Cuando Chapí finalizó la pensión de
Roma, fue autorizado a continuar sus estudios en París y no soportando allí el
ambiente de envidias e intereses creados, antes de que aumentara la crisis que
empezó a atravesar optó por abandonar París y en octubre de 1878 renunció al
pensionado, cuya vacante fue ocupada por otro músico español, Tomás Bretón.
En 1878 se estableció definitivamente en Madrid,
prestando especial atención al teatro lírico, como era obligado en el ambiente
musical que le rodeaba.
Ópera: Roger de Flor
El libreto de esta ópera fue escrito en castellano
por don Mariano Capdepón y dedicado al eminente artista don Enrique Tamberlick,
fue vertido al idioma italiano, el único propio por su dulzura, para que a él
se adapte la música, por el tenor del teatro Real don Ernesto Palermi, quien
cultiva con gran éxito la literatura, en cuyo bello ramo del saber posee
profundos conocimientos.
Los hechos en que está basado el libreto son
históricos y los describe con puntual minuciosidad en su historia don Francisco
de Moncada. Ocurren en tiempo del magnánimo rey de Aragón y Sicilia don
Fadrique que heredó de su padre don Jaime el Conquistador y de su abuelo don
Pedro el Grande, así como la prudencia en el consejo como la heroicidad y
valentía que en todos los trances belicosos demostró sobremanera.
“Terminadas
las guerras que don Fadrique sostuvo con sus hermanos, quedó sin ocupación
muchedumbre de gente de armas, levantisca y desordenada que ponía en peligro la paz del reino y su
prosperidad a grade costa alcanzadas. Tanto por emplear aquellos elementos de
fuerza como por echarlos fuera de Sicilia, varios capitanes decidieron
emprender una expedición contra los infieles turcos y nombraron jefe de ella a
Roger de Flor, de quien dice Moncada que era vicealmirante, poderoso en la mar,
valiente y estimado soldado y plático y bien afortunado marinero.
Puestos
de acuerdo Roger de Flor y sus subordinados con el emperador griego Andrónico
Paleólogo para que librasen de la plaga de turcos que le invadía el reino,
estipuló pagarles cuatro onzas cada mes a los hombres de armas, a los caballos
ligeros dos y lo mismo a los pilotos y gente de mano de la armada.
La
música de esta ópera es de don Ruperto Chapí, que ha estado pensionado en Roma;
y con motivo de las fiestas reales, el público del regio coliseo podrá admirar
la obra del joven maestro español, que será puesta en escena con inusitado lujo
de trajes y decoraciones, para lo cual el empresario señor Robles no escasea
gasto alguno.”
Gaceta Musical de Madrid, 17-01-1878
Retreta a S.M. Alfonso XII y María Mercedes
El 23 de
febrero contrajo matrimonio el rey don
Alfonso XII con doña María de las Mercedes de Orleans y Borbón, en la real
basílica de Atocha en Madrid.
Dentro de los
actos que se llevaron a cabo se organizó gran una retreta y serenata, para
culminar el coronamiento de los festejos reales y que tuvo lugar el domingo, día
27 a las ocho de la noche, por todas las
músicas de la guarnición, reunidas y acompañadas de coros. Tras una detallada
exposición de la organización de la misma, vamos al aspecto relacionado con la
intervención de don Ruperto Chapí y para ello relatamos la crónica que figura a
continuación:
“…Los soldados coristas se encontrarán con los atriles de sus cuerpos
con anticipación a la llegada de la retreta y conducidos por un sargento y
clases que cada jefe crea necesario; recibirán las órdenes del ayudante de
plaza nombrado al efecto, que cuidará se cumplan las que dé el señor don
Ruperto Chapí, director de orquesta, para la colocación de aquellos y la de
individuos.
Colocados
los músicos en sus puestos y recibida la venia de S.M. empezará la retreta,
tocando las músicas de los regimientos Princesa, Artillería a pie y primero de
Ingenieros, la pieza compuesta por don Leopoldo Martí y dirigida por el músico
mayor de la Princesa don Joaquín Huguet.
