CONTRA LA ÓPERA ESPAÑOLA
(CONCLUSIÓN)
Yo no sé cuándo, ni cómo, ni dónde nacerá la ópera
española, como no lo sabe el señor Bretón, ni Fernán-Flor, ni nadie. Lo que sé
es que nacerá cuando Dios quiera, pero que nacerá. Y como el fruto es tanto más
lozano, cuanto mejor cultivado esté el campo en que habrá de producirse mañana,
creo firmemente que será milagro nazca cantada en italiano por artistas
acabados en ini, y ante un público
que paga enormidades a la empresa para oír un repertorio consagrado, y no para
convertir el teatro en que reinan los compositores más ilustres del mundo, en
taller de ensayos de compositores españoles más ó menos incipientes.
Una de las
condiciones de lo bello, es la conveniencia. Una camelia hermosa, lo es en sí,
lo mismo en un magnífico jardín, que en mitad del arroyo; pero su belleza se
hace más asequible y se juzga mejor entre flores que entre adoquines. Pues
bien; las óperas de autores españoles cantadas en italiano en el Teatro Real,
me parecen óperas tiradas al arroyo, hacen allí el mismo papel que las gallinas
en corral ajeno; perdónenme los artistas la comparación...
Supongo al
lector fatigado y pidiéndome á voces que concluya. Voy á hacerlo.
Si yo tuviera autoridad para que los músicos
españoles me escucharan, ¿sabe el Sr. Bretón lo que les diría? Pues les diría
lo siguiente:
—Compositores españoles: tened fe y trabajad.
¿Reclamáis auxilios que no tenéis y que otras artes tienen? Esos auxilios
vendrán, como ha venido la sección de música a la Academia de Bellas Artes,
como han venido los premios de Roma y las pensiones á los discípulos de canto
del Conservatorio. No se ganó Zamora en una hora, y no se puede borrar la
etnografía de España con una plumada, como ha pretendido hacerlo el maestro
Bretón, alucinado por el ambiente musical del extranjero.
Tened fe y trabajad. Acordaos siempre do que no
sois los primeros, ni seréis los últimos; estudiad lo pasado y respetadlo, que
sólo así podréis abarcar con vista serena lo que el porvenir pueda ofreceros.
Si alguna vez vais á Francia, Italia y Alemania,
como el Sr. Bretón, haced lo que éste no ha hecho; saturaos del inmenso
ambiente de patriotismo que en esas naciones reina, imitad su ejemplo, no
escupáis al rostro de vuestra madre y guardad para vuestra casa el culto
respetuoso de un buen hijo.
Al que os
hable de Conservatorios modelos,
contestadle que el Conservatorio más protegido en todos sentidos, es el de
Bruselas, y que sin embargo, la ópera belga no existe.
Al que os
diga que los toros rebajan nuestro nivel intelectual y se oponen al
planteamiento de la ópera española, respondedles que nada so opone en el mundo
á la marcha de la inteligencia, como no se opusieron en otros tiempos las
saturnales y las bacanales. Y añadid que si los votos de los aficionados á toros se descartaran en un
éxito musical, el mismo Sr. Bretón se arrepentiría de haber incurrido en la
vulgaridad que tanto le atormenta.
Trabajad, tened fe y amad á vuestra patria. No
pretendáis calzar el coturno cuando llevéis todavía chichonera. Pensad en que
los hombres ilustres que os han precedido, han trabajo mucho y han sufrido
mucho, antes de saborear las dulzuras morales de la celebridad.
Vivid
persuadidos de que el genio y el talento se abren paso á despecho de todos y
contra todos. Buscad vuestro goce en la producción. Murmurad, triturad, tened
celos, tened pretensiones, dad su parte á la naturaleza humana. Respiráis la
atmósfera de las pasiones y del amor propio, estáis expuestos constantemente á
los embates do la calumnia, de la envidia, de todas las miserias del alma. Pues
bien; ojo por ojo y diente por diente, si es ese vuestro gusto; pero trabajad.
Spontini y Paisiello fueron dos malos hombres, pero escribieron La Vestal y El Barbero de Sevilla. Escribid obras así y sed todo lo víboras que
queráis.
Pero ¡por Dios y por la Virgen santísima!
compositores españoles, sed... eso, sed ante todo españoles. No creáis que la
historia musical de España comience desde el día en que los aplausos del
público logren daros alguna notoriedad. No digáis que somos unos bárbaros y
unos inciviles, porque otros países tienen ópera nacional. Quien insulta á su
madre, no puede ser buen hijo, y quien es mal hijo, suele ser mal padre
también. La ópera española es una digna y noble ambición; nacerá cuando deba
nacer, y será efecto do causas anteriores. Investigad esas causas y hallaréis
nombres ilustres que debéis respetar, porque respetando á los vuestros,
adquiriréis derechos para que los ajenos os respeten.
