Escrito del Jurado del Liceo de
Granada enviado al Director de El
Liberal, sobre el premio del certamen de Zorrilla, que lo dejaron desierto.
Con motivo de las alusiones que algunos
periódicos de Madrid han dirigido al Jurado musical formado en Granada cuando
la coronación del ilustre Zorrilla, al dar cuenta del brillante éxito que ha
obtenido en los conciertos del teatro Real la obra del maestro Chapí, Los gnomos de la Alhambra, el presidente
y secretario de dicho Jurado nos remiten el comunicado que insertamos a
continuación y que transcribimos sin comentario alguno por nuestra parte:
Sr. Director
de El Liberal:
Muy
señor nuestro: Con esta misma fecha dirigimos a La Correspondencia de España y El
Constitucional las siguientes líneas:
“Como
presidente y secretarlo del Jurado musical formado en esta ciudad á 3 de Junio
de 1889, con ocasión del concurso convocado por el Liceo Artístico y Literario
de la misma para entender en el examen de las obras que a él se presentaran con
opción al doble premio extraordinario ofrecido; y en vista de las alusiones,
mesuradas unas, un tanto agresivas otras, que a este Jurado se han dirigido al
ejecutarse en los conciertos de la sociedad de Madrid dirigida á la sazón por
el maestro italiano signor Luigi Mancinelli, de una composición del maestro
español don Ruperto Chapí, titulada Los
gnomos de la Alhambra, una de las ocho que se presentaron al concurso
antedicho, nos vemos en la precisión de
publicar las siguientes afirmaciones:
Con la misma serena tranquilidad que el Jurado
emitió su dictamen sobre la obra del maestro Chapí y las siete que la
acompañaban (y entiéndase que el Jurado no anduvo en averiguaciones de quiénes
pudieran ser los autores, sabiendo poco después, por causas que no son de este
momento, que una de ellas pertenecía al distinguido maestro), con; la misma serena tranquilidad, repetimos, que
el Jurado emitió su dictamen, falible sin duda, como toda obra de humanos, ha
contemplado su sonada preparación y ejecución por la Sociedad de Conciertos ya
nombrada, así como el aplauso que el ilustrado público madrileño ha tributado
al laboriosísimo maestro, que hoy por su facundia y raros méritos tanto
prevalece en los por desgracia modestos teatros líricos españoles.
No
entraremos ahora en consideraciones, que serian muy complejas, sobre la ocasión
en que la obra que nos ocupa se ha dado, la composición del auditorio y el
justo y lógico prestigio que rodea al maestro Chapí en los momentos actuales.
No queremos ni es preciso entrar ahora en esto: Queremos aceptar y creer que el
éxito de los «Gnomos de la Alhambra»,
del maestro Chapí, es justo y espontáneo, sin que nada haya habido en él de
afortunado ni de artificial. Y así quedaran las cosas á no haber visto en la
prensa alusiones mesuradas las más,
repetimos, pero mortificantes siempre
para los que obran en conciencia; desdeñando contestar a las que
envuelven reticencias o reservas, porque por más que le demos vueltas no
logramos explicarnos a donde van, ni que quieren decir.
En
lo publicado, vemos con honrada satisfacción, que el Jurado pensó bien
calificando en cierto modo la obra que nos ocupa de boceto, aunque ignoraba si
se había hecho en seis o más días, si instrumentado en veinte ó más horas, y si
el autor había tomado chocolate o café y
fumado tal o cual número de cigarros o de cigarrillos. Todo esto ignoraba el
Jurado y no tenía por qué averiguarlo, ni eran bastante esas circunstancias
para añadir méritos positivos á la composición. Sólo entendió ver en la obra un
estimable intento, quizá con mucha alma, como nos ilustra un crítico, pero cuyo
cuerpo no corresponde, en manera alguna, ni á la infinitud de esa alma, ni al
programa propuesto, al que forzosamente tenía que ajustarse el Jurado
calificador. El programa indicado existe en esta Secretaria; el público no lo
conoce y tendremos el mayor gusto en publicarlo, si esta serena manifestación
nuestra no surte el noble propósito en que nos inspiramos, sin que sea molesta,
reservada ni desprestigiosa para nadie.
