el coro de
vendimiadoras de Las Campanadas, el
dúo de Las Bravías, y en música de
concierto las páginas eternamente bellas de
la Fantasía Morisca.
En
todas sus producciones hace Chapí gala de sus profundos conocimientos
musicales, juega caprichosamente con el ritmo, derrama raudales de ingenio
melódico dando a todo el más delicado color instrumental, y burla burlando, en
el más insignificante número halla el maestro insigne la manera de deslizar
verdaderas lecciones magistrales del arte de modular.
El maestro Chapí
habita en una de las más lujosas casas de la Carrera.
Desde que se pone en
pie en el vestíbulo, adviértense por todas partes huellas que no dejan lugar a
la más ligera duda. Aquella es la casa de un artista.
Retratos del maestro,
retratos de los infinitos intérpretes de sus obras, fotografías de las escenas
más culminantes de una zarzuela, caricaturas, portadas de las partituras que
más celebridad adquirieron, colocado todo en artísticos cuadros; no hay un
suelo hueco desocupado a lo largo de las paredes.
Penétrase por fin en
el santuario. El despacho del maestro es una preciosidad. Los muebles, estilo
Renacimiento, revelan riqueza y exquisito gusto; los estantes que rodean la
habitación adórnanse con afiligranados trabajos; al otro lado de la mesa un
gran sillón, de alto respaldo, con clavos triangulares. Recios cortinones de
terciopelo rojo con bordados de seda negra caen a lo largo de las paredes
cubriendo las puertas. Muebles esparcidos por la habitación en artístico
desorden. Una gran fotografía en magnífico marco, de Ramón Carrión y Vital Aza,
teniendo colocado en el centro de ambos al célebre maestro. A un lado y a otro
grandes coronas con largas cintas que lucen inscripciones encomiásticas, barros
cocidos, termómetros artísticos, relojes, mayólicas, fotografías con
dedicatorias expresivas..., -que sé yo- El inventario de todo lo que aquella
habitación encierra ocuparía largas e interminables páginas.
Sobre la mesa de trabajo rimeros de papel, cerca un
atril, y al lado un hermoso piano.
Chapí, según confesión propia, toca muy mal este
instrumento. Todas sus composiciones van a los ensayos sin que el maestro
conozca el efecto de lo compuesto por él hasta que lo oye ejecutado por la
orquesta. Escribe sobre el papel según se le ocurre, ordena y distribuye el
instrumental, y ya no se ocupa de más hasta que en los ensayos escucha sus
producciones.
Es a veces un poquito soberbio el maestro Chapí.
Recuerdo que en una ocasión, el público se dividió y mientras una parte
aplaudía, otra protestaba a la inclusión de un número de música. Chapí, que
dirigía la orquesta, empuñó la batuta nerviosamente y, quieras o no, nos
repitió el número en medio de un escándalo regular.
En otro estreno, y hallándose también dirigiendo el
maestro su obra, al ejecutar un número
descriptivo, en el que, si no estoy equivocado, la flauta imitaba con
insistencia el canto del mirlo, el público tomó a chacota lo del mirlo, y cada
vez que la flauta ejecutaba la melodía,
una carcajada estruendosa resonaba en la sala…Chapí, asombrado primero,
riéndose del público después, sin cortar el número hizo una indicación para que
no se repitieran las notas del mirlo…
Dios sabe lo que aquella noche pensaría el maestro
de la ignorancia de las gentes.
Como dije antes, Chapí, cuya carrera musical empezó
siendo director de una banda militar, para llegar al sitio en que hoy sus
méritos le han colocado con estricta justicia;
Chapí, gran compositor, es también hombre de ameno trato y nada común
ilustración.
Quiso ridiculizar en una ocasión la moda que
ciertos periódicos trataron de imponer, obligando a nuestras celebridades a que hiciesen con destino a la publicidad
sus declaraciones íntimas, y con graciosa intención y fino genio mató la moda
apenas iniciada.
Allí decía que la flor de su preferencia era que le
llamaran…hermoso. Que sus escritores favoritos son todos…los que lo son; y por
último, al preguntarle que cómo quisiera morir, respondía: -Hombre…ya que no
hay más remedio, con cierta dignidad-.
Al comunicar a sus amigos el maestro Chapí el nacimiento de su noveno hijo, como
tuviera cinco niñas y cuatro varones, siempre que le preguntaban el número de
hijos que tenía, contestaba:
-Todo el pentagrama, cinco líneas y
cuatro espacios-
José
Juan Cadenas
La Ilustración Artística, Barcelona, 13-02-1899
Teatro Romea de
Murcia: Las Bravías
Anoche se verificó el estreno del sainete lírico en
un acto titulado Las bravías, letra
de los Sres. López Silva y Fernández Shaw y música del maestro Chapí.
La nueva producción obtuvo un éxito mediano.
El libro está muy bien hecho, y en él sobresalen
algunos de los ingeniosos diálogos chulescos del popular López Silva.
En cambio la
música ofrece bien poco de particular, a pesar de llevar firma tan respetable
como la del ilustre don Ruperto
En su ejecución estuvo muy acertada, manteniendo el
fiero carácter del personaje, hábilmente domado al fin, la tiple, señorita Blanch,
mereciendo también ser mencionados la señorita
Meléndez y señores Pérez Soriano y Estellés.
Heraldo de Murcia,
08-11-1899
Estreno en Cartagena
de La cara de Dios
En el circo de
Parish se estrenó dicho melodrama, escrito por Arniches. Destacó el veterano
José Mesejos que hizo el papel de albañil Camuñas, papel digno del mismísimo
Vico.
El Eco de Cartagena,
04-12-1899
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