Terminado,
se tocará por todas las bandas, con acompañamiento de coros, el himno a S.M. la
reina doña Mercedes, de don Ruperto Chapí y dirigido por su autor, acto seguido
el gran pasodoble, compuesto y dirigido por el mismo, concluyendo con la marcha
real por toda la orquesta.”
La Correspondencia de España, 26-01-1878
Función regia en el Teatro Real
En la crónica
que relata la celebración de un concierto en el Teatro Real, en la tarde del
día 25 dedicado a sus majestades los reyes de España. En el aspecto
musical destaca la importancia de la
cantata del maestro Arrieta y la ópera Roger
de Flor de don Ruperto Chapí.
“Tras
el entreacto del concierto, empezó la representación de los actos 1º y 2º de la
ópera Roger de Flor de don Ruperto
Chapí. En ambas ha demostrado el joven compositor los adelantos en el difícil
arte a que se consagra, ha hecho durante los años que ha permanecido fuera de
España dedicado a completar sus estudios , y en ambos revela el señor Chapí su
gran talento y la atención que le han merecido las obras de los grandes
maestros.
El
primer acto de la ópera es excesivamente largo. Las condiciones del libro han
dejado al señor Chapí ancho campo en que desarrollar las masas corales, y
fuerza es convenir en el que el pensionado por la Academia ha sabido
aprovecharlo con inteligencia.
La
obra tuvo por intérpretes a los
distinguidos artistas Srtas. Borgui-Mamo y Flores, los Sres. Tamberlik,
Padilla, Nannotti, Ugalde y Santes, quienes estuvieron a la altura de siempre.
A
las doce y media terminaba esta fiesta solemne,
repitiéndose al abandonar el palco SS. MM. Las demostraciones de
entusiasmo y de respeto con que habían sido saludados por el público al
presentarse en el teatro.”
La Correspondencia de España, edición de la mañana 26-01-1878
Confirmación de la Retreta y Serenata a SS. MM.
Una nueva
crónica, idéntica a la interior, da cuenta de la organización de la retreta y
serenata a SS. MM. En la noche del domingo 27 de enero.
La Correspondencia de España, 27-01-1878
Crónica de las Fiestas Reales y
representación de Roger de Flor
Se inicia el relato comentando la vistosidad de las
corridas de toros e indica que en todas las naciones hay grandes fiestas y
espectáculos interesantes, pero ésta, esencialmente española, en la que se ha
reunido la fiereza del circo romano, lo caballeresco de la Edad Media y la
animación moderna. Se rivaliza en lujo, gracia y valor.
Pero vamos a lo que nos ocupa y es que después de
los toros, asistió el rey el domingo 27 al concierto que le ofreció la
Diputación provincial en el teatro Príncipe Alfonso, donde formaban una vista
completamente nueva, sorprendente y agradable las señoras, que con los mismos
trajes de maja y mantilla blanca con que habían presenciado las corridas.
El concierto estuvo dirigido por Monasterio y la
segunda parte del mismo consistió en dos actos de la ópera del maestro Chapí y
letra de Mariano Capdepón, coronel del Estado Mayor, titulada Roger de Flor.
La Academia, tomo
III, p.74; 07-02-1878
Del
género musical también fue la función de gala del teatro Real, que constó de
dos partes. La cantata del señor Arrieta y la letra del señor Cárdenas, fue
ejecutada por las alumnas y alumnos del Conservatorio; presentando un
sorprendente golde de vista, que unido al lujo de los espectadores, al brillo
de los uniformes y a lo excesivo de la concurrencia, variaba el aspecto
ordinario del coliseo de la Plaza de Oriente.
La
cantata que ya conocen nuestros lectores, consiste en un recitado que dijo muy
correctamente el señor Gayarre; un coro entonando un himno epitalámico; una
plegaria de tenor cantada también por Gayarre y un coro final, que es un nuevo
himno.