Que
el culto público madrileño acoja gustoso y aplauda entusiasta la obra
instrumental de uno de nuestros primeros compositores, por la buena impresión
de su ejecución, independientemente de las condiciones precisas que con arreglo
al programa, bien ó mal hecho, había de tener para merecer en concepto del
Jurado el premio de las 5.000 pesetas y título de socio de honor del Liceo,
motivo es para nosotros de plácida alegría. Pero si alguien entendiese que en
el Jurado todo o en alguno de quienes lo compusieron, pudo haber otros móviles
que los de la más estricta justicia, dentro de su limitado saber, éste Jurado
se halla dispuesto á someter su dictamen, tanto de la obra en cuestión como de
las otras siete, acompañado del programa, pauta o circulo de todo el asunto, a
un Jurado de maestros de renombre
universal. Y cuando éste estimara mal hecho lo hecho por el modesto pero
honrado Jurado granadino, éste se compromete a abonar el importe del premio al
autor que dicho Jurado considerase merecedor.
Reiteran a usted,
señor Director, sus sentimientos de
gratitud y se repiten sus más afectísimos ss. Ss. Q. b. s. m. —El presidente,
Celestino Vila de Forns. —El secretario, Eduardo Orense Talavera.”
Granada, 18 Enero 1891
El Liberal, 22-01-1891, p. 1
Dictamen emitido por el Jurado del Liceo Granada, referido al certamen
con motivo de la coronación de Zorrilla en 1889.
La publicación se realizó en Granada, año 1891, imprenta de
EL POPULAR, Hospital de Santa Ana.
DOS PALABRAS
“Se
realizó el folleto que nos ocupa para contestar a la carta que firmada por el
presidente y secretario del Jurado de Granada, publicó El Liberal de Madrid en
su número de 22 de Enero último y el
Jurado comprendió que el folleto tenía más vida que el periódico para dar publicidad al dictamen emitido
acerca del poema sinfónico Los Gnomos de
la Alhambra, original, según resulta ahora, del popular y aplaudido maestro
don Ruperto Chapí.
No
ha de seguir el Jurado al señor Peña y Goñi en el camino que en su folleto
adopta. Jamás inocularon veneno, ni tienen que escupirlo por lo tanto, a los
que por un azar de la suerte, emitieron su fallo honrada y lealmente, respecto
de la obra del señor Chapí.
No
hemos discutido, ni pensamos discutir; pero conste que nos ratificamos en
cuanto resulta del documento que publicamos a continuación, para cuantas
futuras enseñanzas crea oportunas, el oficioso defensor de quien nadie ha
ofendido, ni pensado ofender.”
En
el informe se indica que en la sesión del 8 de junio de 1889 se informó del
juicio poco favorable de seis de las ocho obras presentadas al dicho certamen
extraordinario y finalmente acordaron el 14 de junio no conceder premio alguno
y finalizan diciendo:
“El Jurado se
ratifica en cuanto de los anteriores documentos resulta, y de conformidad con
lo propuesto en la carta que publicó El
Liberal de Madrid, repite que se halla dispuesto a someter su dictamen,
tanto de la obra en cuestión (refiriéndose a la de Chapí), como de las otra
siete presentadas al certamen –a un Jurado de maestros de renombre universal,
reiterando como en la referida se consigna, que en el caso de que esos maestros
considerasen alguna de las ocho obras merecedora del premio, el Jurado de
Granada abonaría al autor las 5.000 pesetas que el Liceo había ofrecido, al
anunciar el Certamen extraordinario.”
Por el Jurado
Eduardo Orense, Secretario
La nueva obra de Chapí,, sobre temas de El Quijote
Sabido es que Chapí ha prometido a Mancinelli
entregarle una nueva obra para que se para que se estrene en el ultimo
concierto de la temporada.
Pues bien.
Chapí—según dice nuestro colega La Época,
ha puesto ya manos a la obra, pues aunque todavía quizá no haya escrito sobre
el pentagrama una sola nota, ya tiene escogidos los asuntos que han de
estimular su poderoso ingenio.
Consecuente
con sus tradiciones, el autor de la Fantasía
Morisca, cuya música ostenta siempre un marcado carácter nacional, ha
fijado ahora su atención en el libro, por excelencia, de los libros españoles,
en la novela inmortal do Cervantes.
La composición de Chapí, inspirada, pues, en Don Quijote, se dividirá en cuatro
tiempos, que serán los siguientes:
A.- Batalla contra los carneros.
