En
aquellos años, durante la Semana Santa, los establecimientos recreativos
cerraban sus puertas y Radio Nacional emitía música clásica, sólo interrumpida
por la lectura del parte de cada hora.
Durante
la Cuaresma y Semana Santa se producía un cambio radical en las costumbres,
principalmente en las alimenticias, de ahí que se prodigara la olla con algunos
mariscos y pescados (especialmente el bacalao). A esos días los llamábamos “de
vigilia”.
En
los días de Semana Santa era cuando nuestras madres amasaban las toñas y monas
con güevo para las Pascuas. En un tablero de madera y colocado sobre la cabeza,
se llevaban al horno y siempre me sorprendió que al amasar la harina en el
lebrillo se le hacía la señal de la cruz.
La
víspera del Domingo de Ramos eran tapadas con telas moradas las imágenes que
estaban en las iglesias.
En
Villena, en la mañana del Domingo de Ramos, cada parroquia tenía su
correspondiente procesión. En Santa María se tomó la costumbre de que comenzara
en San José y predominaban las ramas de olivo, en cambio en Santiago asistían
en pleno la Corporación Municipal y la Junta Local del Movimiento, luciendo
unas palmas altísimas que eran costeadas por las arcas públicas. En ambas
iglesias el primer banco de ambos lados, estaba reservado para las “altas
esferas” de la localidad.
Los
sacerdotes se veían desbordados ante las
largas colas de feligreses que acudían a los confesonarios.
Era
costumbre vestir elegantemente el Jueves y Viernes Santo. En la tarde noche del
jueves y la mañana del viernes se acudía a visitar los distintos “monumentos”
instalados en los templos en lugar distinto del Altar Mayor. En el caso de
Santiago se colocaba en la capilla de la Comunión y en Santa María en la
capilla dedicada a doña Catalina Ruiz de Alarcón. En Santa María, el Turno San Pascual Bailón de la Adoración Nocturna
de Villena, celebraba “Vigilia
Extraordinaria” durante toda la noche del jueves a la mañana del Viernes Santo, por lo que las puertas de la iglesia permanecían abiertas toda la noche.
Resultaba
también curioso ver a todas las fuerzas vivas de la ciudad (civiles y militares), recorriendo en
comitiva, las calles de Villena, para visitar todos los monumentos, acompañados
también por los agentes de las Fuerzas Públicas.
La
Guardia Civil portaba sus mosquetones con el cañón hacia el suelo, se le
denominaba “a la funerala”.
En
Los días de Jueves y Viernes Santo, hasta la última reforma eclesiástica, no se
tocaban las campanas y en la iglesia de Santiago, nos cuenta Juan Manuel Mataix
Collado, que en el año 1955, siendo monaguillo, subía al campanario a dar
vueltas a la matraca, para avisar del inicio de los Oficios. Su construcción
data de 1900 y continúa en buen estado
de conservación.
Archivo de veliusycia
1 comentario:
La foto que sale el círilo es la calle Maestro Guillén.
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