La
segunda parte consistió en dos actos de la ópera del maestro Chapí y letra de
Mariano Capdepón, coronel del Estado Mayor, titulada Roger de Flor, de la que hemos de ocuparnos oportunamente.
La Academia, Semanario Ilustrado Universal; 07-02-1878
Noticias musicales
En breve se
inaugurarán los trabajos académicos en la de Bellas Artes de San Fernando, ejecutándose
en dicho acto dos composiciones musicales del premiado en Roma don Ruperto
Chapí.
En ellas tomarán
parte varias alumnas de la Escuela Nacional de Música, el coro de hombres del
Teatro Real y una escogida orquesta.
Gaceta Musical de Madrid, revista artístico-literaria; 09-02-1878
Ópera “Roger de Flor” en el
Teatro Real
“Se
informa de que anoche, lunes 11 de febrero, se cantó en el Teatro Real la ópera
española Roger de Flor, música de don
Ruperto Chapí y letra de don Mariano Capdepón, traducida al italiano por don
Ernesto Palermi. El éxito fue muy lisonjero par el señor Chapí, que tuvo que
presentarse muchas veces en el palco escénico a recibir los aplausos del
público, y para los artistas, señorita Borgni-Mamo y señores Tamberlick y
Padilla, que también fueron llamados a la escena. La pieza culminante de la
obra, y la que más ha gustado es la
sinfonía, bellísima obra musical que revela desde luego a un maestro: fue muy
aplaudida y repetida.
También
llamaron la atención por su estructura y magnífico efecto, la romanza del
barítono y el final del primer acto, el final del segundo y la romanza del
tenor del tercero. En suma, Roger de Flor
es una buena ópera.
La
orquesta estuvo superior a todo elogio, bajo la dirección del maestro Vázquez.
La escena mal servida y no muy bien dirigida. La concurrencia numerosa.”
La Correspondencia de España. 12-02-1878
La música en las Fiestas Reales y Ópera en el Teatro del Príncipe
Alfonso-Teatro Real: Primera representación de la ópera del maestro Chapí.
Resumen de la
crónica musical que ofrece la Revista
Contemporánea con fecha 15-02-1878 y que resumimos a continuación:
El
cronista pasa por alto todo lo que se refiere a la música popular, representada
por las comparsas mandadas por las Diputaciones de diversas provincias, cuyas
habilidades era la danza característica de aquel lugar, prescinde también de la
música religiosa.
Desea
fijar su atención en las obras del género sinfónico y dramático, destinado
exclusivamente a este acontecimiento y dado a conocer con tal motivo en la
función regia del teatro de la Plaza de Oriente y en el Concierto celebrado en
el Circo de Rivas por la Sociedad de Profesores.
Para
la función regia del Teatro Real se dispuso con toda precipitación, la última
obra del aventajado compositor don Ruperto Chapí, Roger de Flor y una Cantata destinada
a SS. MM: y compuesta por el distinguido maestro señor Arrieta, fue una
verdadera solemnidad, a pesar de haberse presentado incompleta y sin terminar
los ensayos la primera. Estas composiciones, aunque pasaron desapercibidas para
la aristocrática concurrencia que ocupaba aquella noche las localidades del
regio teatro, fueron apreciadas en su valor artístico, por lo que se dignaron
escucharlas. La obra del señor Chapí mereció lugar preferente, tuvo que hacerse
en dos actos.
La
Gran Retreta por todas las bandas de
los regimientos de este cantón, estuvo organizada por el Ministerio de la
Guerra. Fue una especie de serenata dada a SS. MM., en la cual los músicos
mayores, en unión del joven pensionado en Roma, señor Chapí, proporcionaron al
público un verdadero concierto instrumental y vocal del mejor efecto. Las obras
ejecutadas en ella, aparte de la retreta, por todas las cornetas y clarines de
la infantería y caballería, fueron: una sinfonía
del músico mayor de alabarderos, señor Martín, una marcha heroica del señor Chapí, el Himno cantado por doscientos soldados con acompañamiento de las
nueve bandas de los diferentes cuerpos de la guarnición, y otras marchas.