B.- Serenata de Altisidora, aquella que tan
a maravillosa describe el Príncipe de los Ingenios en el capítulo XLIV (parte
segunda) de su obra inmortal, cuando recorrida y afinada el arpa, Altisidora da
principio al romance que comienza:
Oh tú que estás en el lecho
Entre sábanas de Holanda,
Durmiendo a pierna tendida
de la noche a la mañana…
C.- Aventura
de los Batanes
D.- Marcha
triunfal de la servidumbre a los duques de don Quijote.
Hasta aquí nuestras noticias.
Ahora bien, tratándose de Chapí, que se encuentra
actualmente en el admirable apogeo de sus facultades no es mucho aventurar que
la obra que nos promete ha de ser muy hermosa.
El Liberal,
22-01-1891, p.2
Desgracia en la familia de Chapí
A causa de la
reciente desgracia de familia que acaba de sufrir nuestro querido amigo el
eminente compositor Ruperto Chapí, no podrá terminar la pieza de concierto que se
había comprometido a escribir para el último concierto que se da esta temporada
en el teatro Real, por la sociedad que dirige el maestro Mancinelli.
La Correspondencia de España, 12-03-1891
Luis Mancinelli,
director de la Sociedad de Conciertos de Madrid e inicio de la temporada 1891
en el Teatro Real
La Sociedad de Conciertos de Madrid nombró
director a Luis Mancinelli, conocido músico italiano autor de Cleopatra y que contaba con una
reputación. En los primeros días de 1891 expuso sus vastos planes en el cartel
de abono que se realizó.
Entre otros apartados, indicaba que daría a
conocer al público madrileño varias obras desconocidas en Madrid, algunas para
orquesta y coros, entre los que citaba una nueva composición sinfónica del
maestro Chapí, titulada Los Gnomos de la
alhambra.
El ambiente más recogido del regio coliseo (Teatro
Real) daba a ganar artísticamente al espectáculo. La temporada debía comenzar
en la primera quincena de Enero y el Teatro Real ofrecía al público mayores
facilidades de calefacción y comodidad que el del Príncipe Alfonso.
El abono realizado por la Sociedad superó al de la
anterior temporada. Comenzaron los ensayos con gran actividad y los profesores estaban dominados por que el
entusiasmo que les transmitía Mancinelli.
El concierto de inauguración fue un verdadero
acontecimiento. Cuando se verificó en 1889, la coronación de Zorrilla en
Granada, abrió el Liceo de aquella ciudad un Concurso musical para premiar el
mejor poema sinfónico que se presentase, inspirado en Los Gnomos de la Alhambra, del gran poeta.
El jurado nombrado al efecto, y del cual formaba
parte el maestro Bretón, desechó las obras presentadas, entre las cuales se
hallaba una leyenda original del maestro Chapí, el músico más aplaudido y
popular hoy en España.
Sabedor del caso Mancinelli, pidió al autor de La Tempestad la obra rechazada por el
Jurado granadino, la examinó, prendóse de ella, y con el beneplácito entusiasta
de la Sociedad de Conciertos, dispuso que figurase en el programa de
inauguración.
Los Gnomos
de la Alhambra, leyenda de Chapí, aparecieron en efecto, en la primera
parte del concierto de inauguración, precedido de la Obertura en do de Foroni y
seguido de la escena final de Tristán e
Isolda (Muerte de Isolda), de Wagner.
Del ruidoso éxito que obtuvo la obra de Chapí, de
los comentarios a que dio margen la incalificable torpeza del Jurado de Granada
y de las consecuencias lamentables para dicho tribunal artístico, que acarreó
la conducta de éste, después de la victoria de Los Gnomos de la Alhambra, me he
ocupado extensamente en un folleto que remito a los lectores.
Basta a mi propósito hacer constar que la
inauguración de la temporada de la Sociedad de Conciertos de Madrid, bajo la
dirección de Luis Mancinelli, constituyó un memorable triunfo para el arte
nacional, representado por el más laborioso y admirado de sus cultivadores
modernos.
Gracias a Mancinelli, el público de Madrid pudo
conocer y saborear las bellezas de una obra, nuevo florón de la corona
artística de Chapí, que de otra suerte, y merced a la supina ignorancia de un
Jurado, habría permanecido en la oscuridad sabe Dios por cuánto tiempo.
Tal fue el primer concierto del año presente y tal
el debut de Mancinelli como director de la Sociedad: cinco piezas repetidas y
una serie no interrumpida de entusiastas ovaciones.
