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Villena y sus fiestas del Medievo

Villena disfruta de una situación geográfica privilegiada. Con un importante cruce de caminos, comenzó siendo límite entre los reinos de Aragón y Castilla, y en la actualidad es portal  fronterizo de tres Comunidades autónomas: la valenciana, la castellano-manchega y la murciana. En la zona norte de su término municipal, lindando con la pedanía de la Encina, se  encuentra la puerta que comunica  la Meseta con el sureste español y por ese trazado, discurre la  autovía que comunica Madrid con Alicante, así como las redes de ferrocarril, tanto la de ancho ibérico como la del  AVE.


Villena cuenta con dos importantes fiestas anuales. La primera se celebra en el mes de marzo, concretamente en los días anteriores a la festividad de San José. Dicha conmemoración tiene lugar en el Barrio del Rabal y sus vecinos participan muy activamente, engalanando calles y plazas al estilo medieval, vistiendo ropajes de dicha época. Estas celebraciones son  denominadas “Fiestas del Medievo”.  Comienzan con la llegada a caballo de los Reyes Católicos, que aprovechan su visita para conceder  a la villa, el  título de ciudad. Tras la  recepción que le dispensa el Ayuntamiento, acompañado de la Nobleza, el Clero y el Campesinado, firman el documento que concede dicho privilegio ante el Alcalde  y como escenario, la puerta de la Casa Consistorial. Acto seguido, don Fernando y Doña Isabel, junto con su séquito, inician la visita a las  distintas dependencias del Mercado Medieval, donde son agasajados por los vecinos. Tras un día lleno de emociones, incluidas el buen comer y beber, sus majestades, algo aturdidas por la exaltación vivida, se retiran a descansar en las dependencias del castillo de la Atalaya, puesto que al día siguiente tienen que partir camino de Orihuela.




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