La
marcha heroica de Chapí,
particularmente, mereció ser celebrada de cuantos la oyeron, así por la
grandeza de concepción y desarrollo instrumental, como por la belleza de su
inspirada melodía. Esta fiesta tuvo todos los honores de un gran concierto y ha
valido, lo mismo a los músicos mayores que a Chapí, encargado de su dirección,
los más justos y merecidos elogios por el acierto que en ella demostraron y el
gusto con que supieron organizar un espectáculo tan nuevo y poco conocido entre
nosotros.
El
cronista dedica también un apartado acerca de la primera representación del
drama lírico del joven compositor señor Chapí, titulado Roger de Flor, obra de gran importancia para la historia de nuestro
arte nacional.
La
obra, tal y como su autor la presentó al teatro, con una magnífica sinfonía,
con sus tres actos íntegros y completos; ha sido uno de3 los triunfos más
legítimos alcanzados por el joven autor de Las
Naves de Cortés, y a la vez un día de gloria para el arte nacional, como de
júbilo para los que de corazón se interesan por su mayor engrandecimiento.
Se
descubre en esta producción musical una verdadera obra de arte, concebida
dentro de las leyes de una rigurosa estética, y desarrollada conforme a
principios reconocidos y consagrados por la filosofía del arte. Toda la composición y los procedimientos en ella
empleados obedecen a las leyes que deben presidir a esta manifestación
artística, que se llama drama lírico, música dramática. Los resortes que el
señor Chapí ha tocado para expresar en el idioma musical el pensamiento del
autor del libro, señor Capdepón, el asunto dramático, la acción o hecho
histórico, en una palabra, son los que han tocado en sus obras los grandes
maestros que, hasta aquí, se les ha considerado como los verdaderos
representantes de la ópera, lo que la cultura de nuestra época exige, lo que
las condiciones mismas de la música dramática demandan. Roger de Flor es un
verdadero drama musical, con todas las condiciones de tal, en su exposición, en
su forma, en su carácter.
Hay
en Roger de Flor caracteres y
personajes, escenas y situaciones musicales trazados y desenvueltos de una
manera, con un sentido y concepto tan elevado del arte, que con dificultad
podrían ser rechazados por la crítica más severa y exigente. En toda
composición musical se descubre una conciencia tan rígida y un conocimiento tan
extraordinario de la ciencia del arte lírico-dramático, que cualquiera pensaría
que es una obra de un maestro de gran experiencia y larga trayectoria
artística. Se ha dicho que Chapí sigue en su obra las huellas peligrosas de Ricardo Wagner, y que en Roger de Flor se manifiestan las tendencias marcadísimas de este
maestro hacia las teorías del ilustre autor de Lohengrin; que en su obra no hay originalidad, que es confusa y de
ejecución difícil por el afán que su autor ha mostrado en el empleo de masas
formidables en la orquesta y en los coros, acumulando armonías y conjuntos de
efecto imposible, y haciendo caso omiso de esos otros elementos, como el cantan
te y la melodía, que tan importan y valen acaso más que todos esos laberintos y
ruidos estrepitosos, producidos por todas las familias instrumentales. No ha faltado tampoco quien en esta ópera no
ha visto más que una pura imitación, sin originalidad, de los grandes maestros
y especialmente de Meyerbeer, Gounod, Wagner y hasta de Verdi, de quienes dicen
ha tomado el señor Chapí su manera de hacer música, su estilo y sus
procedimientos.
Por
fortuna de todos y principalmente de su autor, la ópera Roger de Flor ha alcanzado un éxito que no esperaban muchos y su
mérito e importancia es reconocido y confesado de cuantos asisten a escucharla
libres de todo prejuicio y pasión, al regio coliseo. La mayor parte de los
números de la partitura son aplaudidos con verdadero entusiasmo.
J. E. Gómez
14 Febrero 1878
No hay comentarios:
Publicar un comentario