La primera sinfonía de Beethoven, La muerte de Isolda y la Kaiser March de Wagner, la Danza
Macabra de Saint Saëns, Los Gnomos de
la Alhambra de Chapí y la Balada y
Polonesa de Wieuxtemps.
Este primer concierto daba idea de la calidad
musical que se iba a interpretar en la temporada.
Es interesante destacar que en la primera parte del
tercer concierto, nuevamente se interpretó Los
Gnomos de la Alhambra, de Chapí.
Esta segunda audición de la leyenda musical del
popular maestro le proporcionó una ruidosa ovación, mayor aún que la obtenida
en el primer concierto.
Repetidos los tiempos primero y segundo, Chapí tuvo
que presentarse al público varias veces al terminar la ejecución de la obra, y
recibió una preciosa corona de plata con expresiva dedicatoria, como recuerdo
de admiración y afecto de la Sociedad de Conciertos de Madrid, de su presidente
el eminente maestro Arrieta y de su director Luis Mancinelli…
Antonio
Peña y Goñi
Revista Contemporánea, 30-03-1891; Año XVII, Tomo LXXXI, Volumen VI
Estreno de El Milagro de la
Virgen en Salamanca
Se informa del estreno, en el teatro del Liceo, de
la zarzuela en tres actos y cinco cuadros, en prosa y verso, origina de Mariano
Pina y música del maestro Chapí.
Precio de una peseta y la hora de comienzo a las
ocho y media.
El Fomento; diario de Salamanca, 10-04-1891
Más sobre la temporada de 1891 y el rotundo éxito obtenido por Chapí
con Los Gnomos de la Alhambra
…De la leyenda
musical de Chapí Los Gnomos de la
Alhambra, ejecutada por tercera vez en el segundo concierto de Sarasate, se
repitió, además de los de costumbre el último tiempo, lo cual no había ocurrido
antes
.
Resulta pues, que, lejos de disminuir el éxito de
la obra, fue en aumento hasta el punto de repetirse, en medio de unánime
entusiasmo, los tres tiempos de que consta la leyenda musical de Chapí, es
decir, la obra entera, desde la primera hasta la última nota.
El público de Madrid ha contestado de esa manera a
las ridículas censuras de un Jurado que pretendió inútilmente, con su
ignorancia primero, con su soberbia y su despecho después, amenguar el mérito
de una obra admirable por todos los estilos y de la cual puede ufanarse, a
despecho de fallos pedantescos, el eminente autor de La Tempestad.
En nueve conciertos la Sociedad dio a conocer diez
obras instrumentales completamente nuevas en Madrid, siendo una de ellas Los Gnomos de la Alhambra.
…Todo lo dicho representa arte bello, adelanto,
progreso, cultura y civilización; es sacudir al público, despertarlo y
arrancarle de la preocupación.
Las dos grandes fuerzas artísticas que han mandado
a la Sociedad de Conciertos, Emilio Arrieta desde su presidencia y Luis
Mancinelli desde su dirección, han caído en buen terreno, han inaugurado una
nueva era en la vida de la Asociación…
Mientras la Sociedad de Conciertos de Madrid siga
el camino que le han señalado la autoridad, el entusiasmo y el talento de
Mancinelli, seré el más ministerial de los ministeriales, porque realizará mi
ideal, y trabajando por ella, trabajaré pro
domo mea.
El arte es muy grande, los hombres somos muy
pequeños, y yo puedo asegurar que las grandezas del arte han sido siempre para
mí el más hermoso refugio contra las pequeñeces de los hombres.
Antonio
Peña y Goñi
Revista contemporánea, 15-04-1891; Año VII, Tomo LXXXII, Volumen I.
La Leyenda del monje en
Murcia
En la noche del sábado se verificó con lisonjero y
merecido éxito el segundo estreno de la temporada.
La letra de la zarzuela La leyenda del monje, original de Arniches y de Gonzalo Cantó,
joven poeta que de tantas simpatías disfruta en esta ciudad, es en extremo
deliciosa y está plagada de chistes de gran efecto y que desternillan de risa a
los espectadores. Cantó y Arniches pertenecen al reducido número de los autores
cómicos que para hacer reír al público,
no necesitan apelar al recurso de los chistes desvergonzados y de las
ocurrencias obscenas. El único defecto saliente que encontramos en esta obrita,
es la precipitación con que se desarrollan y llegan a su término llegan a su
término las escenas finales de la misma.