Trabajad y tened fe, y dejad á la posteridad la
misión de juzgar a vuestro tiempo. No olvidéis jamás que cincuenta años de la
vida de un arte, representan un minuto en el gran libro de la historia.
Y sobre todo no escribáis en los periódicos
artículos como los del maestro Bretón. Dirigid orquestas como él, ó componed
música. Yo cambiaría cien mil artículos inmejorables, por llamarme Ruperto
Chapí y haber escrito La Fantasía
morisca, La Tempestad, Música clásica y El Milagro de la Virgen.
Por ese
camino se va en línea recta á la ópera nacional. Con los artículos del Sr.
Bretón, se trabaja ardientemente CONTRA LA ÓPERA ESPAÑOLA.
ANTONIO PEÑA Y GOÑI
2 de
marzo 1885
Madrid Cómico,
29-03-1885
Visita de Ruperto Chapí a Alicante
Ayer, en el tren correo llegó a esta capital,
procedente de Madrid, nuestro querido comprovinciano don Ruperto Chapí.
Esperaban en la estación al joven maestro, una
comisión de la empresa del Teatro-Circo y la mayor parte de los profesores de
orquesta.
Por la noche, la banda de música “La Lira”, de
cuya corporación es el señor Chapí presidente honorario, le obsequió con una
serenata.
La Unión Democrática,
Alicante, 25-07-1885
Crónica sobre la visita de Chapí a Alicante
La empresa Teatro-Circo obsequió anteanoche con un
thé, servido en la acreditada fonda de la
Marina, el eminente compositor don Ruperto Chapí, al que fuimos invitados.
Alrededor de la mesa, vimos al también compositor,
primer premio del conservatorio, nuestro comprovinciano señor Cantó, el
aplaudido bajo señor Soler, al señor Such, al señor Lacarra, señor Pastor,
Irles y otros muchos nombres que no recordamos de otros tantos artistas a
quienes suplicamos nos dispensen la omisión. Las letras estaban representadas
por don Carmelo Calvo, señor Martínez Torrejón, Milego (José), Fo y Juliá, Galdó y Chapuli, Bedoya, Galdó
director del Graduador y Sevila de la
Unión Democrática.
Los brindis, que fueron elocuentes y discretos los
inició don Pedro Irles, siguiéndole los señores Sevila, Galdó, Martínez
torrejón, Calvo que improvisó unas inspiradas cuartetas, Milego, Galdó y
Chapuli, y no recordamos si alguno más. Todos fueron muy aplaudidos.
En el ínterin la música de “La Lira”, cuyo
presidente honorario era el anfitrión de la fiesta, efectuaba en el zaguán de
la casa bonitas piezas musicales, subiendo después al salón sus individuos a saludar al señor Chapí, y
siendo obsequiados con dulces, vinos y refrescos.
Agradecemos a la galante empresa del Teatro-Circo
su recuerdo de invitarnos a tan agradable fiesta y reiteramos desde las
columnas de nuestra publicación, las entusiastas frases de admiración y de
cariño que nos merece el eminente músico, nuestro joven paisano y ya gloria del
arte lírico don Ruperto Chapí.
La Unión Democrática,
Alicante, 27-07-1885
Estreno de El País del
abanico
El próximo lunes se estrenará en el Teatro Martín
de Madrid, un juguete cómico lírico
correccional, en un acto, original del señor Serrano de la Pedrosa y música de
Chapí, titulado El país del abanico.
De esta obra se tienen excelentes noticias.
La Correspondencia de España, 12-09-1885
Estreno de El país del
Abanico
Los teatros
dan ya señales de vida. Han empezado ya la temporada los de Lara, Eslava y
Martin. Los estrenos han sido afortunados. En el último ha gustado mucho un
juguete lírico titulado el país del
Abanico, colección de escenas sueltas en donde la mayor parte da los
personajes están sujetos contra su voluntad. La música es del maestro Chapi, y
esto basta para comprender que hay en ella inspiración y maestría
El Eco de Cartagena, 19-09-1885
(Ecos de Madrid)
Representación de la Virgen del Milagro en Valencia
Se anuncia la
próxima llegada a Valencia del compositor don Ruperto Chapí, con objeto de
dirigir su obra lírico-dramática El
milagro de la Virgen, que se está ensayando en el teatro de Apolo de aquella ciudad.
El Constitucional dinástico, 01-11-1885
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