La
reorganización de la Semana Santa en Villena, tras la finalización de la guerra
civil no tiene nada que ver con la anterior, en su resurgir, contó con un gran
entusiasta, Máximo García Luján, nacido en Cartagena, pero villenero de
adopción. Tras llegar a Villena se introdujo en la vida artística y religiosa
de la ciudad, desempeñó el cargo de presidente del Centro Interparroquial de
Acción Católica de Santiago de Villena. Fue vocal-delegado del Consejo
Diocesano de dicha Rama en este arciprestazgo. Perteneció a la Adoración
Nocturna Española, reorganizada el
domingo 21 de julio de 1940 en la nueva
parroquia de Santa María, bajo la presidencia de su director espiritual y
párroco de la misma, Don Francisco Griñán, concediéndosele el distintivo de
“adorador nocturno”. Fue prioste del Capítulo de Caballeros del Santo Sepulcro,
constituido en 1942. Participó activamente en la Junta que organizó la Coronación
de la Virgen de las Virtudes en 1948. Desempeñó la Alcaldía de Villena durante
los años 1954 y 1955 y finalmente, cronista de la Junta Virgen, escribiendo la Historia del Santuario Nuestra Señora de las
Virtudes, trabajo que vio la luz en 1988, a través de una publicación que
editó el M.I. Ayuntamiento de Villena y patrocinó la Caja de Ahorros del
Mediterráneo. El prólogo lo realizó Pedro Hernández Hurtado.
Que mejor que García Luján, para
contarnos la crónica que escribió para la revista mensual Villena en 1968:
El Viernes Santo del año 1943,
después de nueve años sin celebrarse la procesión del Santo Entierro en nuestra ciudad, salía nuevamente a la
calle, ante la expectación del pueblo que, con un fervor y un silencio
impresionante, ocupaba las calles por donde había de pasar el cortejo
pasionario.
No había quedado ni una sola
imagen de las que componían las procesiones de Semana Santa antes del año 36.
El fuego, atizado por el odio y la ignorancia, las había destruido todas.
Un grupo, no muy numeroso al
principio, compuesto por feligreses de las dos Parroquias, Santiago y Santa
María, se propuso restituir las procesiones y trabajó con tanto entusiasmo que
consiguió que en un año se improvisara esta primera procesión.
Cuatro imágenes la componen desde
este primer año: Cristo de las Penas, Virgen de las Angustias, Cristo Yacente y
la Soledad. Las dos primeras imágenes y la Soledad, obras de imagineros
valencianos. El Cristo Yacente, así como el sepulcro, obras del escultor
murciano Juan González Moreno, quien durante todo un año trabajó con todo
entusiasmo, ya que era la primera imagen de Cristo Yacente que hacía y puso en
ella toda su ilusión de artista.
Terminada su obra fue expuesta en
su estudio, desfilando críticos y entendidos para mirarla. El periódico “La
Verdad” de Murcia, al pie de una fotografía del Cristo yacente decía:
Juan González Moreno ha labrado
esta imagen del Cristo Yacente para Villena. El escultor según se advierte, ha
querido enfrentarse con los problemas del arte del cincel en el concepto
primario plástico, y resolverlos al mismo tiempo que aquellos otros que suscita
la obra destinada al culto sagrado. González Moreno viene desarrollando una
labor intensa en este sentido, habiendo logrado en ella verdaderos aciertos.
Sin duda, uno de los mejores será este Cristo de Villena, que une a la
severidad de la composición, una sutileza emotiva evidente”.
La obra de
González Moreno en estos años conjuga dos fuentes fundamentales: de un lado la
tradición imaginera murciana, basada en la obra de Francisco Salzillo; de otra las nuevas
corrientes artísticas que conoce de primera mano durante sus años de formación
en Madrid.
González Moreno triunfó a través
de los años. Consiguió premios importantes y una obra religiosa repartida por
toda la geografía española. Hoy por hoy, el Cristo Yacente es la imagen de más
valor artístico que tiene Villena.
En los años siguientes al 43, que
estamos comentando, las procesiones se fueron perfeccionando. Se fundó el
Capítulo de Caballeros del Santo Sepulcro, erigido canónicamente en la
Parroquia de Santiago y en la misma iglesia, las Cofradías de la Soledad y de
la Virgen de las Angustias.
En la Parroquia de Santa María,
la del Cristo de las Penas y más tarde de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Hay años de verdadero esplendor
en las tres procesiones que se celebran. Todas las Cofradías tienen un nutrido
grupo de penitentes, que desfilan acompañando a sus imágenes titulares.
El blanco, el rojo y el morado,
son los colores que predominan en sus túnicas y capas. Las muchachas jóvenes
acompañan a la Soledad, en el Santo Entierro, ataviadas con la clásica mantilla
española. Las procesiones salen a la calle con toda dignidad y respeto.
En pocos años se han conseguido
resultados verdaderamente positivos: ambientar las procesiones, interesar a muchos
para que tomen parte en ellas. Se han adquirido imágenes, tronos, carrozas,
estandartes… De haber continuado a este ritmo, hoy las procesiones de Villena
estarían catalogadas entre las primeras que se celebran en esta región.
Pero… luego llegó la indiferencia,
la apatía, el abandono. No podemos culpar a nadie. Todos los que tomamos parte
en aquellos primeros años, somos culpables, en más o menos grado, del estado
actual de la Semana Santa….
Las manifestaciones de culto
religioso, cuando salen a la calle deben hacerlo con toda dignidad, con todo
respeto, con la más alta consideración a lo que representan, de lo contrario
mejor es que no salgan de los templos.
Y hay que comenzar este mismo
año. Todos los que tengan túnicas de las diferentes Cofradías deben tomar parte
en las procesiones. Los que no puedan salir por cualquier motivo, siempre
tendrán un hijo o un familiar que les sustituya. En aquellas familias que falte
el que en vida fue penitente, nadie mejor que el hijo para vestir la túnica del
padre, honrando así su memoria. Estamos en unos momentos propicios. Nuestro
alcalde ha puesto de manifiesto el interés que tiene en este resurgimiento y ha
prometido su valiosa ayuda. Entre las diferentes Delegaciones que ha creado,
existe la Delegación de Semana Santa, que servirá de conexión entre el
Ayuntamiento y las Cofradías. Este año poco se puede hacer por la proximidad de
la Semana Santa, pero ya se ha celebrado una reunión en la Parroquia de
Santiago, bajo la presidencia del señor Cura Párroco, con miembros de las
diferentes Cofradías y se han tomado importantes acuerdos, que servirán de base
para este resurgir de nuestras procesiones.
Y una noticia muy halagadora: la
comparsa de Marruecos, modelo y ejemplo de comparsas, por su organización,
entusiasmo y estímulo, se ha incorporado a la Cofradía de la Soledad. Ya el
pasado año salieron unos veinte penitentes que se hicieron por su cuenta la
túnica, y tenemos noticias de que este año se incorporarán algunos más[1].
[1] Artículo de
Máximo García Luján, gran impulsador de la Semana Santa villenense a partir de
los años 40, publicado en la revista mensual Villena nº 4, Abril de 1968.
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