La música de La
leyenda del monje está a la altura de la letra. Es quizás una de las
partituras más inspiradas que con
destino a obras en un acto ha escrito el maestro Chapí. Todos sus números son igualmente
agradables, y hay entre ellos algunos como el del relato de la leyenda y el dúo
de tiple y tenor cómico, que fueron anteanoche aplaudidísimos y repetidos a
petición del público.
También fue objeto de elogios el desempeño que
esta zarzuelita obtuvo por parte de todos cuantos en su interpretación tomaron
parte. La señorita Fons cantó muy bien el precioso relato y fue objeto de
merecidos aplausos también estuvo muy feliz la señora Escobar. En cuanto a los hombres sobresalió el
señor López que interpretó con mucha
gracia su papel, le siguió en orden de acierto el señor Borrás y el señor Aznar
también estuvo acertado en el desempeño del suyo.
Representando obritas en un acto como La leyenda del monje o interpretándolas
con el acierto conque esta se ha interpretado, los artistas ganarán más honra y
el público quedará más satisfecho.
B.
Las Provincias de Levante, Murcia, 20-04-1891
Teatro de la Zarzuela: estreno de El Rey
que rabió
Las impaciencias del público, que eran muchas,
quedaron anoche satisfechas; y ya repuesta de su indisposición la señorita
Soler Di-Franco, pudo verificarse en el teatro de la calle de Jovellanos el
estreno de la zarzuela en tres actos titulada El Rey que rabió, letra original de los señores Ramos Carrión y
Vital Aza y la música del maestro
Ruperto Chapí.
Como ocurrió con La Tempestad, primero y después con La Bruja, desde que Ramos Carrión y Aza comenzaron a planear la
obra estrenada anoche, el público empezó a hablar de ella; y no habían los
autores llegado al final de su trabajo y ya en los círculos literarios, en las
tertulias de los cafés y hasta en las columnas de los periódicos se hacía
comentarios y se adelantaban juicios, que anoche quedaron plenamente
justificados. Privilegio éste del que solo disfrutan, aparte de Echegaray y con
sus dramas, los dos populares escritores a quienes el repertorio español debe
tantas y tantas producciones, y el insigne músico que a tanta altura ha
colocado su reputación.
Prueba de sobra hemos dado de no llevarnos nunca
de entusiasmos infundados, como nunca tampoco –al menos así lo creemos- nos
hemos permitido formular juicios que no han sido sancionados por la opinión
general, no ha de considerarse, pues, por nadie de exageración el que
digamos que la obra representada anoche
por vez primera en la Zarzuela, ha sido lo que los franceses llaman un grand succés, y que aquí en España
recibe con frecuencia el nombre de acontecimiento teatral.
Acontecimiento teatral, sí. Pocas veces este
calificativo podrá apropiarse con más oportunidad ni justicia, tratándose de
una obra, como ahora al hablar de la nueva zarzuela de Ramos, Aza y Chapí.
En El Rey
que rabió hay de todo. Ingenio, talento, gracia, inspiración, maestría,
cuanto puede encontrarse en una obra que deleita al público durante tres horas.
El congregado anoche en el teatro de la Zarzuela
no podía ser más numeroso. Basta con decir que hace cuatro días estaban
vendidas ya, no solo todas las localidades, sino hasta la última entrada
general, y a precios sumamente elevados.
Hay que convenir en que el género bufo vuelve a
tomar carta de naturaleza en nuestra escena, y que los autores, actores y
empresas parece van poniéndose de acuerdo para resucitar aquellas glorias que
tanta fama y provecho valieron a Arderius.
Así lo han comprendido los autores de El Rey que rabió, conocedores como
ningunos otros de los gustos y exigencias del público, que anoche les tributó
una de las más grandes y entusiastas ovaciones que hemos oído.
El argumento de la nueva zarzuela es muy original,
completamente cómico, y su desarrollo está hecho de mano maestra.
Trátase de un monarca joven y guapo, que al subir
al trono desea conocer minuciosamente las necesidades de sus súbditos, y para
ello concibe el propósito de realizar un viaje por su reino, disfrazado de modo
que no pueda su presencia infundir sospechas en ninguno de los pueblos y aldeas
que piensa visitar.
Su Consejo de ministros se opone a plan tan
extraño: pero el Rey amenaza con la destitución del Gabinete, y entonces los
ministros, encariñados con las carteras como sagastinos después de larga
oposición, acceden a los deseos del Soberano, que, acompañado del ministro de
la Guerra, emprende su extravagante peregrinación.
Aquí empiezan las aventuras del Monarca,
graciosísimas todas, y en la primera aldea que visita se enamora perdidamente
de una encantadora joven, a la que promete llevar al altar tan pronto como
obtenga la licencia de soldado.
El Rey sienta plaza y entra a servir en un
regimiento, después se disfraza de segador y continua su viaje, lleno de
peripecias mil, hasta que cansado ya de vida errante y accidentada, regresa a
su palacio; hace ir a él a la aldeana de quien se enamoró y premia su amor
casándose con ella.
Los cortesanos, que ignoraban el paradero del Rey,
le buscaban por todas partes, llegando a confundir con el Soberano a un joven
campesino, que al verse objeto de las persecuciones de aquellos, se refugia en
una casa de labranza, donde el guardián de ella le acaricia con unos cuantos
mordiscos.
Los cortesanos entonces conducen al supuesto Rey a
la Corte y se apoderan del perro para que los veterinarios reconozcan si se
encuentra hidrófobo.
Como es consiguiente, al final se descubre el
enredo y la obra halla su desenlace de la manera graciosa, en que se
desenvuelve toda ella.
Imposible es referir todas las peripecias,
equívocos y chistes que abundan en esta zarzuela admirablemente escrita,
presentada con gran lujo y propiedad, y cuyo éxito ya lo dijimos al principio,
ha sido verdaderamente ruidoso.
La música es lindísima, digna del gran compositor
que tantas y hermosas producciones ha dado al teatro.
Las decoraciones, pintadas por Luis Muriel y
Amalio Fernández, magníficas. El vestuario, lujosísimo y elegante.
La interpretación no dejó que desear,
sobresaliendo en sus respectivos papeles la señorita Soler Di-Franco, la señora
Fabra, que estaba guapísima, Berges y Banquells, que hizo un general a la
perfección.
Todos ellos fueron muy aplaudidos y compartieron
con los autores de la obra, los honores del proscenio.
El Rey que
rabió se representará, de seguro, tantas veces como salieron a escena Ramos
Carrión, Aza y Chapí, es decir, mil y una
noches y para la empresa ha de ser el manantial inagotable de la temporada.
La Libertad, 21-04-1891
El Fomento, de Salamanca, en su edición
del 02-05-1891 publica una crónica del citado estreno firmada en Madrid, con
fecha 29-04-1891 por Rafael Rubio y aparte de coincidir plenamente con el
artículo anterior, indica que El Rey que
rabió es a todas luces, una verdadera sátira político-humorística, y que a
pesar de sus alusiones engalanadas por la gracia del oportuno chiste, no por
esto se le puede negar que siempre se circunscribe dentro de los límites de la
discreción. Encierra, además, una especia de filosofía en cuanto al fondo, que
la hace mucho más agradable, sin olvidar que es presentada bajo un concepto,
que le da alguna más estima, que es en lo festivo y alegre como se desarrolla.
Los Gnomos de la Alhambra,
leyenda musical del Maestro Chapí
Con dicho
título figura un interesante artículo firmado por Manuel Manrique de Lara, del
que extraemos algunos de sus párrafos, centrados en la figura del maestro
Chapí:
“…La
música palpitaba en el poema de Zorrilla y sólo faltaba el genio revelador que
le diese forma, traduciendo en notas los rumores, las canciones en ritmos, en
acentos melódicos el lenguaje de los silfos y las ondinas y sujetando a
entonación y medida la confusión la confusión bulliciosa descrita por el poeta.
Más para acometer esta empresa, cuya mayor gloria estaba en la fidelidad de la
interpretación, se necesitan cualidades que pocos compositores, acaso ninguno
en la época presente, reúnen con la ponderación precisa para darle el feliz
término alcanzado0 por el más ilustre representante de la moderna escuela
española: por Ruperto Chapí.
…En
los seis días transcurridos del 10 al 16 de mayo de 1889 pudieron ser
compuestas y escritas las cincuenta páginas que ocupa la partitura en los
borradores que tengo a la vista al trazar estas líneas. Por la escasez de tiempo
que tenía Chapí, ya que la obra tenía que estar en Granada el 20 de mayo,
límite fijado para la admisión en el concurso abierto con motivo de la
coronación de Zorrilla, no había otro medio que renunciar al boceto y aun al
dibujo, empezando a trazar las pinceladas de color…
La
leyenda musical Los Gnomos de la Alhambra,
improvisación genial donde Ruperto Chapí ha sabido encontrar las bellezas que
aun después de profunda meditación pocos compositores alcanzan, es algo más que
una concepción musical admirable. Es la prueba del misterioso encadenamiento y
del indestructible engranaje con que están unidas la poesía y la música, merced
a la cual se verifica la transmigración del espíritu que late en los versos de
Zorrilla a las notas de Chapí, como si el poeta de las leyendas fantásticas
legase el cetro de la poesía en manos de un artista más joven y de un arte cuyo
poder empieza donde acaba el pensamiento y la palabra.”
MANUEL MANRIQUE DE LARA
La Ilustración Artística; Barcelona, 03-08-1891
Junta Directiva de la Asociación general de profesores de orquesta
En el teatro de Eslava, cedido galantemente por su
propietario, don Bonifacio Eslava, se ha verificado esta tarde la Asociación
general de profesores de orquesta de Madrid, con objeto de nombrar junta directiva.
Por aclamación y con el mayor entusiasmo fue
nombrado presidente el eminente maestro don Ruperto Chapí, y en votación
resultaron: ara vicepresidente, Fermín Ruiz; secretario general, Julio Nieto;
ídem de actas, Julio Asensio; contador, Enrique Cantos; contador auxiliar,
Florencio Vidal; tesorero, Francisco González, ídem auxiliar, Pascual Fañanás;
y vocales, Manuel González, Hierro, Font, Castro, Chillida y Duque.
La Correspondencia de España, 14-08-1891
Vacantes en el Jurado del teatro Real
Han sido
nombrados para la temporada actual
Emilio Arrieta, Ruperto Chapí y Valentín Zubiaurre.
La Correspondencia de España, 23-10-1891
Zarzuela sorpresa
Ayer fue leída y entregada por su autor a la
empresa del teatro de la calle de Jovellanos, una zarzuela en tres actos y
cuatro cuadros, para la que el eminente músico Ruperto Chapí está escribiendo
la música.
En la próxima semana comenzarán en aquel coliseo,
con gran actividad, los ensayos de dicha zarzuela, que será puesta en escena
con verdadero lujo.
El reputado escenógrafo Amalio Fernández tiene ya
hechos los bocetos de cuatro grandes y preciosas decoraciones que para la obra
ha de pintar.
La Correspondencia de España, 12-11-1891
Comisión para la preparación del IV centenario del descubrimiento de
América
En la Sociedad Nacional Cooperativa Benéfica e
Instructiva, carrera de San Jerónimo, 28, quedó ayer constituido el jurado de
músicas y orfeones, compuesto de los señores Manuel Fernández Caballero, Dámaso
Zabalza, Antonio Llanos, Manuel Nieto, Emilio Serrano, Luis Carmena, Tomás
Bretón, Miguel Marqués y Antonio Oller, habiendo sido elegido presidente
Ruperto Chapí y secretario Javier Jiménez Delgado.
Dicho concurso tendrá lugar el año próximo, con
motivo de las fiestas del cuarto centenario del descubrimiento de América.
También el sábado 21, a las nueve de la noche, se
celebrará una reunión para constituirse el directorio que ha de llevar a cabo
las fiestas proyectadas por esta sociedad, con motivo del cuarto centenario y
de cuyo directorio es presidente José Canalejas y Méndez.
La Correspondencia de España,
16-11-1891
El Milagro de la Virgen
TEATRO-CIRCO. Un verdadero éxito constituyó para
la compañía de zarzuela que dirigen los señores don Andrés López y don Luis Reig, la representación de El milagro do la Virgen verificada la
noche de anteayer ante público numeroso y escogido.
La preciosa
partitura quo escribiera Chapí para la producción dramática de Pina Domínguez,
fue magistralmente interpretada por la señora Ferrer y el tenor Navarro.
Ambos
protagonistas, hicieron prodigios, cantando con excelente afinación, gusto y
valentía todas las piezas.
La señora Sola muy bien en su papel; Navarro,
López y Borrás perfectamente, y discretas la Millanes, Galinier y Corona.
Los coros y orquesta a gran altura, bajo la
inteligente dirección del señor Reig que merece todos los elogios, como
aplausos obtuvo, juntamente con los artistas, que especialmente en el final del
acto segundo los arrancaron frenéticos del auditorio.
El Eco de Cartagena, 28-12-1891
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